El Concejo Municipal aprobó un proyecto destinado a incluir la detección de metales pesados en los análisis de muestras tomadas, resaltando la preocupación por los vertidos industriales y los líquidos no tratados que afectan la calidad del agua
El arroyo Ludueña, durante años en el centro del debate debido a su creciente contaminación, vuelve a ocupar la agenda pública con la reciente aprobación de un decreto por parte del Concejo Municipal de Rosario. Este decreto surge como respuesta a una problemática que trasciende lo visible, reconociendo que la contaminación superficial observada en períodos lluviosos es solo la manifestación más evidente de un problema mucho más profundo y sistémico.
La reciente ampliación de criterios para el análisis de las aguas del arroyo Ludueña generó un renovado interés, donde se debate la posibilidad de convocar una audiencia pública para abordar exhaustivamente la situación del curso de agua. En este contexto, organizaciones ambientalistas, como el Taller Ecologista, hacen hincapié en la ampliación de estudios.
Sofía Naranjo, integrante del Taller Ecologista, enfatizó en diálogo con La Marca de la Almohada en la necesidad de llevar a cabo mediciones más complejas para comprender la magnitud de la contaminación en distintas zonas del arroyo Ludueña. En ese sentido señaló que la presencia de metales pesados y otros contaminantes, especialmente derivados de industrias cercanas, plantea serias amenazas para la biodiversidad del arroyo y su ecosistema circundante.
Con una extensión de 19 kilómetros y atravesando 11 localidades, el arroyo Ludueña se origina en el desagüe de campos y atraviesa áreas industriales y zonas recientemente urbanizadas. Esta diversidad de entornos lo convierte en receptor de una amplia gama de contaminantes, que van desde residuos visibles hasta elementos microscópicos que no son fácilmente detectables a simple vista.
La ordenanza municipal aprobada en la última sesión del Concejo establece la necesidad de ampliar los criterios de análisis del arroyo Ludueña, reconociendo la importancia de incorporar la detección de metales pesados como níquel, plomo, cromo, arsénico, cadmio y mercurio, así como de hidrocarburos totales y aromáticos. Estos contaminantes, con origen principalmente en la actividad industrial, representan una seria amenaza para la salud pública y el equilibrio ecológico del área.
Naranjo destacó la importancia de incluir en los análisis la detección de metales pesados y hidrocarburos, especialmente en áreas donde el arroyo atraviesa zonas industriales. Además, menciona la preocupación por la presencia de contaminantes provenientes del relleno sanitario Ricardone, donde se deposita basura de Rosario y sus alrededores.
Naranjo resaltó además la importancia de los informes trimestrales que la ordenanza contempla, “proporcionando una herramienta vital para monitorear el progreso de las medidas de mitigación y adaptación”. En ese sentido sostuvo: “Solo mediante una acción colectiva y coordinada será posible revertir el daño causado y garantizar la salud y sostenibilidad del arroyo Ludueña”.
La activista resaltó que esta ampliación de estudios es un paso fundamental para comprender la magnitud del problema y tomar medidas efectivas para mitigar la contaminación. Asimismo, subrayó la necesidad de ampliar los puntos de muestreo para obtener una visión más completa de la situación del arroyo Ludueña.