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Tiempos para recomponer la representación política y ser creativos en la protesta

Politóloga y comunicadora en redes sociales, Leyla Bechara describe los escenarios virtuales donde también se disputan los sentidos, universo que hasta ahora la derecha supo aprovechar y el campo nacional y popular despreció. En momentos en que se avecinan intensos avances sobre derechos y conquistas sociales, sostiene que hay que repensar lógicas y estrategias para no poner el cuerpo sin contenciones

Bechara contó que con su equipo hicieron un stream durante la asunción. Lo que percibió es que se trató de un discurso fuerte, de iniciación del relato, de lo que desde La Libertad Avanza van a tratar de anclar en clave histórica para poder sostener y legitimar el programa político y económico que en principio piensan poner en marcha.

Antes de que se anunciara y postergara varias veces la emisión del video grabado y regrabado con los anuncios del ministro de Economía, Luis Toto Caputo, la politóloga dialogó con el programa Apuntes y Resumen sobre los nuevos paisajes en los que ya se viene disputando la política y en los que tendrán que internarse los sectores progresistas haciendo un esfuerzo para repensar formas y pasos a dar.

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Los tiempos urgen, señalò Bechara, porque no está el “colchón” económico de 2015 para los anuncios del macrismo. “La mecha es más corta”, graficó, y el riesgo de violencia social y otra nueva defraudación del sistema político está en la puerta. Eso implica, señaló, un desafío para la oposición política y los movimientos sociales, que deberán contener y en el mejor de los casos conducir el descontento generalizado ante medidas que aplastarán el poder adquisitivo de las mayorías.

Para Bechara, el actual es un momento que requiere inventiva y originalidad para vehiculizar los reclamos, porque van a ser muchos los sectores afectados: trabajadores, beneficiarios de subsidios, entre otros, y todos con diferentes formas de representación política, de dinámicas de protestas.
Y además, en un marco anunciado por el oficialismo de intolerancia hacia las disidencias.

La politóloga evaluó que los cambios de métodos para las protestas no significan resignación. En ese sentido, recordó a las Madres de Plaza de Mayo, que inventaron las históricas rondas ante la prohibición de permanecer juntas en los espacios públicos y las órdenes de “circular”. No es denigrante imaginar otras maneras de expresar descontento o resistir políticas del oficialismo, insistió la entrevistada.

El momento es singular y frágil, enfatizó: de una profunda crisis de representación de los espacios políticos tradicionales y con el núcleo libertario que tampoco puede esgrimir como sólido el 55% de los votos obtenidos en la segunda vuelta electoral. Se suma un Estado que falló en responder a las demandas sociales y se transformó en blanco de los discursos libertarios.

Otros territorios, no excluyentes

La campaña fue muy larga y las redes sociales ocuparon un lugar central, porque son los espacios que más se comparten. Sobre todo en Amba, puntualizó Leyla, donde sobresale el consumo de contenido virtual durante los extensos viajes hacia y desde el trabajo o el estudio.

En ese contexto, señaló, los sectores nacionales y populares resignaron protagonismo en esos ámbitos.

Bechara trabaja en redes desde 2018 y con esa experiencia es un campo de disputa amplio, no sólo de política sino del sentido común, la agenda de qué cosas indignan, a cuáles responder, cuáles son los interlocutores admitidos o rechazados, y la inmersión en una burbuja de pensamientos similares.

Es un territorio, insistió, que no se tiene que abandonar porque forma parte de la vida cotidiana de la gente: todos tienen un celular y se informan y forman agenda por èl. La sensación, siguió, es que en internet, en las redes, se pueden encontrar respuesta fáciles a los problemas y las dudas, y por lo mismo se refracta la voluntad del debate, las luchas y la puesta del cuerpo en lo anterior.

Ese universo, insistió, es experimento y laboratorio para la gobernabilidad de la derecha en estos momentos: recursos y herramientas que permiten instalar sentido común. Seguirá ampliándose y todavía no mostró sus potencialidades.

Bechara cuestionó la idea de que hay dos “calles”: la real y la virtual. Para ella, están vinculadas.

Por todos esos elementos, repitió, se juegan las capacidades de interpretar el momento, organizarse y compartir pensamientos, sin aislarse, como parte de una estrategia de los sectores populares y sus representaciones políticas degradadas.

Es que los espacios institucionales donde se suponía que se condensaban las representaciones, interpretó, como los del trabajo, centros de estudiantes, partidos políticos, organizaciones sociales, sindicatos, están en cuestión. En parte por las transformaciones del mundo laboral. Y así, todo lo que ofreció contención y ya no.

Bechara llamó a la prudencia y la lucidez, porque hay que preservar los cuerpos repensando lógicas y estrategias para volver a congregar lo que está disperso y desprotegido.