La investigación conocida como “Panamá Papers” resonó en todo el mundo por la magnitud del trabajo periodístico y de las personalidades que aparecieron vinculadas. Detrás de la publicación aparece la labor de 370 periodistas, de 70 países, durante un año. Entrevista a la periodista santafesina Sol Lauría, participante del equipo de investigadores
* Por Alejandro Arnoletti
La filtración de información conocida como Panamá Papers salpicó a líderes políticos de todo el mundo, entre ellos, el presidente argentino Mauricio Macri. También aparecen mencionados empresarios, compañías y deportistas. Todos, con la propiedad o formando parte del directorio de empresas off-shores, radicadas en paraísos fiscales. El objetivo de su constitución es cuanto menos reprochable desde lo ético ya que si bien puede no constituir un delito en sí mismo, se puede discutir la decisión de transferir el dinero a otros Estados para evitar impuestos, guardar el secreto en la propiedad o en otros casos, lavar activos.
El trabajo de investigación fue llevado adelante por el diario Süddeutsche Zeitung, junto al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés). Un equipo de 370 periodistas, de 70 países, trabajó durante un año con un volumen informativo de 11 millones y medio de documentos, 46 veces superior al de Wikileaks.
Además del equipo argentino, que se encargó de trabajar la “pata local” de este caso, hay una compatriota radicada en el país centroamericano que investigó los casos colombiano y panameño. María Sol Lauría es una periodista santafesina que desde 2011 trabaja en el periódico La Estrella de aquel país. Previamente hizo lo propio en El Litoral, de la capital de la provincia, y se perfeccionó en España gracias a una beca del Programa Balboa. Desde 2014 colabora con la plataforma periodística para las Américas “Connectas”, a través de la cual fue llamada para este resonante caso mundial.
La fecha para la detonación de la “bomba” fue el 3 de abril, tras dos postergaciones; una en noviembre de 2015 y la otra, en marzo. A pesar de las clásicas elucubraciones argentinas, lejos estuvo la elección presidencial que designó a Mauricio Macri como jefe de Estado como motivo para la demora en la publicación. “Ni la investigación de un año 370 periodistas de 70 países pudo torcer la tendencia argentina de sentir que somos el centro del mundo”, afirmó Lauría, en una entrevista al portal web de Radio UNR. En octubre los periodistas pudieron acceder a una segunda carga de información, por lo que todo el trabajo realizado desde mitad de año tuvo que volver a ser revisado: “Fue como volver a actualizar e ingresar los nombres para ver si alguno aparecía. La publicación que estaba establecida originalmente para noviembre, no le daba tiempo a todos los periodistas que estaban participando de volver a actualizar toda la data y cargarla para hacer las cosas”, aseguró la periodista santafesina.
¿Por qué “Panamá Papers”?
El nombre de “Panamá Papers” no es antojadizo ni tampoco una campaña difamatoria contra el país centroamericano, sino que fue elegido a raíz de la presencia de la sede central del estudio de abogados Mossack Fonseca. El principal nodo de esta maraña de empresas off-shores, paraísos fiscales y empresarios no es el más importante del lugar en su rubro, pero sí su expansión global la pone entre las principales del mundo. Tampoco es casual que el núcleo del escándalo esté allí, ya que “siempre fue un lugar de mucho encuentro y negociaciones, desde los inicios de la constitución del país. Entonces el hecho de que haya firmas de abogados con conexión global a nadie le llama demasiado la atención”. “Yo digo que hay tres temas que los panameños no hablan: el canal; el sistema financiero y el sistema de sociedades anónimas y la madre. Hay un respeto total por estas tres cosas y en el periodismo mucho no se discute, a menos que sea noticia afuera”, contó Lauría. “Panamá es muchísimas más cosas que Mossack Fonseca y tiene un montón de cosas bonitas, alegres y solidarias como gente encantadora, playas para el infarto, carnaval, salsa y calypso”, resaltó.
Tampoco son casuales los bajos montos a desembolsar para acceder a un negocio de este tipo. Según reveló, los pagos en el Registro Público tienen un costo de 350 dólares; luego para la apertura de una cuenta bancaria a nombre de la sociedad se necesitan 1250 dólares; servicios legales por diez horas al mes, por 1700 dólares; una residencia o permiso para trabajar en el país, otros 2250 dólares y una sociedad BVI (Islas Vírgenes Británicas, en inglés); por otros 910 dólares más 400 de la moneda estadounidense, por mantenimiento.
Los estudios de abogados son los principales beneficiarios de la configuración panameña. Según datos del Banco Mundial, el PBI es de 46,21 mil millones, para una población de 3,868 millones. En función a datos de la CEPAL, la tasa impositiva es del 19 por ciento, muy baja en comparación a países como Brasil o Argentina (36 y 31 por ciento, respectivamente). Asimismo un alto valor en el índice de Gini marca las diferencias entre el sector más rico y el más humilde: 51,7 puntos. “Es muy desigual; hay mucha plata, hay Ferraris en la calle, pero hay una infraestructura pública pésima. La educación pública es muy mala, los caminos son malos, la gente de clase media-baja sufre mucho, hacen largas horas para llegar al trabajo desde las afueras y la ciudad es muy cara”, aseguró Lauría.
En este marco no es de extrañar que haya más de 50 mil prestanombres, donde algunos de ellos figuran como directivos en más de 10 mil empresas. A pesar de ello, viven en los barrios más humildes de Panamá. El record es de Adelina Mercedes Chavarría de Estribi, directora de 27.250 compañías. “Es la forma que tienen para vivir”, reflexionó la periodista santafesina. En el otro margen, los estudios de abogados son el poder reinante: “Tienen empresas, negocios y es muy chico Panamá. Entonces la elite panameña es ínfima y maneja mucho en todo. Tienen medios e influencias en medios; entonces claramente tienen mucho poder”, enumeró.
Este grupo de abogados panameños infieren un supuesto ataque al país porque “desde la crisis del 2008 de Estados Unidos, Panamá comenzó a crecer como destino del sistema financiero y Estados Unidos no tanto”, contó Lauría y agregó que “como hay un tema de competencia, donde están tocando intereses de EE.UU. y europeos, creen que por eso lo atacan”. En ese sentido, el PBI de la nación centroamericana efectivamente aumentó. Fue un 3,2 por ciento en 2009; un 7,6 por ciento en 2010, un 10,6 por ciento en 2011; un 10,5 por ciento en 2012; un 7,9 por ciento en 2013 y un 7,3 por ciento en 2014.
Para la periodista radicada allí la derivación ideal de Panamá Papers sería “que hubiese una repercusión en organismos internacionales como la ONU o algún otro para que se discuta el sistema financiero munidal; que no quede en una cuestión de denuncias puntales y no quede en un escándalo por determinados nombres”. Por lo pronto, desde la ICIJ se seguirá publicando hasta tanto haya información y en mayo, se conocerá un listado más detallado con más nombres relevantes.
Para conocer el trabajo de investigación, la realidad panameña y cómo seguirá este trabajo, el portal de Radio UNR entrevistó a la periodista santafesina radicada en aquel país, María Sol Lauría.
En 2011 fuiste a Panamá. ¿Con qué realidad te encontraste allá?
Es como un país centroamericano con más edificios, playas muy lindas. Un país muy rico, con muy poca gente pero sin embargo es muy desigual. Hay mucha plata, hay Ferraris en la calle, pero hay una infraestructura pública pésima. La educación pública es muy mala, los caminos son malos, la gente de clase media-baja sufre mucho, hacen largas horas para llegar al trabajo desde las afueras y la ciudad es muy cara. Panamá es muchísimas más cosas que Mossack Fonseca y tiene un montón de cosas bonitas, alegres y solidarias como gente encantadora, playas para el infarto, carnaval, salsa y calypso.
¿Cuál es el peso de los estudios de abogados sobre el Estado y el periodismo? ¿Por qué hay cuatro abogados por médico?
Es el poder también. No se puede dividir una cosa de otra. Son los mismos estudios los que pasan a la política para tratar temas con los que negocian en el ámbito privado. A quién defendés, al interés público o el de tu sector. Tienen mucha capacidad de lobby y de influencias porque son parte del poder. Entonces es muy complicado. Tienen empresas, negocios y es muy chico Panamá. Entonces la elite panameña es ínfima y maneja mucho en todo. Tienen medios e influencias en medios; entonces claramente tienen mucho poder.
¿Por qué hay gente que presta su nombre si no tiene ganancias?
Porque es la forma que tienen para vivir. Y como acá no son muy de quejarse o de recurrir a métodos de movilización, lo toman como su cotidianeidad. No hay demasiada conciencia pero está cambiando en los últimos tiempos porque hay una minoría que es intensa, que ha ido presionando más. Pero hay cosas que hay que mejorar, sin dudas.
¿Cuánto influyen estas empresas en el PBI de Panamá?
No se puede medir porque no es algo que esté blanquedo. No puede ser contabilizado pero sí hay estimaciones.
¿Eran conscientes de la magnitud de lo que estaban haciendo?
En el año en que estás trabajando sabés que es algo importante pero estás más preocupado por chequear los datos y encontrar algo y resguardar tus notas de posibles planteos judiciales, que de lo que va a generar. No pensé que iba a haber semejante boom pero sí que tuviese una repercusión grande.
¿Cómo fue la mecánica de trabajo?
Nos dieron usuarios y contraseñas de una plataforma y allí fuimos compartiendo los hallazgos. Era como una red social de rastreadores donde cada uno iba publicando lo que encontraba, y colaboraba con periodistas de otros países si obtenía información de interés. Teníamos un un compromiso de confidencialidad absoluto; investigamos sólo desde nuestras casas y no en los lugares de trabajo. E incluso teníamos un código de seguridad para el celular, que se actualiza por minuto. No podíamos hablar con nadie absolutamente del tema por un año. Cuando se publicó me empezaron a mandar mensajes de WhatsApp preguntándome si había visto todo lo que se decía de Panamá, cuando estaba desde hacía un año con esto. No se podía hablar.
Según las repercusiones que llegaron a la Argentina, a los panameños no les gustó el nombre elegido. ¿Cuál fue la reacción?
La reacción fue muy emocional y muy nacionalista. Fue en defensa del país y hubo una campaña en redes sociales con el hash #PanamáPapers. Los panameños se ponían a contar cosas buenas del país. Obviamente que tiene un montón de cosas buenísimas. Históricamente Panamá nació como un país global y globalizado, con mucha conexión con el mundo e incluso la independencia de Colombia la tiene con el proyecto del canal. Hoy une 144 rutas marítimas, pero viene desde mucho antes de eso. Acá se juntaban los mayas con los incas para negociar determinadas cuestiones. Portobello fue uno de los principales puertos en la era de la colonia; Vasco Núñez de Balboa, que fue un conquistador español, descubrió el mar del sur y el paso entre los dos océanos. Siempre fue un lugar de mucho encuentro y mucha negociación e intercambio, desde los inicios de la constitución del país. Entonces el hecho de que haya firmas de abogados con conexión global a nadie le llama demasiado la atención. Por otro lado no hay demasiados conocimientos sobre lo que estas firmas promueven o ayudan a hacer, porque hay temas que en Panamá no se discuten. Yo digo que hay tres temas que los panameños no hablan: el canal; el sistema financiero y el de sociedades anónimas y la madre. Hay un respeto total por estas tres cosas y en el periodismo mucho no se discute, a menos que sea noticia afuera. Cuando surge un caso como el Lava Jato en Brasil repercute porque el fiscal del caso estaba investigando a Mossack Fonseca y ahí sí lo toma la prensa y lo publica. Pero no es una discusión que en los medios se genere. No se habla de forma negativa ni del canal ni del sistema. Cuando salta todo esto el panameño se ve sorprendido porque no lo vienen preparando con un relato previo y segundo reacciona emocionalmente y defendiendo al país porque se ve afectado por el nombre que se eligió. Por qué se pone Panamá Papers si estás hablando de distintos países y paraísos fiscales que hay en todo el mundo y de cómo se evadió y se lavó dinero a través de un montón de países y no sólo Panamá. Este país es muchísimas más cosas que Mossack Fonseca y tiene un montón de cosas bonitas y alegres y solidarias. Siempre hay un recurso para identificar la situación, que pegue, un montón de cosas y el ICIJ eligió que sea ése.
¿Saben quién produjo la filtración? ¿Salió del propio Mossack Fonseca?
No tenemos idea quién filtró la información. Va a ser como Watergate, que no sabemos cuándo nos enteraremos quién fue la garganta profunda. Los dos periodistas que recibieron el dato dicen no saber quién es la fuente, sólo saben que se comunicaron vía e-mail. Declararon eso.
Cierto sector del periodismo se quejó de que no hay denunciados de Estados Unidos, Israel y Alemania. ¿Esto es así? ¿Intervino la CIA?
Sí aparecieron, pero igual son exagentes de CIA y espías. Se denuncia gente de esos países. No busqué pero Estados Unidos tiene su propio paraíso y su propio sistema para eso. No sé si preferirán otro destino; si Panamá o si no lo quieren hacer a través de Mossack Fonseca. Pero no quiere decir que no laven, igual no son tantos comparados con otros.
¿Cuál fue la respuesta de los involucrados cuando le comunicaron esto previo a la publicación?
Cada medio decidió cuándo hacerlo y de qué manera. Pero la ICIJ lo hizo y se comunicó con todos los que estaban nombrando. Nosotros también lo hicimos. En marzo enviamos un cuestionario y le avisamos a todas las personas mencionadas en la investigación, con una serie de preguntas para que puediesen responder, junto a un tiempo de espera. Aclaramos que era una investigación global, que estaba relacionada a las empresas off-shore en las que estaba involucrado y le enviábamos unas preguntas. La determinación de los medios sobre el cómo y cuándo porque varió porque hay lugares en que tenés más riesgos, hay países más complicados u otros más previsibles o tranquilos. Lo bueno de esta investigación es que, al ser global, al tener una asociación como ICIJ atrás y al salir periodistas de 70 países, no estamos tan solos y es distinta la presión. Acá uno podía tomarse todo ese tiempo porque sí o sí iba a salir la investigación. No se podía tapar, ni tampoco haber presiones como en otro caso.
¿Hubo repercusiones en Panamá acerca del caso de Mauricio Macri?
Todos los líderes tuvieron más repercusión a nivel internacional y en Panamá también. Periodísticamente es más interesante que esté un presidente en ejercicio o como los casos de Cameron, Putin o el de Islandia. Esto tiene mucha más repercusión que a lo mejor otro tipo de personaje público. Era evidente que iba a tener resonar el caso de Messi, que ya lo contestó, o el de Macri, que es el presidente actual. Y sí, la tuvo.
En Argentina por la postergación de la publicación, ya que la fecha original coincidía con las elecciones. ¿370 periodistas de todo el mundo van a estar pendientes de lo que pase en un país?
La mirada argentina sobre noticias que afectan al país siempre es argentinocéntrica. Ni la investigación de un año de 370 periodistas, de 70 países, pudo torcer la tendencia argentina de sentir que somos el centro del mundo. La elección de la fecha no tuvo que ver con Argentina, sino que la filtración le llega a los dos periodistas alemanes por esta fuente en abril del año pasado. Ahí entra el ICIJ, llama a la red de socios de todas partes y empieza a cargar la información, que eran 11 millones y medio de documentos, 46 veces más que en Wikileaks. En junio empezamos a investigar y en octubre se terminó de cargar una segunda tanda. Por ejemplo yo, que estaba rastreando personas en Panamá, tuve que volver a buscarlas para poder ver que había empresas que en lo que había rastreado no me habían saltado y ahora sí. Fue como volver a actualizar e ingresar los nombres para ver si alguno aparecía. La publicación que estaba establecida originalmente para noviembre, no daba tiempo a todos los periodistas que estaban participando de volver a actualizar toda la data y cargarla para hacer las tareas. Más que en general es muy raro que todos los periodistas estén abocados además a otras cosas. Ahí se definió en un principio marzo y luego se determinó el 3 de abril para la publicación mundial. La elección de Argentina no tuvo nada que ver.
Entre los colombiados señalados, que es la parte que te toca de la investigación, aparecen nombres importantes de las negociaciones del país. ¿Cuánto puede influir esto?
En el caso panameño-colombiano hay abogados y socios de firmas que integran el equipo de negociación que representa al Gobierno ante organismos internaciones, en temas de transparencia financiera y tributaria, como el GAFI o la OCDE. Además negocian con Colombia porque el país declaró a Panamá como paraíso fiscal en el 2014 y vienen negociando desde entonces en un tratado para el intercambio de información. El mayor representante del gobierno panameño en esto es Gian Castillero y aparece en las filtraciones con 93 empresas y es socio de una firma privada de abogados, que se llama Arias. Lo que se ve acá es que el mismo Fonseca, que era ministro consejero del presidente está en convivencia con los abogados que defienden a Panamá como un destino off-shore y que promueven ese perfil de país. Además es el poder político porque son los mismos que interceden por Panamá ante organismos vinculados al tema. Es como un dato llamativo del caso.
En las derivaciones del caso, se conoció una disputa entre Mossack Fonseca y Paul Singer, uno de los dueños de los fondos buitres en litigio con Argentina. Incluso se difundió en una nota anterior a Panamá Papers que Singer le habría pagado a Jorge Lanata para que encuentre off-shores de Cristina Fernández. ¿Qué hay de cierto en esto?
Fue a raíz de las denuncias en Brasil sobre el Lava Jato. Cuando empiezan a surgir los casos y la fiscalía brasileña empieza a pedir información en Panamá, Fonseca se toma licencia de su cargo de ministro consejero y de presidente del partido de gobierno. Ahí da un par de notas a algunos medios, entre ellos a Nicanor Alvarado de La Estrella. Allí dijo que era toda una campaña internacional montada por Singer, porque tiene un conflicto con él y le va a hacer un juicio. Y que Singer fue el que le pagó a Lanata para venir a Panamá. Es una pelea con Singer y una campaña internacional de la OCDE con Panamá porque, según el argumento de muchos abogados de acá, desde la crisis del 2008 de EE.UU., el país comenzó a crecer como destino del sistema financiero y EE.UU. no tanto. “Como hay un tema de competencia, donde están tocando intereses de EE.UU. y europeos, creen que por eso lo atacan. Lo cierto es que hay un sistema financiero global y mundial que permite esto; que hay gente que lo usa lícitamente pero también hay otra que aprovecha el secreto para esconder su dinero. Es un recurso al que apela mucha gente para fines non santos. Evadir impuestos hace que ingrese menos recursos al Estado y afecta a la vida cotidiana de ciudadanos en transporte, salud, educación, etc. Esto genera más pobreza y más desigualdad. Los que más evaden son los más ricos y cada vez hay más desigualdad en el mundo.
La ICIJ participó de los Swiss Leaks. ¿Habrá publicaciones de datos en la web como en ese caso?
Se publicó la lista de personas conocidas. A partir de mayo, se darán los nombres de personas conocidas o con relevancia pública que aparezcan por país. Es un listado, no la información completa.
Se tornó en una moda el rastreo de empresas off-shores a través de dos webs como Panadata y Open Corporates. ¿La aparición en algunos de esos sitios lleva a la aparición en Panama Papers? Por ejemplo, la empresa Kagemusha de los Macri no apareció en la investigación de la ICIJ.
Son dos informaciones distintas pero si en Panamá Papers hay alguno que no aparece en Panadata o en Open Corporates es porque lo que hacen es rastrillar la información del registro público de Panamá, scrapeo, como chupar los datos que son públicos. En cambio en Panamá Papers hay datos de los accionistas, que es el beneficiario final de la compañía, y en Panadata y Open Corporates aparecen los directores y el agente residente. Por ahí si hay un caso de un presidente de un país que tiene una empresa off-shore en Panamá, que no aparece en Panadata es porque el nombre del accionista hasta este año la nación es al portador, o sea, el nombre del accionista no es el nombre público y tenía directores nominales. Es como gente que figura públicamente, que figura en otras miles de empresas, que trabaja generalmente para el estudio de abogados, que son los directores. La información de Panamá Papers es solamente de Mossack Fonseca, es una sola firma de abogados. La segunda empresa de Macri, que apareció por Open Corporates, estaba abierta con Sucre, que es otro estudio de abogados. Entonces por eso no saltó en Panamá Papers. Los nombres que no saltan ahí y sí en las otras webs es porque lo hicieron con otro equipo de abogados. Está buenísimo que ese tipo de webs se popularice porque implica mayor fiscalización ciudadana sobre los personajes públicos. Si esto es un efecto de Panamá Papers, es buenísimo.
¿Qué se espera en el tiempo?
Lo ideal sería que hubiese una repercusión en organismos internacionales como la ONU o algún otro para que se discuta el sistema financiero mundial, que no quede en una cuestión de denuncias puntales y no quede en un escándalo por determinados nombres. Sino que no sirva a una discusión más de fondo para que haya un sistema que no permita que esto pase. El marco adecuado sería la ONU porque están todos los países en igualdad de condiciones con el mismo voto. En cambio, la OCDE son las 34 potencias más poderosas diciéndoles a otras. Aunque lentamente se vaya avanzando a un sistema más transparente, es una comunidad de naciones, con un sistema global. Se necesita el aporte de todos. Por ejemplo, si Panamá se baja, siguen Delaware, siguen Bahamas o Gran Bretaña. La ONU es el ámbito mundial.
¿Y desde la ICIJ?
Se seguirá publicando hasta tanto haya y en mayo, el listado. Creo que lo más bomba ya se publicó porque cada país fue revelando lo más resonante y lo de mayor impacto. Pero esta información sigue ahí y en base a esto en cinco años puede aparecer otra cosa; alguien que ahora no es conocido, dentro de un año lo buscás y hay otro dato. Siempre puede aparecer algo.