Fue en una jornada histórica que tuvo lugar en el marco del juicio por delitos perpetrados en las brigadas del sur del Conurbano de la provincia de Buenos Aires, conocida como causa “Brigadas”. Por primera vez en la historia, un juicio de lesa humanidad se enfocó en la declaración de cinco mujeres trans y travestis víctimas de la dictadura en el Pozo de Banfield
Sobrevivientes trans y travestis declararon ante la Justicia como víctimas del Terrorismo de Estado, en una jornada histórica que tuvo lugar en el marco del juicio por delitos perpetrados en las brigadas del sur del Conurbano de la provincia de Buenos Aires, conocida como causa “Brigadas”. Por primera vez en la historia, un juicio de lesa humanidad se enfocó en la declaración de cinco mujeres trans y travestis víctimas de la dictadura en el Pozo de Banfield.
Las víctimas, Carla Fabiana Gutiérrez, Paola Leonor Alagastino, Julieta Alejandra González, Analía Velázquez y Marcela Viegas Pedro, brindaron su testimonio ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata, contando los abusos, violaciones y diversos tipos de violencia sexual y psicológica que sufrieron durante su privación de libertad en el centro clandestino Pozo de Banfield. Además, participó como testigo experta la activista Marlene Wayar.
En el mismo juicio, ya había declarado Valeria del Mar Ramírez, la primera mujer trans que se convirtió en querellante en esta misma causa. Los acusados son Jaime Smart, Jorge Antonio Bergés, Roberto Balmaceda, Alberto Candioti, Carlos María Romero Pavón, Juan Miguel Wolk, Héctor Di Pasquale y Luis Horacio Castillo.
Las víctimas dejaron en claro que su declaración es también una forma de lograr Memoria, Verdad y Justicia para todas aquellas que quedaron en el camino y murieron a edades tempranas a causa de la violencia estructural, que continuó bajo otras formas pasada la dictadura cívico militar.
Marcela Viegas, quien fue detenida y desaparecida entre fines de 1978 y principios de 1979, relató su experiencia en manos de las fuerzas represivas durante la última dictadura militar en Argentina. Destacó la importancia de poder contar su historia y ser escuchada en el escenario judicial desde otro enfoque. Viegas sufrió 17 días de tortura y quedó con secuelas que la obligan a estar medicada de por vida. Si bien se siente libre y más relajada al poder contar su experiencia, destacó que estas son heridas que no cierran y que la reparación económica no alcanza para sanarlas.
Según sus palabras, tuvo que ir a trabajar a Camino de Cintura debido a la persecución que sufría en Rosario. Una amiga que colaboraba con la policía le ofreció trabajo en un lugar en la ruta donde había varias fábricas. Sin embargo, todas las noches debía pagar un canon al patrullero y hacer favores sexuales.
Una noche, cuando fue detenida, decidió acceder a hacer el favor sexual esperando que la dejaran en paz. Pero fue sometida a una brutal tortura que incluyó la colocación de bolsas de cebolla en su cabeza, su entrega a otras personas y su encarcelamiento en una celda.
A partir de ese momento, comenzó un calvario que se repetía diariamente. Marcela era sacada de su celda y llevada a un lugar desconocido donde era sometida a torturas que incluían descargas eléctricas y violaciones. Los represores buscaban que revelara información sobre los nombres y domicilios de los chicos con los que había tenido relaciones sexuales, pero ella no conocía esa información.
En una declaración ante la fiscal auxiliar Oberlin, Marcela Veigas recordó especialmente la imagen de un morocho de cejas gruesas que la había torturado y violado en numerosas ocasiones. También mencionó que quedó con secuelas de las reiteradas empaladas que sufrió durante su detención. Tuvo que recibir tratamiento médico y tomar medicamentos para tratar las lesiones.
A pesar de todo esto, Marcela logró sobrevivir gracias a la ayuda de su amiga Gina Vivanco, quien ya no está con ella. En su declaración Marcela también habló de la difícil situación que enfrentan las personas trans en Argentina, donde la prostitución son penalizadas y donde el acceso al empleo y a otros recursos es limitado debido a la discriminación.