La Tertulia de Viernes convocó a exponer sensaciones y lecturas del decálogo sin precisiones que anunció el ministro de Economía. El neoliberalismo como nuevo paradigma hegemónico: el capitalismo sin Estado. Qué falló, cómo se llegó a este punto de inflexión
En el estudio de Radio Universidad de Rosario estuvieron Estefanía Salvucci (Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina), Pablo Pailolle (productor agropecuario, director del Distrito VI de la Federación Agraria Argentina), Celina Calore (economista, integrante del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz-Ceso) y Orlando Toto Verna (comunicador social, magister en Ciencia de la Información y docente de la UNR).
Las medidas que, tras varias postergaciones de horario y una regrabación, anunció Caputo el martes fueron “escuetas pero con fuerte impacto, aun cuando no dan indicio de un plan económico“, señaló Celina Calore. Con un efecto concreto e inmediato, agregó: la devaluación “brutal” del 120% que golpea el bolsillo de las familias.
La economista recalcó que lanzar esa decena de medidas sin un horizonte contenedor que le de un mínimo de sentido y previsibilidad genera incertidumbre. Que no se disiparon con las aclaraciones que desde el oficialismo se desgranaron después.
Orlando Verna bromeó con su edad para recordar que algo similar sucedió en la década de los 90, con el menemismo. “La incertidumbre es el inicio”, señaló. Y ya desde la óptica de la comunicación, marcó como un fenómeno interesante lo que interpretó como un cambio de paradigma. Se trata de la irrupción del neoliberalismo como nuevo discurso hegemónico. El desafío, siguió, es analizar cómo sucedió, cómo se llegó a este punto de inflexión. Y en ese punto, deslizó que hay un problema de educación para poner la lupa. Al respecto, citó a otro periodista para proponer “empezar de cero” en el plano educativo. Porque, abundó, algo falló para que se desactivara el consenso en torno a un discurso que jerarquizaba la solidaridad, la diversidad, proponía relaciones sociales más allá de las que impone el mercado. Los educadores, cerró, algo deben tener que decir.
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Pailolle coincidió en que el tiempo que se abre con el nuevo Gobierno nacional le genera “angustia”. Tanto en lo personal como en el contexto y en su actividad ligada a lo rural. Resumió sensaciones al señalar que los anuncios generan “incertidumbre sobre las consecuencias, pero certezas sobre el rumbo“.
Con Estefanía Salvucci se introdujo en la conversación uno de los puntos del decálogo de Caputo: el anuncio del corte –luego matizado– de la pauta oficial de Nación para los medios de comunicación, un universo heterogéneo que comprende los monopolios informativos y las pequeñas publicaciones o portales, con las consecuentes diferencias de daños.
Recordó que Arecia, la comunidad de medios alternativos que integra, nuclea más de 70 publicaciones de todo el país, varias de ellas de Rosario. El recorte de la pauta no impacta a todos los medios por igual, insistió, además sobre mecanismos que siempre fueron poco transparentes. Arriesgó que en esa voluntad oficial asoma un problema de inconstitucionalidad, entre otras cosas, porque atenta contra la transparencia de los actos de gobierno.
La medida profundiza, dijo, inequidades ya existentes. Como ejemplo, citó que los grandes medios son los que desde hace muchos años concentran el mayor porcentaje de la pauta oficial. Y mencionó el caso del grupo Clarín, que en 2022 recibió el 8% del total, y así y todo eso le representó apenas el 4% de sus ingresos declarados.
Como contrapartida, los medios comunitarios reciben un porcentaje muy pequeño, todo complicado porque no hay una ley que regule la distribución de los montos. Sobre el particular, Salvucci mencionó que desde Rosario se elaboraron proyectos para reducir la discrecionalidad, tanto de alcance provincial como nacional. Pero ninguno avanzó.
Los medios pequeños no se sotienen sólo con la pauta oficial, aclaró Salvucci, porque de lo contrario no podrían existir. Además, la mayoría no tiene fines de lucro. Sin embargo, el efecto negativo del corte de la pauta, en principio por un año, los afecta en su posibilidad de generar trabajo digno, con remuneraciones.
Verna terció en el asunto para señalar que la distribución de la pauta, desde la lente de la comunicación, también atravesó cambios profundos de paradigma en función de las transformaciones de los consumos informativos y los circuitos comunicativos. La circulación de mensajes corre por otras plataformas, redondeó: ya no es la televisión la de mayor incidencia en la agenda pública.
Ya ampliando la mirada sobre los anuncios, agregó que el actual oficialismo, en su lógica libertaria y neoliberal, habla de todas las variables menos la del salario. Y evaluó que el rumbo va hacia un aumento del desempleo, y por lo tanto más pobreza.
De todos modos, aclaró que el neoliberalismo que comenzó a imponerse durante la década de 1980 es diferente al liberalismo, porque postula un Estado mínimo, sin las intervenciones que apuntaban aún desde la visión conservadora a reponer algo de las inequidades que el “mercado” no atiende. Lo que asoma, con las declaraciones y medidas del Gobierno de Javier Milei, dijo, es un ejército de desocupados que ejercerá presión sobre las negociaciones salariales.
En la conversación también se aludió a otras de las caracterizaciones con las que el propio fundador de La Libertad Avanza se identifica: el anarcocapitalismo. Es un capitalismo sin Estado, una concepción que ya se vivió en el país como proyecto de modelo, pero nunca con la intensidad con la que se presenta en este momento.
Pailolle aprovechó para marcar algunas de las varias contradicciones del discurso libertario: un Estado ausente y presente, dependiendo de los aspectos económicos y sociales de que se trate. En el primer caso, corriéndose de la protección de los más débiles, por ejemplo en la mediación de las negociaciones salariales. Donde interviene, por el contrario, es con el protocolo antipiquetes formulado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para reprimir las protestas sociales. O para estatizar deudas privadas mediante la emisión de un bono con respaldo público.
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