A partir de sus investigaciones de ciencia básica, una startup con base en Rosario prueba un método que emula los diferentes ambientes por los que pasan los espermatozoides a través del tracto reproductivo femenino. Y así aumenta el número y la calidad de embriones para luego ser implantados. Las pruebas piloto son exitosas
Un dato: el espermatozoide recién eyaculado tiene una muy baja capacidad fértil. La adquiere a medida que avanza desde la vagina hasta las trompas gracias a una preparación que le dan las características de los entornos femeninos que atraviesa. La recreación de esas etapas, en el mismo orden y en laboratorio, es la base de un innovador procedimiento llamado HiperSperm que permite mejorar sensiblemente la tasa de éxito de las técnicas de reproducción asistida utilizadas en la actualidad. Está en etapa de pruebas pilotos con parejas voluntarias, pero con excelentes resultados.
El desarrollo es de la startup Fecundis, una empresa de base tecnológica del Conicet con sede en Rosario y en Barcelona, España. Uno de sus fundadores es Darío Krapf, integrante del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), quien explicó el procedimiento y sus potencialidades en diálogo con el programa ABC. Los otros protagonistas del logro son Mariano Buffone, vicedirector del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme) y Rita Vassena, experta en medicina reproductiva.
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“La fecundación humana y de cualquier animal es mucho más eficiente que su recreación en un tubo de ensayo. Por eso hay muchas parejas que se someten hasta cinco intentos antes de conseguir un embarazo“, señala Krapf respecto de las frustraciones de las parejas con problemas de fertilidad que recurren a esas técnicas. A nivel global, señala, Allí apunta el método.
Es un procedimiento que mejora el funcionamiento de los espermatozoides, con lo que se optimiza y mejora la eficiencia de todas las técnicas de fertilización asistida conocidas.
¿Cómo llegaron a eso? Krapf enfatiza que fue a partir de las investigaciones en ciencia básica que realizan en Fecundis, sobre los eventos moleculares por los cuales un espermatozoide adquiere capacidad fértil. “Todo ese volumen de conocimiento adquirido se volcó al método (HyperSperm), que consiste en manipular el medio”, resume. Aclara que no hay manipulación genética de por medio. Se trata de copiar lo que la naturaleza hace bien.
“Lo que descubrimos es que mejorando el funcionamiento del espermatozoide, a partir de recrear lo que le sucede en el tracto reproductivo femenino, se generan muchos más embriones y de mejor calidad. Y de esta forma, el médico (del laboratorio de reproducción asistida) puede intentar transferencias sucesivas al útero para lograr la implantación y llegar a un embarazo a término”, explica.
Cuál es el proceso que el método “copia” fuera del cuerpo. El investigador del IBR explica que apenas es eyaculado, el espermatozoide no tiene capacidad de fecundar un ovocito. La va adquiriendo a través de una preparación que se da a medida que avanza desde la vagina hasta el útero y las trompas de Falopio. Y ello gracias a las diferentes características del entorno químico de esos ambientes por los que transita: cada uno lo prepara para el siguiente. Un “aprendizaje” que aumenta la probabilidad de èxito de la fecundación, y que no es reversible. Lo ejemplifica: “Si saco un espermatozoide que ha llegado a la trompa y lo deposito en la vagina, difícilmente repita el recorrido. Porque fue cambiando a lo largo del recorrido, estimulado por los diferentes medios”.
Entonces, lo que el procedimiento hace, es manipular secuencialmente el medio en el que el espermatozoide es tratado en laboratorio para un tratamiento, copiando en el mismo orden los entornos que recorre en el cuerpo femenino.
Cómo mejoran las técnicas
Las técnicas de reproducción asistida consiguieron generar en laboratorio un medio de cultivo que le aporta al espermatozoide una capacidad reproductiva que no tiene cuando es recolectado mediante, por ejemplo, la masturbación. Pero no logran equiparar la efectividad que consigue al atravesar el tracto reproductivo de la mujer, y por eso los resultados son pobres.
“En medicina, se habla de probabilidad y tasa de eficiencia. No hay garantía total. La clínica reproductiva, a escala global, requiere en promedio tres ciclos para llevar a término un embarazo, es decir que nazca un bebé“, repasa el investigador. Y apunta al desarrollo: “Lo que pretendemos es bajar a la mitad ese número estadístico“.
Hay un doble beneficio con HyperSperm, abunda: “La nueva técnica permite mejorar sensiblemente eso pero, además, con mayor probabilidad de generar embriones de mejor calidad“. Por calidad, señala, se refiere a las características morfométricas que favorecen la implantación en el útero. Lo mismo pasa con la funcionalidad que el procedimiento potencia en el espermatozoide porque, enfatiza Krapf, “no es un mero delivery de ADN, juega un papel fundamental en el desarrollo de un buen embrión”.
El método está patentado y en etapa de prueba. Krapf insiste en que los resultados son muy alentadores y que están motivados por ello, pero no quieren exacerbar expectativas porque conocen las cargas emocionales y hasta físicas a las que están sometidas las parejas que acuden a los mismos por, precisamente, los fallos que tienen los métodos y que HyperSperm pretende minimizar.
“Queda un camino de dos a dos años y medio para, luego de concluir la fase experimental y regulatoria, esté disponible en clínicas para una utilización masiva”, refiere el integrante de la startup Fecundis. Es un horizonte razonable para un problema extendido. La Organización Mundial de la Salud indica que alrededor del 17,5% de la población adulta –aproximadamente una de cada 6 personas— experimenta infertilidad.
Buenas noticias
En una clìnica de la Ciudad de Buenos Aires –Invitro– ya nació, sin ninguna complicación, un bebé nacido con el espermatozoide tratado con el método HyperSperm. Es parte de una primera prueba piloto con 10 parejas en base a óvulos obtenidos por ovodonaciòn. Y comenzó una segunda con 40 parejas, esta vez con la muestra donada por sus propios integrantes. El proceso está protocolizado, y a medida que se cumplen etapas, se va incorporando diversidad de condiciones para ampliar el universo de pruebas.