Se trata del hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho. “Sos un triunfo de nuestra democracia”, celebró la organización de derechos humanos. En la conferencia estuvieron su padre y uno de sus hermanos
Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la recuperación de la identidad del nieto 133. “Bienvenido, querido nieto. Sos un triunfo de nuestra democracia”, reza el final de un comunicado en el que se presentó la historia del hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, nieto de Nélida Navajas, apropiado por la dictadura.
“Es una victoria de la democracia y una derrota de la dictadura, porque ellos nos querían quitar a los hijos”, aseguró Julio, su padre. “Hace cuatro o cinco años sabía que quienes decían ser sus padres no lo eran. Pero no tenía idea, no sabía por dónde empezar. Lo agarró la pandemia. El hizo todo lo posible por recuperar su identidad”, destacó.
“A nosotros, las viejas, estas noticias y este acompañamiento de todos ustedes, nos hacen más jóvenes”, celebró Estela de Carlotto. “Es un chico hermoso. Física y espiritualmente. Lo conocimos hoy”, se emocionó la referente de Abuelas.
Cristina y Julio integraban el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Al momento de su secuestro, ella era docente y enseñaba en las escuelas del PRT historia de la revolución latinoamericana.
Mario Santucho, quien fuera líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), fue quien convenció a la mayoría de sus diez hermanos, de los cuales Julio era el más chico, de que debían militar en el PRT y en el ERP. Julio fue pupilo, se recibió de teólogo y estuvo a punto de ordenarse como cura, hasta que en la facultad conoció a Cristina, en 1971. Se casaron y tuvieron dos hijos. Cristina fue desaparecida, embarazada, el 13 de julio de 1976, cuando una patota la secuestró junto a dos amigas.
La mamá de Cristina encontró una carta que su hija no llegó a enviarle a Julio y en la que le anticipaba la certeza de que cursaba un embarazo. Más tarde, por testimonios de sobrevivientes, pudo confirmar que el embarazo continúo su curso. Su último destino podría haber sido el Pozo de Banfield, uno de los centros de cautiverios montados por la dictadura.
Nélida Navajas nunca perdió las esperanzas de encontrar a quien no sabía si era un nieto o una nieta y que, estimaba, había nacido en febrero de 1977. Se unió a Abuelas para colaborar con la búsqueda de los niños apropiados. Falleció en 2012. “Honramos a Nélida y a todas las Abuelas que nunca perdieron la esperanza de encontrar a sus seres queridos”, plantearon desde la organización de derechos humanos.
“El nieto 133 se acercó a Abuelas de manera espontánea. Fue anotado como hijo propio por un integrante de las fuerzas de seguridad y por una enfermera, el 24 de marzo de 1977. Desde joven tuvo dudas de su identidad”, contaron las Abuelas.
Su supuesta hermana le reveló que no era en verdad hijo de quienes lo anotaron. En abril de este año se realizó el examen de ADN que reveló su verdadera identidad.
“Este nuevo caso es el resultado de una sociedad que, tras 40 años de democracia, sigue exigiendo saber qué pasó con las y los desaparecidos, y con los cientos de bebés, niñas y niños apropiados, y apostando a la construcción de la memoria, la verdad y la justicia para que nunca más se repitan crímenes tan horrendos”, plantearon las Abuelas.
El nieto restituido fue notificado el 26 de julio pasado, lo que derivó en un primer encuentro con su padre y sus hermanos. “Cristina tenía la voluntad de que buscaran a su hijo. Nélida honró esa voluntad y murió buscando a su hija y a su nieto”, se recordó en conferencia de prensa.
Miguel Santucho, hermano del nieto restituido, dijo tener la sensación “de haber encontrado un ser luminoso, especial”. “Vamos a estar juntos el resto de nuestras vidas. El abrazo que nos dimos es para siempre”, se emocionó. Aunque evitó revelar su nombre, confirmó que tiene dos hijos, sobrinos a los que conoció en las últimas horas. Diez integrantes de la familia Santucho permanecen desaparecidos y un niño es aún buscado.