Luego del boom de la pandemia, la inflación y la multiplicación excesiva de talleres produjo el cierre de muchos que habían abierto.
En la pandemia, cuando muchas personas cambiaron sus hábitos de transporte, se produjo una explosión de aparición de nuevas bicicleterías y talleres de arreglo, no solo en el centro, sino especialmente en zona sur, norte y oeste. Pero si bien el uso se mantuvo y sigue creciendo, las ventas cayeron por efecto de la inflación, que fue carcomiendo el poder adquisitivo y encareciendo rodados y repuestos. El boom se apagó, y el negocio entró en una etapa de supervivencia, porque la caída de la demanda arrastró el cierre de muchos locales.
Las principales víctimas de la crisis fueron los que no eran talleres con apertura al público ni comercios con gran stock, sino personas que armaban o arreglaban bicicletas en su domicilio como forma de ganarse el pan en medio de la paralización de muchos trabajos en 2020 y 2021. La mayoría de los que sobrevivieron ya tenían un tiempo abiertos como negocio, y algunos nuevos que lograron asentarse. El resto quedó en el camino. Los registros informales de algunos grupos de ciclistas indicaban que en 2019 los locales eran unos 100. Luego del crecimiento y la caída, se intuye que el número volvió a estar cerca de eso.
Según algunos bicicleteros, hace 6 meses bajó rotundamente la cantidad de bicicletas nuevas que se vendían. “En nuestro caso, que vendemos y arreglamos, te diría que estamos subsistiendo con la reparación, aunque junio, julio y agosto son meses de temporada baja por el frío”, apuntó Sebastián Bon Saleh, del taller Don Bici.
El derrumbe se produjo principalmente por la inflación. La temporada alta de ventas siempre es en verano, la primavera y algo del otoño. Pero durante el período estival, apuntan desde Bicicletas Del Abasto no se cumplió la expectativa de llegar a los volúmenes esperados de venta. Un ejemplo lo grafica: para el Día del Padre de 2022, tenían un modelo de una marca conocida que tiene mucha salida y costaba 60 mil pesos. Este año, el mismo producto vale 176 mil.
Una bicicleta de paseo nueva hoy cuesta desde 60 mil pesos. Pero la última moda son las mountain bike, que arrancan en 100 mil. Son bicicletas con suspensión, transmisión de velocidades, frenos a disco, que a la larga requieren un mantenimiento más costoso. “Cuando un producto es tendencia, siempre tiene una salida extra, aunque el formato no es el ideal para una ciudad como Rosario, y tiene todas estas exigencias que a la gente por ahí no le importa tanto, pero quieren ser parte de la movida”, señaló Pablo, uno de los dueños.
En este marco de crisis, muchas personas tratan de poner a punto la bici que tienen y aguantan con eso. En algunos casos hace mucho que no pasan por un taller, y necesitan mantenimiento fuerte que es costoso, por lo que piden que se lo hagan en dos o tres etapas, para poder ir pagándolo, algo inédito. Un pinchazo arranca en 800 pesos, pero cualquier otro arreglo más complicado desde 3 mil en adelante. Un trabajo de desarme, arenado, pintura al horno, y rearmado, puede llegar a 35 mil pesos. Los talleres viven de esas reparaciones y restauraciones, que también han caído porque se han encarecido al tener una gran mayoría de repuestos importados.
Según el rodado, los costos de mantenimiento pueden ser muy altos. Para el que se compró una mountain bike rodado 29, las que están de moda, la reparación de los frenos a disco, cambios, o alguna parte hidráulica de la bicicleta, puede ascender a 25 o 30 mil pesos. “Para mucha gente es caro, no lo puede pagar. Entonces la usan a medio de arreglar, o si pueden rota, y van haciendo los arreglos de a poco”, contó el mecánico de Don Bici.
Su colega Pablo de Bicicletas del Abasto coincide: “Hay gente que hace mantenimiento preventivo a tiempo, pero la mayoría lamentablemente dejan la bici hasta el final. Hasta que no se rompió bien roto, no se detienen. Y ahí ya no es una reparación sino un cambio de partes, lo que encarece y queda también sujeto a la disponibilidad: hay muchos repuestos que van cambiando o se dejan de fabricar y tenés que modificar un conjunto de cosas para poder adaptarlo”, cerró.