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César Moreno sobre la bebida nacional: el vino es tan sencillo y complejo como la música

El “Narigón de los vinos”, como se define, es un gran estudioso de la bebida y aclara que, no obstante, no hace falta tener conocimiento para disfrutarlo, sino sensibilidad. El origen del malbec argentino, los consumos y el disfrute

Así como el tequila remite a México, el pisco a Perú o la caipiriña a Brasil, el vino, en Latinoamérica, es estandarte de la Argentina. “No solo es la bebida nacional porque un decreto lo haya establecido en 2010, sino porque es parte de nuestra cultura, nuestra tradición, nuestros antepasados”, sintetiza César Moreno, autodefinido como el “narigón del vino” y una de las personas que más sabe de la bebida.

“Decía (el escritor, humorista, dibujante, editor, crítico y sibarita) Miguel Brascó que un abstemio argentino es un conocedor de vinos porque al menos tiene un abuelo o bisabuelo que tomó vino“, remite Moreno a la presencia del vino en la cultura del país.

Claro que es con idas y vueltas. Por ejemplo, señala, la pandemia hizo aumentar un consumo de vinos en la Argentina que estaba en franca caída a merced de la cerveza y las gaseosas. Pero también, aclara, es una cuestión de edad, aunque ha bajado la edad de ingreso a la bebida, que estaba en 30 y pasó a 27 y las últimas estadísticas la cifran en 25.

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El malbec, bien argentino aunque sea francés

Moreno corrobora: sin dudas, la cepa insignia de la Argentina es la malbec. Y el conocedor de vinos en todo el mundo la tiene en cuenta y la busca. Y reseña el origen de su presencia en el país.

En 1852, repasa, en principio para mejorar la producción vitivinícola, se funda la Quinta Agronómica de Mendoza, que luego se convirtió en la Facultad de Ciencias Agrarias, y se envió a un francés, el agrónomo Michel Aimé Pouget, a Francia con el encargo de traer varias cepas que durante un largo tiempo se conocieron bajo el nombre genérico de “las francesas”.

Dentro de esas “cepas francesas” que llegaron de la mano de Pouget, contratado como director de la Quinta Agronómica por el presidente Domingo Faustino Sarmiento, se encontraba el malbec. Así, en la Quinta Agronómica, primera Escuela de Enología del país, se realizaron las primeras plantaciones de este varietal.

El suelo y el clima le dieron forma

Al principio, cuenta Moreno, no había una discriminación entre una cabernet sauvignon, una pinot noir o la misma malbec. Pero esta última, que llegó “como mi abuelo o tu abuelo”, bromea, con “una mano atrás y otra adelante”, se hizo más argentina que ninguna. Por las condiciones del suelo y las climáticas, su morfología se transformó convirtiéndose en una variedad única en el mundo. Y es la más plantada en el país.

No vale simplificar: cada vino, y hasta cada botella, son únicos

Cuando algo tan complejo como el vino se quiere simplificar se cometen errores“, advierte Moreno sobre algunos resúmenes que circulan por redes sociales con la pretensión de revelaciones sobre la bebida.

“Con una misma cepa se pueden hacer vinos muy diferentes. Hasta puede haber un malbec blanco. Cada vino y es más, cada botella, es única“, grafica Moreno el error de las generalizaciones.

Pese a lo anterior, aclara, cualquier forma de disfrutarlo es digna. Ninguna hay que menospreciar: “El vino con soda es un cóctel maravilloso que queda espectacular con el choripán”, hace el chiste sobre algo serio.

El vino, sigue en la misma línea, es tan sencillo y tan complejo como la música. Porque no hace falta leer el pentagrama para disfrutar y emocionarse con una canción, y con el vino sucede lo mismo. Para disfrutarlo hace falta sensibilidad, no conocimiento. Después, claro, está hasta dónde cada uno quiera profundizar, como en cualquier arte, ciencia u oficio.

Cómo acercarse a un vino

El primer acercamiento al vino es la vista, resalta Moreno pero aclara: ese sentido ofrece poca información y, a veces, errónea. El olfato, en cambio, ya es un paso de mayor profundidad. Y la boca es la que permite llegar a las puertas del dictamen casi definitivo, el que llega al tragar la bebida.