El Gobierno de Javier Milei oficializó el cierre del Centro Cultural Haroldo Conti, ubicado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos de la ex ESMA, alegando una reestructuración interna. Trabajadores y organizaciones de derechos humanos advirtieron sobre despidos masivos y calificaron la medida como un atentado contra la memoria histórica del país

En una decisión que generó repudio generalizado, el Gobierno de Javier Milei confirmó el cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ubicado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), un sitio emblemático de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura cívico-militar. La medida fue anunciada a través de mensajes dirigidos a los trabajadores, quienes quedaron en “guardia pasiva” y en incertidumbre sobre su continuidad laboral.
Nana González, delegada de ATE y trabajadora del Centro Cultural, dialogó con La Marca de la Almohada y expresó su preocupación por el impacto de esta decisión, que se da en un contexto de despidos masivos en la Secretaría de Derechos Humanos.
El cierre del Centro Cultural Haroldo Conti, anunciado para el 2 de enero de 2025, sorprendió a los trabajadores a solo horas del fin de año. Según un comunicado oficial emitido desde la Secretaría de Derechos Humanos, la medida responde a “una reestructuración interna, rearmado de equipos de trabajo y análisis de la programación del año entrante”. Sin embargo, esta decisión marca un precedente inédito en los 16 años de funcionamiento de la institución.
Nana González explicó que los trabajadores recibieron la noticia mediante un mensaje de WhatsApp, lo que calificó como una falta de respeto institucional. “El 31 de diciembre nos informaron que entrábamos en guardia pasiva, esperando saber qué ocurriría con nuestra continuidad laboral. Esto se da en el marco de despidos masivos en la Secretaría de Derechos Humanos, por lo que es una situación muy crítica”, afirmó.
Además, González destacó que durante todo 2024, el Centro Cultural operó sin una dirección designada, lo que dificultó el normal desarrollo de sus actividades. “Habitamos todo el año sin dirección. Buscamos respuestas, pero nunca logramos un canal de diálogo formal con las autoridades de gobierno”, señaló.
La trabajadora también expresó su desacuerdo con la justificación oficial del cierre para revisar los contenidos del Centro Cultural. “Creemos que si van a revisar el contenido, lo pueden hacer con los trabajadores en actividad. Entendemos que tienen un desconocimiento profundo sobre lo que se hace en el Conti”, subrayó.
El Centro Cultural Haroldo Conti no es solo un espacio de actividades culturales; representa un símbolo vivo de la memoria histórica y un lugar de reparación para las víctimas del terrorismo de Estado. Desde su creación en 2007, el Conti albergó innumerables actividades artísticas, académicas y sociales que buscaron mantener viva la memoria de los crímenes cometidos en la ex ESMA.
El cierre del Conti y los despidos masivos en la Secretaría de Derechos Humanos reflejan, según González, un desinterés profundo del actual gobierno por los derechos humanos. “Esta decisión es un retroceso alarmante. El Conti representa años de lucha y construcción colectiva para preservar la memoria”, enfatizó.
Diversas organizaciones de derechos humanos se sumaron al repudio por el cierre del Conti. En un comunicado conjunto, advirtieron sobre el riesgo que implica desmantelar espacios fundamentales para la construcción de una sociedad basada en la memoria, la verdad y la justicia.
Desde la Asociación de Altos Estudios en Violencias y Abusos Sexuales (AEVAS), remarcaron que medidas como estas debilitan el sistema democrático. “La memoria histórica no es negociable. Cerrar el Conti es borrar parte de nuestra identidad como sociedad”, sostuvieron en un documento difundido esta semana.
El cierre del Conti se produce en un contexto de reestructuración general en áreas sensibles como la Secretaría de Derechos Humanos. Según datos de ATE, más de un centenar de trabajadores han recibido telegramas de despido en los últimos días.
González advirtió que esta política afecta no solo a los trabajadores, sino a todo el entramado social que depende de estos espacios. “El impacto no es solo laboral, sino también simbólico. Destruir espacios de memoria atenta contra los pilares mismos de nuestra democracia”, expresó.
Finalmente, González hizo un llamado a la acción colectiva para revertir esta decisión. “Necesitamos que la sociedad entienda la importancia del Conti y de todos los espacios que trabajan para que las atrocidades del pasado no se repitan. Esto no es solo una lucha de los trabajadores, sino de todos los que defendemos los derechos humanos”, concluyó.