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Claudia Sheinbaum, elegida para seguir con la Cuarta Transformación de la vida de los mexicanos

Por Lic. Guadalupe Dithurbide

Docente de Política Internacional Latinoamericana de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario – Investigadora del Centros de Investigaciones en Política y Economía Internacional CIPEI-UNR

El domingo 2 de junio el pueblo mexicano renovó su voto de confianza al proyecto político que le propuso Andrés Manuel López Obrador (AMLO) eligiendo a su estrecha colaboradora y candidata del partido de gobierno, Claudia Sheinbaum, como la primera mujer que presidirá México en sus 200 años de país independiente.

Claudia Sheinbaum tiene 61 años y se percibe “hija del ‘68”. Es hija de académicos –su padre es ingeniero químico y su madre una prestigiosa científica dedicada a la biología molecular– y militantes estudiantiles que participaron de las protestas en Tlatelolco. Siguió sus pasos en ambas dimensiones, al estudiar física en la UNAM y completar su formación con un máster y un Doctorado en Ingeniería Energética y Ambiental, y también al plantar resistencia al giro neoliberal que daba el Partido de la Revolución Institucional (PRI) desde la militancia estudiantil en la segunda mitad de los años ochenta. Allí se acercó a la rama de izquierda que se desprendió de éste y que formó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde se destacó la figura de AMLO.

Cuando AMLO fue elegido Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en el año 2000 la convocó a poner en práctica política toda su formación académica y le ofreció la Secretaría de Medio Ambiente de la capital nacional. Desde entonces lo acompañó en sus dos infructuosas campañas presidenciales y en 2018 cuando AMLO fue electo Presidente de la Nación, Claudia Sheinbaum tomó el bastón de mando de la Jefatura de Gobierno de la ciudad de México (CDMX).

Una lectura preliminar de la contundencia de los datos

La jornada electoral del domingo puso en juego más de 20 mil cargos entre ejecutivos y legislativos a nivel nacional y en nueve Estados. Para aquellos que hayan seguido las encuestas, la victoria de Claudia Sheinbaum no es sorpresiva, ya que la sucesora de AMLO (quien no tenía posibilidad de ser reelecto) cosechó para sí la alta popularidad del presidente en ejercicio. Es tentador proyectar el 60% de imagen positiva del presidente a los números que obtuvo la candidata del Frente Morena (entre el 58 y el 60%).

Los datos fríos publicados por el Programa de Resultados Electorales Preliminares del INE nos invitan a esbozar aquí algunas conclusiones -también preliminares- sobre el “tsunami” electoral del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena):

  1. Diez años después de su creación Morena ocupa la centralidad del sistema de partidos mexicano

Desde este domingo, 24 de los 32 estados mexicanos estarán gobernados por Morena, partido creado en 2014 por el impulso de AMLO como una escisión del PRD que, como ya dijimos, es asimismo una escisión del PRI. El laboratorio de ensayo de este proyecto político es sin dudas la CDMX (ex- Distrito Federal o DF) donde, desde que en 1997 por primera vez se celebraron elecciones para la Jefatura de Gobierno, está al mando la izquierda mexicana. Sin embargo, los resultados electorales de la última década muestran que Morena está lejos de quedar reducido a un fenómeno político de la ciudad capital,

Además de esta territorialidad, la Presidenta Claudia Sheinbaum contará con mayoría en ambas cámaras legislativas, incluyendo una mayoría calificada en la cámara de diputados (365 sobre 500 escaños) y muy cerca de la mayoría absoluta en Senadores (82 de 128).

  • El pueblo mexicano refrenda su compromiso democrático con un 60% de participación electoral.

Si bien la participación se redujo en un 3% con relación a 2018 creemos que este es un dato especialmente significativo y que debe ser puesto en valor. Aunque la jornada electoral del domingo transcurrió en paz, la sociedad mexicana vive una de las crisis de seguridad pública más graves de la región (con una tasa de 21 homicidios por cada 100.000 habitantes según datos del INEGI), que se traslada también al proceso electoral marcado por la violencia política. Durante el mismo fueron asesinados entre 8 y 37 candidatos/as según el gobierno o datos de ONG, respectivamente. En este escenario, el miedo de los votantes podría alimentar la tendencia mundial a una creciente desconfianza a las instituciones democráticas y a la reducción de la participación política.

  • La cuarta transformación (4T) sigue su marcha

Al asumir la Presidencia AMLO en 2018 propuso al pueblo mexicano una “Cuarta Transformación” (4T) que, como la Independencia, la Reforma y la Revolución, cambiaría la vida de los mexicanos y mexicanas. Esta 4T sería con austeridad republicana, una férrea crítica al neoliberalismo y a la corrupción que trajo consigo, a la vez que promulgando disciplina fiscal, y abriendo las puertas a la inversión externa. Claudia Sheinbaum promete continuar la 4T, lo refrendó el domingo a la noche ante el público que celebraba su victoria. El desafío que tendrá la Presidenta es mantener la centralidad en la construcción de sentido dentro de este proyecto político, un elemento clave de la popularidad de AMLO.

Continuidades esperables y posibles ajustes a la 4T

Las expectativas que genera la primera presidenta mujer en materia de derechos de género son altas. Los desafíos son de igual dimensión y así se lo hacen notar a la Presidenta electa los colectivos feministas, con quienes mantuvo en su gestión al frente de la CDMX una relación tensa. La Presidenta electa no se llama a sí misma como feminista, sino como Humanista, una definición que resuena a la postura que ha tenido AMLO en las cuestiones de género que le ha valido críticas desde los progresismos.

El domingo 2, a la noche a poco de saberse ganadora, Claudia Sheinbaum dijo “no llego sola, llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron Patria, con nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”. Prometió hacer uso de la mayoría legislativa para promover una reforma constitucional que plasme el derecho a la igualdad sustantiva de las mujeres.

En materia de política exterior es esperable poca innovación. El vínculo bilateral con los Estados Unidos es estructurante de la inserción externa de México, por lo que el Gobierno mexicano –sea quien sea que ocupe la Presidencia– tiene poco margen de maniobra para hacer cambios a esta relación. Es ineludible traer a colación los 3000 km de frontera compartida con agendas negativas en temáticas sensibles como las migraciones ilegales, tráfico de drogas y de armas, y un Tratado de Libre Comercio (T-MEC) gracias al cual México coloca más del 80% de sus exportaciones en el mercado estadounidense. Durante su gobierno Claudia Sheinbaum deberá hacer frente a una revisión del Tratado que está prevista para 2026, que presenta un escenario de incertidumbre según el resultado del proceso electoral estadounidense. Sin dudas no será igual la revisión del T-MEC con Biden o con Trump en el salón oval.

AMLO unió la 4T con la política exterior recuperando la vocación latinoamericana del pueblo mexicano: si durante el período neoliberal México había mirado sólo al Norte, la superación de esta etapa en la 4T significaba que México iba a “Mirar al Sur”, idea que refrendó Claudia Sheinbaum recientemente.

Una agenda donde aparece una oportunidad para imprimir su impronta e innovar es la ambiental. Esta temática se vincula incluso con la política exterior mexicana y su estrategia de inserción externa ya que ha sido motivo de rispideces entre el gobierno mexicano durante el sexenio de AMLO y el gobierno de los Estados Unidos (Mientras que López Obrador apuesta a energías fósiles, hidrocarburos y combustóleo, el gobierno de Biden apuesta por las energías limpias). En el fondo de las diferencias entre los socios no sólo subyace un abordaje diferente de la crisis climática, sino también el rol del Estado con relación a las inversiones en el sector energético. Claudia Sheinbaum ya se pronunció a favor de diversificar la matriz energética mexicana incluyendo a otras fuentes no fósiles: renovables (solar, eólica). Anunció la promoción de la fotovoltaica, generación distribuida, eficiencia energética. Será necesario prestar atención al rol que la Presidenta le dé a la empresa estatal Petróleo Mexicano (PEMEX) en el sector.

Como se ha visto, Claudia Sheinbaum despierta grandes expectativas por la magnitud de su triunfo y el peso simbólico de su persona, tanto para el pueblo mexicano como a la comunidad internacional que la observa con atención y, aunque las condiciones políticas parecen favorables los desafíos que enfrenta son importantes.