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El cine y sus alrededores (VI)

Por Leandro Arteaga

La situación laboral despareja del sector audiovisual de la región es algo que, antes que intuirse, se sabe. Lo dicho tiene asidero en el único relevamiento realizado a la fecha, publicado en junio 2020, a partir de la tarea compartida entre los colectivos APPAS (Asociación Civil de Productoras y Productores Audiovisuales de Santa Fe), SET (Somos Equipo Técnico Rosario), TRAUS (Trabajadores Audiovisuales Santafesinos), con apoyo de AREA Rosario (Asociación de Realizadores Experimentales Audiovisuales), Cluster Audiovisual Rosario, Red de Animación Rosarina, SICA APMA Litoral, y Mujeres Audiovisual Rosario.

Los resultados arrojados indican que el 61% de la capacidad técnica se encuentra sin actividad; que el trabajo audiovisual es la principal actividad de la mayoría, si bien no se recibe de éste el mayor porcentaje de los ingresos; y que al analizar el pleno empleo, los varones ocupan el 64%, las mujeres el 27%, y quienes se identifican fuera de la binorma, el 7%. Paradójicamente, esto sucede en una provincia donde el sector audiovisual fue declarado “industria” en 2018, a instancias del entonces gobernador Miguel Lifschitz.

Mientras las promesas de un Polo Audiovisual siguen en veremos, se espera la presentación del proyecto de Ley Audiovisual: Fomento a la industria cinematográfica y audiovisual Santafesina, que impulsa el propio sector, con la intención de “fortalecer el diálogo entre las partes que lo conforman, y así poder construir juntos y dar un nuevo paso de consolidación de la industria en la Provincia de Santa Fe”. 

Lo dicho viene a cuento (y será necesario estar atentos sobre el avance del proyecto de ley) porque entre lo sucedido por estos días, destacaron las jornadas Despliegue: Diálogos audiovisuales con perspectiva de género desde Santa Fe, organizadas por la Comisión de Género de Cepiar (Cámara de Empresas Productoras de la Industria Audiovisual Rosario).

Hay pasos en firme que presagian un horizonte mejor, y la tarea que las mujeres llevan adelante en el ámbito audiovisual es parte de un cambio mayor, que ellas impulsan mientras provocan, por ejemplo, una actividad como ésta, con sedes en El Cairo Cine Público y Plataforma Lavardén, entre proyecciones, estrenos y conversatorios.

En relación a las mesas, destacar las concernientes a guion (con Judith Battaglia, Verónica Rossi, Jess Aran, Romina Tamburello) y distribución (con Gisela Chicolino, Valentina Llorens y Cecilia del Valle). ¿Cuándo fue que en Rosario se celebraron paneles así? Para ser más preciso: de distribución se habla poco, nada. La invitación de Despliegue fue a la comunidad audiovisual toda, desde ya, pero con el punto de vista puesto en las mujeres. Conforme a los datos arrojados por el relevamiento que hemos referido, se explica la potencia política y estética de estas jornadas.

Entre el material audiovisual proyectado hubo dos estrenos. Una Escuela en Cerro Hueso (2021) ópera prima de la santafesina Betania Cappato, con premios internacionales (galardonada en la Berlinale), surge de vivencias personales de la directora, relacionadas con su hermano autista y la negativa del sistema educativo a incorporarlo. Cappato recrea la situación en su escenario real: la localidad de Cerro Hueso, cuya escuela fue la única en aceptar a su hermano. La ficción provoca un extrañamiento feliz, en donde actores y lugareños comparten la experiencia de hacer cine.

El otro (pre)estreno fue ¿Dónde está Nora Lagos? (2022) de Judith Battaglia, dedicada a la directora del diario La Capital, militante peronista que sufrió el encierro, la persecución y el exilio, tras el golpe de 1955. No puedo decir más del trabajo, no pude asistir a la proyección, algo que subsanaré no bien pueda.

Pero ya que estamos en el tema de asistencias y ausencias, ¿por qué las y los estudiantes de cine y producción audiovisual apenas concurren a estas actividades? Es tema de discusión a fondo, porque evidencia otras cuestiones, como la posible atención de éstos y éstas a una mera inserción industrial, desprovista del cultivo de la sensibilidad; a saber: ser sólo un correcto DF o sonidista. Hay que subsanar esta distancia, porque de no atender a la/s estética/s, su conocimiento y reflexión, lo que queda es sólo hojarasca, trabajos correctos pero sin alma.

Por todo esto, bienvenida la Encuesta de Cine Argentino (https://encuestadecineargentino.com/) que llevaron adelante Taipei: Crítica de Cine, La Tierra Quema y La Vida Útil. Se comenzó a hablar de cine argentino otra vez (y no sólo de Argentina, 1985 o El Secreto de sus Ojos). Y se evidenció la necesidad de una cinemateca que ponga a disposición la historia de nuestro cine, cuya buena parte ya está perdido. Ésa es también una de las razones por las cuales las y los estudiantes no miran (paradójicamente) aquello que decidieron hacer: cine argentino.