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“El nuevo contrato social que eligieron los argentinos”

Por Jesica Cantarutti

Licenciada en Comunicación Social – Universidad Nacional de Rosario

Con un marco popular destacable, frente a una plaza colmada de militantes, simpatizantes y ciudadanía en general que se acercó a acompañarlo -pero de espaldas al Congreso de la Nación (y a quienes en su interior se encontraban)-, Javier Milei dio su primer discurso como presidente.

En términos generales, podría decirse que esta primera enunciación del presidente tuvo como resultado un discurso en mayor medida mesurado -teniendo en cuenta que hemos visto y escuchado enunciados a menudo más vehementes y encendidos que a veces rozaban lo violento-. Ello puede responder a diversos factores, como el hecho de que era un discurso no espontáneo (en tanto fue escrito para la ocasión), el nuevo rol asumido y las condiciones en que se pronunció, rodeado de colegas mandatarios de otros países, con el foco de medios internacionales puesto en cada una de sus palabras, en medio de una sucesión de eventos protocolares, entre otros aspectos.

Como ya nos ha acostumbrado y en sintonía con su producción discursiva de los últimos dos años -corto tiempo de vida pública del presidente-, una vez más apeló a su visión sobre la historia nacional, a la necesidad de reconstruir las bases, al relato de los problemas que aquejan a la economía argentina, al rol del estado, los políticos, la política -en síntesis, lo que denomina “la casta”- y, esta vez con especial énfasis, a la oportunidad que tiene la Argentina de ser reconstruida.  Llama la atención que para bañar de legitimidad esa posibilidad de refundación utilice una expresión tan repetida en la campaña presidencial previa, pero justamente por el sector político al que Milei expresa que viene a desbancar por completo. Es que ya Cristina Fernández habló de un nuevo contrato social allá por mayo de 2019, cuando presentó por primera vez su libro “Sinceramente”, y el llamado a la constitución de tal tipo de acuerdo fue una constante durante los meses posteriores, hasta las elecciones que llevaron a la conducción del país a Alberto Fernández y a la propia Cristina Fernández.

Milei de manera expresa llena de significado esa noción; no deja lugar a dudas, no invita a buscar huellas en su discurso que nos permitan a cada uno/a reconocer el sentido de “el nuevo contrato social que eligieron los argentinos”. Porque dice claramente que la esencia de ese contrato es la tan repetida definición de liberalismo que toma de Alberto Venegas Lynch: “el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social”.

Entonces, la mayoría del pueblo argentino a elegido este camino para inaugurar una nueva era. Podemos seguir preguntándonos y poner en duda si a la mayoría de la sociedad le queda claro de qué nos habla el presidente cuando se refiere al liberalismo como base para la transformación del estado y de la sociedad, pero no podemos negar que lo ha explicado una y otra vez, y este discurso no es la excepción. En esta alocución, una vez más, especifica las medidas a implementar, necesarias para reconstruir un país quebrado en muchos sentidos: económico, social, político, educativo, sanitario, de seguridad.

Fundamenta esas propuestas en una descripción de la actualidad de la cual se pueden mencionar algunos aspectos.

Por un lado, al describir la situación económica y las medidas a implementar para revertirla, como acostumbra a hacerlo desde sus apariciones en medios de comunicación y reiterando esto durante la campaña, hay una predominancia de explicaciones técnicas: cuando habla de economía, lo hace desde un lugar del saber que genera distancia con la mayoría de los destinatarios, en tanto esa mayoría no posee las competencias -en este caso, conocimiento específico sobre teoría económica- para reconocer lo que se intenta explicar. Sin embargo, si es más concreto cuando se refiere a las consecuencias primarias de las medidas que se implementarán: “Naturalmente, eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes. Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años ”. Son tan contundentes estas palabras que, como decía más arriba, no puede negarse que Javier Milei ya anticipó lo que se viene y todos y todas lo hemos podido escuchar.

Por otro lado, podríamos decir que en esa misma frase se esconde una crítica a Cambiemos, en tanto fueron gobierno en parte de esos últimos 12 años. Pero como entre los libertarios y el macrismo buscaron el denominador común que es “el cambio”, Milei a anulado las críticas que hizo no mucho tiempo atrás a los -ahora- integrantes de su gabinete y, por lo tanto, las responsabilidades son exclusivas del kirchnerismo.

Dos aspectos finales para destacar de esta propuesta de contrato social: trae, y han sido aceptado como tales -en tanto, como ya se mencionó, se trata de una idea que se mencionó reiteradamente durante la campaña- “supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios”. El problema es que el presidente ha sido claro en las consecuencias que tendrán las medidas iniciales para el pueblo, para la ciudadanía; pero ¿cómo le afectarán esas medidas a “la casta”? ¿Qué resigna “la casta” para el mejor porvenir de la Nación? Por lo menos en mi caso, eso aún no tiene un significado preciso.

Por último, parece que se pueden seguir escribiendo algunas cláusulas del nuevo contrato social, cuando Milei llama a todos los que quieran sumarse a la nueva Argentina. “No importa de dónde vengan, no importa qué hayan hecho antes, lo único que importa es hacia dónde quieren ir”. ¿Se parece en algo este llamado, esta invitación, a la propuesta de un gran acuerdo nacional al que invitaba su adversario Sergio Massa durante la campaña electoral? ¿Cuáles son los límites -si es que los tiene- de ese llamado? ¿Puede romper ese llamado el contrato social que eligió la sociedad argentina? Estos interrogantes de carácter más bien teóricos y realmente abiertos, quizás sean respondidos durante los próximos cuatro años, aunque seguramente y teniendo en cuenta lo expresado por el nuevo presidente Javier Milei en este discurso de inicio de mandato, no sean el tipo de preguntas o problemas que más nos preocupen durante los meses venideros.