El ministro de Economía presionó al candidato de La Libertad Avanza durante largos pasajes, obligándolo a defenderse y explicar sus medidas
En el tercer y último debate presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei, se destacó la estrategia agresiva de Massa al exponer las contradicciones de su oponente y enfocarse en la responsabilidad y templanza que debe tener un presidente. Milei, por su parte, intentó sintonizar con la indignación por la crisis argentina y cuestionó aspectos vidriosos del kirchnerismo.
Massa planteó una estrategia de ataque constante, sin darle tregua a Milei. Repasó una serie de declaraciones a la prensa que iban desde los subsidios hasta la dolarización, y lo acusó de ser inconsistente y de no tener conocimiento de la realidad argentina.
A su vez, Massa buscó despegarse del kirchnerismo y desviar la atención del pasado político, insistiendo en que la elección era entre él y Milei. También aprovechó para señalar las posibles motivaciones personales de Milei, sugiriendo que quería cerrar el Banco Central como revancha personal.
En cuanto al desarrollo del debate, Massa tomó la iniciativa desde el principio, destacándose en los bloques temáticos sobre economía y relaciones internacionales. Criticó las posturas de Milei sobre China y Brasil, resaltando supuestos prejuicios ideológicos y la falta de comprensión de las funciones reguladoras del Estado.
El enfrentamiento incluyó momentos de chicanas y acusaciones personales, como las referencias a denuncias de plagio y el intercambio sobre la gestión de seguridad en Tigre.
Uno de los puntos más destacados del debate fue la exposición de las contradicciones de Milei. Por ejemplo, cuando Massa le preguntó si iba a eliminar los subsidios, Milei respondió que no. Sin embargo, luego admitió que había dicho lo contrario en una entrevista anterior.
En otro momento, Milei afirmó que que iba a reducir impuestos. Sin embargo, luego reconoció que, para financiar sus propuestas, tendría que aumentarlos. Estas contradicciones fueron aprovechadas por Massa para atacar a Milei y mostrarlo como un candidato poco confiable.
En el bloque de derechos humanos y convivencia democrática, el tema de los crímenes de la dictadura pasó casi desapercibido, con Massa buscando mostrarse como un líder moderado y respetuoso de opiniones diversas, mientras Milei acusaba al gobierno de ser criminal por la cuarentena.
Otro punto clave del debate fue la falta de experiencia de Milei en términos de gestión y gobernabilidad. Massa le recordó que nunca había ocupado un cargo público y que, por lo tanto, no está preparado para asumir la presidencia de la Argentina.
Milei intentó defenderse diciendo que su falta de experiencia era una ventaja, ya que no estaba contaminado por la política tradicional. Sin embargo, Massa le replicó que, al no tener experiencia, no tenía un plan concreto para gobernar el país y poco conocimiento del Estado.
El cierre del debate mostró a Massa apelando a la emotividad y a aquellos que lo votarían por miedo al otro “camino de violencia, odio y daño”. Milei, por su parte, planteó el dilema “populismo o república”, utilizando palabras prestadas por el macrismo.
El debate terminó con Massa en una posición más fuerte que Milei. El ministro de Economía logró exponer las contradicciones del candidato de La Libertad Avanza y dejó en evidencia su falta de conocimiento y experiencia.
Massa se presentó como un candidato moderado y pragmático, que ofrece una propuesta de gobierno realista y viable.