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Análisis de las elecciones generales: un partido del que resta la definición por penales

El programa Apuntes y Resumen convocó a especialistas de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR para una primera interpretación del singular resultado de los comicios y la posible recomposición del sistema político que se habilita

En el estudio de Radio Universidad intercambiaron visiones los especialistas Olga Corna, Mariana Berdondini, Esteban Tati Iglesias y Emilio Lo Valvo. El debate arrancó con metáforas futbolísticas:  el tiempo reglamentario del partido terminó pero falta la definición por penales, deslizó Lo Valvo. Y a Corna le hubiera gustado que se convirtiera el “gol de oro”

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Corna destacó que, para ella, el resultado no fue una sorpresa, y explicó: lo que se dio es la concentración de la bronca en las PASO y su morigeración en las generales, con una percepciòn màs fina del votante sobre lo que está en juego.

Propuso pensar en el orden de los discursos de los candidatos en sus búnkers tras conocerse el escrutinio provisorio y auscultar quién ordena mejor los textos para contemplar lo que “la nueva política” obliga a tener en cuenta. Señaló en ese sentido cómo en la construcción de frentes y alianzas se desdibujan “ciertas cuestiones identitarias de los partidos”. Y en esa dinámica, cómo dejan de existir los programas narrativos de otros momentos. En esta última instancia, observó, se abre una dicotomía entre el espacio donde se reconoce que todo está mal pero existe la posibilidad de superarlo, y otro donde la discusión está dominada por la violencia.

Se trata, agregó sobre uno de los antagonistas, de un discurso de la destrucción que contagia. Por ejemplo, citó, al economista incorporado al equipo de Patricia Bullrich, Carlos Melconián, que en una entrevista con Alejandro Fantino –recordó– perdió el centro con insultos a diestra y siniestra.

De todos modos, al calor de los resultados, Corna juzgó que de ahora en más se comienza a transitar una ruta “con un poco más de racionalidad”. Y quedaron plasmadas las diferencias, que identificó como dos discursos centrados en la destrucción y un tercero en la construcción. El del candidato libertario Javier Milei, abundo, incluso con una propuesta de volver al siglo XIX.

Tati Iglesias aportó su calificación de liderazgo de Milei como muy disruptivo tanto en lo discursivo como respecto de la historia política argentina. Y trazó un mapa de entendimiento al señalar que en La Libertad Avanza se “juntan dos familias derechistas”, al estilo de (el economista fundador de la UCD) Álvaro Alsogaray y (el carapintada) Aldo Rico. Todo, completó, en una misma fórmula, que de eso se trata la novedad. “Es un nuevo animal político“, continuó , una combinación que como tal es una incógnita sobre cómo funcionará. Y tampoco, lanzó la sospecha, lo saben los propios actores del espacio, lo que se notó en la imposibilidad de articularse discursivamente. Es un interrogante lo que hará Milei. Massa es un poco más conocido, pero igual puede sorprender.

El politólogo puso sobre la mesa de la divisiòn que quedò plasmada el domingo 22 el ejemplo Brasileño, con una coalición de democráticos y otra de antidemocráticos. Un espejo, pero con la aclaración de que Massa no es Inácio Lula Da Silva. Otra incógnita refiere a la especificidad de la convocatoria a la unidad nacional del fundador del Frente Renovador. Llamó a los mejores, repasó Iglesias, pero no queda claro en qué y si se refiere a los técnicos o los políticos. Por ahora, evaluó, se ve como una estrategia para salir de la trampa casta-anticasta.

Mariana Berdondini se enfocó en que, a su entender, la política irrumpió en medio de un escenario que poarecía hegemonizado por las enormes complicaciones económicas. Es el motor del triunfo de Massa, quien en los debates consiguió exponer la radicalización de las propuestas de Milei.

Además, afirmó que en su convocatoria post escrutinio, Massa sacó una ventaja demostrando voluntad, ambición y lectura política de los ánimos y la coyuntura con la invitación a los radicales, al cordobés Juan Schiaretti y a la ex candidata de la izquierda Myriam Bregman. Así, continuó la descripción, logra interpelar al votante “federal” que no se siente contenido por proyectos centralistas. Y lo hizo, añadió, con una mesura y equilibrio que siguen ausentes en los planteos de Milei para sumar a los votantes de Patricia Bullrich. Es una virulencia que, completó y juzgó como dato preocupante, está instalada en parte de la sociedad.

Tati Iglesias trazó una genealogía de uno de los socios de LLA, Victoria Villarruel, quien, repasó, surgió en 2004 con el colectivo Memoria Completa, la reacción orgánica a la decisión del entonces presidente Nèstor Kirchner de reactivar los juicios por el terrorismo de Estado. Una historia que se continuó con las movilizaciones de 2012, 2013, las de oposición a la cuarentena por la pandemia, antes las de apoyo al “campo” en 2008 a raíz de las retenciones. También, como la contracara de las movilizaciones por derechos de género. Una saga que decanta por fin en una representación competitiva de la mano de La Libertad Avanza.

Lo Valvo advirtió que no hay que confundir a Milei con sus votantes. Su capital es electoral, no tiene maquinaria ni aparato, describió. Y recordó que casi no creció de las PASO a las generales, sobre todo en comparación con la remontada de su adversario en segunda vuelta. Interpretó que algunos votantes, tras la instancia de la primara, tal vez hayan entendido que esa carga disruptiva que en sus modos sintonizaba con el enojo poir la situación socioeconómica se les iba a volver en contra. Una declamada destrucción que, también, “se llevaría puesta su forma de vida”.

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