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El combo de las malas prácticas productivas: fumigación, amenazas y maltrato animal

La familia de Flavia Zanutigh es hostigada en Campo Hardy desde que inició, en 2015, las denuncias por contaminación que producen los emprendimientos rurales de soja y algodón. Integrante de la Multisectorial Paren de Fumigarnos, culpa incluso a la firma Vicentin

Un episodio impactante de crueldad y maltrato animal, que fue tomado como una clara amenaza por una familia que desde 2015 realiza denuncias contras las fumigaciones en plantaciones de soja y algodón en la localidad de Campo Hardy, fue denunciado por la Multisectorial Paren de Fumigarnos. La organización culpó por lo sucedido a las autoridades políticas y judiciales locales, e incluso a la concursada agroexportadora Vicentin.

En diálogo con La Marca de la Almohada la productora Flavia Zanutigh narró la compleja situación que vive junto a su familia, dedicada al trabajo agroecológico y al cuidado de animales. Dos semanas atrás, y luego de una denuncia contra el fiscal que no atiende sus pedidos, notaron que habían sido atacados once chicos y trece ovejas. A algunos los habían matados, otros estaban heridos y un grupo desapareció. Incluso un caballo, con el que la familia realizaba tratamientos de equinoterapia en forma gratuita, fue envenenado.

El emprendimiento de la familia está ubicado en la zona rural de Campo Hardy, a tres mil metros del pueblo, a ochenta kilómetros de Resistencia, Chaco, y a quinientos kilómetros de Santa Fe capital.


“Desde 2015 venimos denunciando en una causa por fumigaciones. Lo que es huerta o cítrico nos arruinó todo. Desde que formamos parte de Paren de Fumigarnos nos impulsó a no bajar los brazos y este año retomamos la huerta, que es libre de agrotóxicos. La parte económica uno la supera, pero me afectó mucho que me envenenaron una yegua que usaba para equinoterapia, actividad que hago totalmente ad honorem. Los casos de discapacidad van en aumento en nuestra comunidad. Asma, tiroides. Cosas que sufrimos a consecuencia del cultivo de algodón y soja. En nuestra zona es fuerte el cultivo de algodón”, detalló.

“Las ovejas más grandes, son más pesadas y como cuesta agarrarlas mandaban a los perros. Mi marido las encontró en estado calamitoso y descubrió quiénes eran. El productor de agronegocios no da la cara. Espero que en algún momento empiece a dar la cara ante la Justicia, que opera para ellos. Yo recién después de muchas vueltas conseguí las constancias de las denuncias. La policía funciona en complicidad con ellos, que son los poderosos. Hice una denuncia a (la guardia rural) Los Pumas de Florencia. No me creían y cuando van a constatar el propio Puma me dice ‘lo que pasa es que ustedes están en contra de la producción’. El fiscal Ríos nunca me atendió”, denunció Zanutigh.  

“Es una localidad pequeña. Yo sigo viviendo en campo Hardy y no es fácil. Hay gente que trabaja con ellos y me dice ‘yo sé que me hace daño a la salud, pero yo vivo de esto’. En esta lucha estamos muy solos. Hay quienes los defienden y dicen ‘ellos nos dan de comer’. Para variar, tienen la comuna que es de ellos”, comentó la productora, quien denunció que desde el gobierno local no se presta ayuda a quienes hablan con ellos.

“Tengo el grupo de Mujeres Rurales de Campo Hardy con el que militamos esta causa. Trato de cuidar a las compañeras porque Hardy es chico. Las trato de cuidar porque son madres solteras, los hijos van a la escuela y las maestras son las esposas de los productores. Uno de los nenes le planteó a la maestra ‘ustedes nos están haciendo reciclar botellas, pero no hablan de que nos están fumigando’. La maestra los hizo cambiar de tema y les dijo que los venenos no son fuertes”, lamentó.

Sobre el ataque sufrieron el 18 de agosto pasado, la productora lo atribuyó a los productores locales, que aseguró amenazaron con hacerles “la vida imposible” hasta que abandonen la localidad. “Yo no tengo ningún tipo de duda que son ellos. Quieren avanzar en territorio para mayor producción de soja. A nosotros nos fumigaban al lado”, aseguró.    Por último, vinculó los ataques con el grupo Vicentin. “Es todo lo mismo, responden a ellos. Incluso los fondos para una campaña vienen de ese lugar –denunció–. En un momento, cuando esto ardía, propuse a la comuna que vaya a alguien de Paren de Fumigarnos para dar una charla. No, llevaron a un empleado de ellos, ingeniero agrónomo, que era de la cooperativa Avellaneda y decía que a nosotros nos lavaban la cabeza y que no era así”.