Los barrios más afectados son Rucci, Nuevo Alberdi y la zona del puente Sorrento. Hay reiterados robos de cables que dejan a cuadras enteras en total oscuridad
El robo de cables del alumbrado público ya es una epidemia en la zona norte de Rosario. Mientras el fenómeno baja en el resto de la ciudad, en barrios como Rucci, Nuevo Alberdi y la zona del puente Sorrento, cada vez que se reponen cables y luminarias, las vuelven a vandalizar. La Municipalidad, encargada de tomar los reclamos y hacer los trabajos para reemplazar lo sustraído, lleva presentadas 300 denuncias ante la Justicia por hechos ocurridos en todo el mapa rosarina. La mayoría corresponde a ese sector.
La situación quedó de manifiesto cuando los vecinos de Rucci denunciaron que no tienen luz en la vía pública desde hace casi una semana por el robo de cables en las columnas de alumbrado. El lunes a la noche llevaron adelante una ruidosa protesta por el apagón que afecta a varias cuadras del barrio, que permanecen totalmente a oscuras, dejando a las 10 mil personas que allí viven a merced de la inseguridad. El barrio está partido al medio por la Circunvalación. De un lado, la parte este, queda la Iglesia del Padre Ignacio. Del otro, el destacamento policial y la mini terminal. En esta zona (la oeste) es en donde empezaron a robar masivamente los cables de las columnas de alumbrado publico. Hay unas siete calles que están totalmente apagadas.
“La gente está totalmente enardecida, porque los chicos vuelven de la facultad a la noche y los padres los tienen que ir a buscar. A las 5.30 de la mañana la gente sale a trabajar y tienen que ir a la mini terminal en total oscuridad. La mayoría de los vehículos quedan en la calle, y ya se roban la batería y las ruedas cuando hay luz. Con todo apagado es aún peor”, relató José Bouman, presidente de la vecinal Barrio Rucci. Para poner paños fríos, desde el Ministerio de Seguridad anunciaron un refuerzo con móviles del Comando Radioeléctrico las 24 horas, y también un operativo de saturación. A su vez, informaron que el jefe del destacamento coordina con los vecinos para poner el móvil a disposición en los horarios nocturnos, cuando está todo oscuro, hasta que la Municipalidad arregle las luminarias.
Por su parte, fuentes del municipio explicaron que, mientras en general ha bajado la cantidad de hechos, en estos barrios en particular se da una situación anómala, porque viene habiendo robos de cables sucesivos desde el año pasado. Cada vez que reponen, vuelven a vandalizar. El año pasado robaron 14 farolas, se repararon y se repuso todo el material. En mayo se llevaron equipos auxiliares, las instalaciones complementarias y parte del alumbrado que en ese momento era de sodio, algunas bandejas de las luminarias que contienen cobre.
“A pesar de todo ese vandalismo, la Municipalidad apostó y pasamos a LED 288 luminarias, todas las del barrio. Y hace 8 días detectamos que nos habían empezado a robar, nos comunicamos con la vecinal y empezaron a trabajar dos cuadrillas permanentes de tres personas. Pero nos va a llevar 6 o 7 días más, siempre y cuando no nos roben más materiales”, apuntó Nicolás Mijich, secretario de Espacio Público. A diferencia de otros casos, en los que se roban un cable de alimentación, y solo hay que reemplazarlo, esta vez sustrajeron los cableados internos de 48 columnas que conectan el subterráneo a la luminaria, lo que demanda un mayor trabajo de reposición. “El material que la persona se lleva vale nada, pero el daño que hace es enorme. Hay que soldar tapas, empalmar cables, reponer plaquetas, es un trabajo muy artesanal. No es una reparación normal, sino una obra nueva que va a costar dos millones de pesos de materiales”, lamentó.
En ese sentido, el secretario de Espacio Público afirmó que hicieron varias denuncias, e incluso aportaron al Ministerio de Seguridad posibles sospechosos. “Hay un descenso en el número, pero particularmente en Rucci, Nuevo Alberdi, Sorrento, eso no sucede. Particularmente la zona norte tiene mayor índice de vandalismo que cualquier otro lugar de la ciudad en alumbrado“, detalló. Si bien afirma que han tenido reuniones junto con al área de Control ante el Ministerio de Seguridad, al igual que la EPE, Aguas y Litoral Gas, y ciertas acciones tomadas dieron resultado, en la zona norte sigue habiendo robos reiterados. “Hace un año y medio que no cambia, para unos meses y cuando vuelve lo hace con todo. Robo y vandalismo hormiga hay en todos lados, pero en estos lugares es más problemático”, indicó.
Más patrullaje
En ese contexto, los vecinos de Rucci reclaman un refuerzo de la vigilancia policial: había 20 agentes y dos vehículos, pero quedó un solo patrullero y el otro se dio de baja. A veces sacan el que queda y lo mandan a cumplir funciones a otro lado. De los uniformados, entre los que salen de vacaciones o con carpeta médica, no quedan suficientes para armar los turnos de guardia, por lo que piden que manden cinco más. “El 911 no nos sirve, porque a veces lo llamamos a la madrugada y ni aparecen por el barrio. Pedimos mayor custodia. El lunes a la tarde se robaron un aire acondicionado de un negocio del centro comercial que estaba cerrado, y se lo llevaron al hombro. También quisieron violentar las rejas de una verdulería. La gente tuvo que correr a los ladrones, pegarles y quitarles el aire”, se quejó Bouman.
El presidente de la vecinal dijo que el suyo era un barrio tranquillo, pero si no toman medidas los ánimos se van a seguir espesando, porque se está haciendo costumbre que los vecinos hagan Justicia por mano propia. “El año pasado hubo una pueblada y agarraban delincuentes, los golpeaban y los tiraban en los contenedores. Queremos evitar eso, pero la policía y las autoridades tienen que reforzar la vigilancia”, cerró.