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Eslóganes de campaña: lo propio de la política es el sentido crítico, no el común

Alicia Acquarone repasó en La Marca de la Almohada algunas singularidades de las campañas nacional y provincial para las elecciones de este año, como el promocionado fenómeno ultraliberal desinflado, las virulentas internas y las interpelaciones al ciudadano

Licenciada en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario con posgrado en Ciencias Sociales de Flacso, Acquarone hizo foco en las dificultades del oficialismo nacional de Unidos por la Patria para contener la diversidad de ese espacio y los esfuerzos del precandidato presidencial y ministro de Economía Sergio Massa para limar las asperezas y heridas que dejó la decantación en una lista de “casi” unidad. La foto con los gobernadores, una liga también heterogénea, y otras puestas en escena para mostrar un espacio encolumnado detrás suyo, en medio de renovados frentes de tormenta en la aconomía doméstica y la renegociación del acuerdo con el FMI.

También destacó la virulencia de la contienda interna dentro del conglomerado opositor en Santa Fe, que alimenta dudas sobre cómo continuará la campaña una vez resuelta la Paso. Las declaraciones de la precandidata a gobernadora Carolina Losada y las de su principal adversario interno, el ex ministro Maximiliano Pullaro, parecen un camino de ida, a lo que se suman las críticas de las nóminas socialistas, incómodas en la sociedad con el PRO a la que se sumaron. La amalgama de esa alianza, sostuvo la politóloga en su columna, parece ser apenaas el enfrentamiento con el peronismo, también un universo heterogéneo y atravesado por resquemores.

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Sobre las interpelaciones a los potenciales votantes, Acquarone repasó las extremidades del discurso de la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich, que juega al límite en su empeño por captar el voto conservador y sintonizar con los sentimientos xenófobos y racistas de una parte de la sociedad. Después de algunas de esos pelotazos en el fleje, recordó, tuvo que dar marcha atrás y admitir que las cifras con las que argumentó son ficticias. Por ejemplo, cuando espetó que en la Argentina la mitad de los estudiantes universitarios son extranjeros. O cuando su acompañante de fórmula, Luis Petri, propuso “terminar con los tours sanitarios de los extranjeros que vienen a hacerse atender a hospitales públicos y después se van a sus países”.

En parte, remitió esos corrimientos a la derecha –no tan forzados en el subespacio de Bullrich– al fenómeno del precandidato ultraliberal Javier Milei. Ese fue, inicialmente, el efecto real de lo que ancló en una construcción mediática más que en la realidad. Además, devaluado en los últimos tiempos por las denuncias sobre venta de lugares en las listas de La Libertad Avanza de varias jurisdicciones y, más aun, por los exiguos desempeños electorales de su espacio en las elecciones provinciales en las que participó. Ese sí, un dato que expone la real estatura de la emergencia del personaje.

De regreso a las Paso santafesinas, Acquarone se enfocó en uno de los eslóganes: el que apela al “sentido común” como organizador de la decisión de voto y a la vez como esencia de las propuestas de gobierno puestas a debate.

“Llama la atención que se use como eslogan por los propios políticos”, se extrañó la politóloga. El sentido común, reseñó, es precisamente eso: común, una construcción histórica y cultural pero acrítica, instrumental, básica y no explicitada que oficia como guía en la vida cotidiana pero que es ajena a la política si ésta se entiende como transformadora de la sociedad.

La política, continuó Acquarone, debe superar el sentido común, perforarlo con el sentido crítico para proyectar, por lo menos, un horizonte y acciones a mediano plazo que modifiquen el presente descrito, al menos, como insatisfactorio.