A 3 días de la asunción del líder petista y ante el creciente clima de violencia política, el juez Moraes canceló de forma temporaria las licencias a cazadores, aficionados y coleccionistas
A tres días de la asunción de Lula Da Silva como presidente electo de Brasil, El Supremo Tribunal Federal prohibió la portación de armas hasta después de la toma de posesión presidencial debido a los reiterados episodios de violencia política. La decisión, que está vigente desde la noche del miércoles hasta el 2 de enero, fue dispuesta por el juez Alexandre de Moraes, quien suspendió temporalmente las licencias a cazadores, aficionados y coleccionistas en la capital Brasilia.
La medida se da después de un fuerte nerviosismo generado por las elecciones presidenciales, momento en el que las acciones violentas llevaron a una gran polarización política entre los seguidores de Lula y los de Bolsonaro. El nivel de confrontamiento político es tan acentuado que los seguidores bolsonaristas acampan frente a los cuarteles del ejército y exigen un golpe de Estado.
El 12 de diciembre, el día en que se certificó la victoria de Lula, algunos de quienes acampaban atacaron la sede de la policía federal en Brasilia. El sábado, un hombre fue arrestado por intentar detonar una bomba en protesta por los resultados de las elecciones y dijo que el llamado a las armas de Bolsonaro lo inspiró a armar el artefacto.
En diálogo con Apuntes y Resumen, Juan Lucca, docente de UNR, compartió su análisis político y económico sobre la situación, además de dar su mirada sobre el impacto que tendrá la asunción de Lula en Argentina y en América Latina.
“El nivel de violencia política brasileña no es de ahora y no es heredera sólo del Bolsonarismo, viene de muchísimo antes y le precede a Bolsonaro, que después él los capitalice es otra cosa”, expresó Lucca. Y afirmó: “Bolsonaro claramente azuzó a sus seguidores y lo hizo inclusive ni bien se dio el veredicto de cómo terminó las elecciones. Que se movilizaran eso es verdad que sí es nuevo”.
En esa línea, el docente de la UNR explicó que la derecha y, sobre todo la derecha radical, no tenía incorporada la costumbre de movilizarse, y es eso lo la está haciendo cada vez más fuerte.
“Bolsonaro logra capitalizar y dominar un ámbito que es el de las redes, pero ahora le suman este otro factor que es el de la acción violenta, que el futuro ministro de Justicia brasileño llamó de “terrorismo interno”, algo que parece muy lejano pero que vuelve tratando de desestabilizar los gobiernos en este caso que asumen. Todo eso en el marco de una polarización ideológica muy fuerte entre el Bolsonarismo y el Lulismo, en donde ninguno de los dos puso paños fríos a esta dinámica”, manifestó Lucca.
Y añadió: “Bolsonaro claramente no lo hace al eludir la institucionalidad, o las tradiciones institucionales, diciendo que se va a ir del país y no le va a dar el traspaso de mando de forma directa. Brasil en ese caso es un país muy institucionalista, siempre las toma de posiciones son los primeros de enero, y Bolsonaro con su carácter claramente de díscolo, poco apegado a las tradiciones y a las institucionalidades, el ultimo día de su mandato iba a hacer algo parecido que es justamente esto de viajar para no estar en la asunción”.