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Arsat: de lo propio al alquiler

Mientras que los servicios del ARSAT III hubieran permitido generar ingresos, se gasta 7 millones de euros por el alquiler un satélite privado obsoleto

* Por Alejandro Arnoletti

El Gobierno Nacional alquiló un satélite privado obsoleto para no perder los derechos de uso de la posición orbital 81º oeste en banda Ka, que permite brindar servicios de Internet de banda ancha. Allí debía operar el satélite ARSAT III pero su desarrollo está suspendido desde el año 2016. Con esta contratación el Gobierno le notificó a la Unión Internacional de Telecomunicaciones que la banda está ocupada y no le puede ser retirada.

El satélite alquilado, el Astra-1h, pertenece a la empresa europea SES y su creación data de 1999. El mismo tenía una vida útil de 15 años que ya expiraron. Para no perder la posición orbital, producto de no haber producido el ARSAT III, el Estado Nacional desembolsará 7 millones de euros, que serán pagados en cuotas a lo largo del año.

La empresa ARSAT fue creada por el expresidente Néstor Kirchner en abril de 2006 para hacerse cargo del servicio satelital. La firma pública reemplazó al consorcio privado Nahuelsat, al que se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero de ellos fue puesto en órbita en 1997 y el segundo debía estarlo en octubre de 2003, pero cuando llegó la fecha ni había comenzado su construcción.

Este incumplimiento de la firma privada originó una situación parecida a la actual. El Gobierno debió intervenir para no perder la posición orbital y motivó a la creación de ARSAT. Esta empresa lanzó al espacio el ARSAT I en octubre de 2014 y un año después, el ARSAT II.

En noviembre de ese año se aprobó la Ley Nº 27.208, Plan Geoestacionario Argentino 2015 – 2035. Entre otros aspectos prevé la ampliación de la cantidad de satélites de 2 a 6, siendo el ARSAT III el primero de ellos. Pero con el cambio de gestión, la actual dirección de la compañía decidió la suspensión del tercer satélite. Tres años después no hubo avances, por lo que se debió alquilar uno privado y obsoleto para no perder la posición orbital

En este contexto el portal de Radio UNR entrevistó a Guillermo Rus, vicepresidente de ARSAT hasta el cambio de Gobierno. En la actualidad sigue vinculado a la temática como director de la revista digital LatamSatelital.com. El sitio web trata del sector espacial y abarca temas de comunicación, de observación de la Tierra, de navegación, de acceso al espacio y tiene un foco fuerte en mostrar toda la actividad en nuestra región.

El Estado no desarrolló el ARSAT III y estuvo a punto de perder la banda orbital. Para que no se la quiten contrató un satélite obsoleto. ¿Cómo lo ve?

La necesidad que le surgió a la empresa de alquilar un satélite viejo que no sirve para brindar servicios, con 5 años pasados en su vida útil de 15, es justamente para proteger una posición orbital argentina donde podría haber ido el ARSAT III, que opera también en banda Ka. Al suspender este proyecto y no colocar un satélite se pierde la posición orbital. Estamos incurriendo en un gasto de 7 millones de euros al año aproximadamente por no poner un satélite que podría generar ingresos para la empresa con la venta de sus servicios. Un satélite como hubiera sido el ARSAT III es un elemento muy importante para acortar la brecha digital y llevar la banda ancha a todo nuestro territorio. Es parte de una política de haber frenado la actividad de la empresa. Esto además deparó en la partida de algunos ingenieros especializados, gente con una formación de muchos años y también en el trabajo no solo por su calidad de ingeniero sino por la experiencia de trabajar en ARSAT y en otras empresas como Nahuelsat. Hay un caso interesante de un ingeniero que se había ido con la crisis de Nahuelsat, volvió a la Argentina motivado por la fabricación en el país de ARSAT I y II, y ahora se fue a España a participar de una misión europea con miras a marte. También se fue el jefe de proyecto del ARSAT I. Más allá de la parálisis y el perjuicio económico que genera eso, también tenemos la pérdida de profesionales de esta calidad en la empresa.

La primera nota que le hice fue titulada con una cita textual: “No se puede perder el espíritu de que Argentina tenga una industria satelital”. ¿Lo perdimos?

El espíritu lo seguimos teniendo. Tal vez la conducción de ARSAT, quienes tienen la responsabilidad de llevar el Ejecutivo Nacional, no parece tenerlo. La mayoría del país sí lo tiene. Lo que se está generando es un retraso, pero la voluntad de los argentinos de desarrollar su industria satelital está intacta. ARSAT genera orgullo en la mayor parte de nuestra población, sus logros son bastante indiscutidos. Entonces creo que el espíritu está pero estamos teniendo un retraso con consecuencias tal vez intangibles pero sí tangibles en euros.

Se había aprobado un Plan Geoestacionario 2015 – 2035. ¿Cuánto se cumplió?

Así como se aprobó, está. Todo lo que se había establecido en ese plan no se cumplió; está en una situación de parálisis. Esa Ley dice que ARSAT tiene que presentar cada 3 años una actualización y hasta puede llegar a ser un plazo largo porque esta industria avanza muy rápido. Serían lógicas las modificaciones en un plan de estas características, de 20 años. Esto tenía que ser presentado en noviembre y no se hizo. Incluso demuestra desidia porque no presentaron una actualización. Puede haber distintas miradas políticas, distintas formas de hacer las cosas, algunas con más ímpetu de desarrollo nacional, otras no tanto. Lo que pasa ahora es que directamente desconocen la Ley, no presentan la actualización, es extraño. Después se habla de respetar las instituciones, que el Congreso era una escribanía, etc. Claramente lo que hace la alianza Cambiemos va en contra de las palabras que se pusieron en la boca antes de ser Gobierno.

Y hace poco se privatizó parte del espectro a compañías telefónicas

Todavía es un potencial. Hubo un decreto que eliminó una reserva que tenía ARSAT de una porción de espectro de 90 MHz, que es significativa. Los operadores nacionales tienen alrededor de 140 MHz y tuvieron 50 MHz hasta que ampliaron en su asignación de espectro con la licitación de 4G. La mitad de esos 90 MHz es producto de la caída de la adjudicación que se hizo a Grupo Ar-Link, con la licitación de 4G en Argentina, con la que se buscó el ingreso de un nuevo operador para que haya 4 alternativas de telefonía móvil.


Ar-Link era de Grupo Vila…

Claro. Grupo Vila ganó esa licitación por 506 millones de dólares y no pudo afrontar el pago, por lo que retiró esa adjudicación. El Estado buscaba mayor competencia para que los argentinos tengamos mejores servicios, más alternativas, mejor cobertura. Fue una licitación internacional y Ar-Link el único oferente que no fue adjudicado. El resto eran Claro, Telefónica y Telecom, a quienes se le asignó 4G y lo pagaron. Esa búsqueda de mayor cobertura y no solo servicios se buscó canalizarlo a través de ARSAT, no con la misma calidad que hubiera tenido Ar-Link sino buscando que se desarrolle conectividad pensando en inversiones móviles en la seguridad y defensa de nuestro país, articulación con Pymes y cooperativas del interior y las empresas públicas provinciales de telecomunicaciones. Así se pretendía llegar a esos lugares con la lógica de la fibra óptica de ARSAT y la TDA: brindar servicios de comunicación donde el mercado no llega porque es inviable o porque no cumple con la normativa vigente, o necesidades que superan el despliegue de las compañías. Ese es el espectro que se reservó a ARSAT con el cometido especificado en el artículo de la Ley. No se puede cuestionar con que había una idea de competir con los grandes operadores porque claramente era un proyecto que estaba pensado para complementar con las soluciones que da el Estado. Pero no se hizo nada, está paralizado. Ahora dicen que el espectro no se estaba usando, que estaba ocioso, por lo que entonces hay que eliminar la reserva para dárselo a las empresas. Estaba ocioso porque el Estado con ARSAT no hizo nada. Es lo mismo que con la posición orbital. Y otra cosa interesante es que las empresas desde 2014 triplicaron la cantidad de espectro disponible y en los últimos años tienen en baja las inversiones que están haciendo, según los propios datos del ENACOM. Y también están cayendo la cantidad de las líneas telefónicas porque está difícil pagarlo.

Según el índice de inflación presentado este jueves Comunicaciones tuvo la suba más alta, de un 7,4 por ciento

Mirá. No hay más líneas para poner en el mercado porque hay 1,4 línea por persona en la Argentina y la gente se pasa a los prepagos. Entonces la forma de mantener los ingresos es subiendo los servicios porque sino no hay forma.

Se había firmado un acuerdo con la firma Hughes. ¿Qué hay de eso?

Las novedades que tenemos por ARSAT son todas de informes periodísticos. No hay anuncios de los temas satelitales y eventualmente si hay algo dicho por autoridades es en una nota de Clarín o La Nación. Es algo mediático donde dicen cualquier cosa para forzar la nota, para decir algo. Pero no hay una comunicación oficial y esto demuestra también la desidia. No solo no hay un plan que modifique la Ley sino que directamente no hay un plan. No hay nada escrito ni publicado en la página de la empresa. Es notable y sorprende. Del acuerdo no se sabe nada. Se conoció eso, se habló un poco y no hubo una comunicación posterior. Se entiende que no prosperó porque no hubo ningún tipo de informe periodístico sobre el tema.

Recién me planteaba el caso de dos profesionales que se fueron de ARSAT. ¿Cuál es la situación de los que todavía siguen en la empresa?

Hay malestar porque la carrera profesional de las personas se ve perjudicada por esto. El éxodo no es tan fuerte porque no estamos en Europa, donde se pueden ir a trabajar de Francia a España y están a unas horas de su familia. No es tan drástico. Acá cuando se van se tienen que ir a Estados Unidos o Europa; lógicamente también está la posibilidad de Asia, pero la diferencia cultural o el idioma son barreras. En la región hay muy poco y buscan desarrollar sus capacidades propias. Tal vez puedan contratar a un argentino pero buscan formar a su gente y tratar de nutrir las capacidades nacionales. En general también son estatales como en Argentina. Ese fue el caso de Europa hasta hace un tiempo pero cuando se formaron y consolidaron estos operadores y se expandieron a mercados internacionales, el sector privado ingresó. Hubo despidos fuertes en un primer momento por una cuestión casi ideológica, lógicamente hubo un recambio dirigencial pero después hubo series de despidos por goteos que no eran de cargos jerárquicos. A algunos le encontraban una causa, a otros no. Hace poco echaron a una persona que venía de Nahuelsat, formada de muchos años, porque tenía un régimen de menos horas y no lo aceptaban. Entonces lo echaron con causa porque no cumplía el horario. Es muy hostil y no deberíamos acostumbrarnos a este tipo de situación por más que sea un trabajo calificado.

¿Cuál es el rol de los privados en Argentina?

Hay varias empresas que brindan servicios sobre la capacidad de los satélites de ARSAT o de operadores internacionales. Son PyMES, empresas chicas o que dependen de multinacionales pero filiales pequeñas comparadas con otro tipo de firmas. Argentina se destaca a través del INVAP, con una serie de PyMES, empresas y también organismos del sistema científico tecnológico con la capacidad de fabricar satélites, no solo de ARSAT sino también de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Además en 2010 surgió un operador privado con financiamiento internacional que se llama Satellogic pero que controla mucha gente en la Argentina. Lo puede hacer en parte por esa experiencia argentina. Si la persona que la impulsa fuera de otro país que por ahí no tiene antecedentes como ARSAT o la CONAE tal vez le sería muy difícil. Satellogic desarrolla sus propios satélites y lo podría hacer en Europa, Japón o EEUU, aunque hacerlo en Argentina se da por esos antecedentes que tenemos en los proyectos estatales. Acá la discusión no pasa por estatal o privado, sino que deben ser las dos como ocurre con el entramado que hay en EEUU o Europa. Ambas pueden ser pujante, con fuertes inversiones.

¿Cómo ve el futuro de ARSAT y del INVAP?

El futuro es igual como el del resto de las industrias de nuestro país. Están muy vinculados al proyecto económico que tenemos. Si tenemos un proyecto político que busca la reactivación industrial, traer capacidad a la Argentina, creo que el futuro de la industria satelital va a ser bueno. Pero si ahora el proyecto político desestima eso y se apalanca en el sistema financiero internacional, tiene como una falta total de nacionalismo, de búsqueda de identidad nacional, no hay una mínima preocupación por la búsqueda de independencia de soberanía política económica, claramente como en este momento la industria satelital argentina va a estar ligado a eso. No hay que solo seguir las indicaciones de Estados Unidos, sino que hay que buscar complementariedades virtuosas con esos países. Argentina la tuvo porque lanzó un satélite en conjunto con la NASA. Si no vamos en esa dirección la industria espacial y tantas otras están casi condenadas.