El pueblo argentino camina los 40 años consecutivos de democracia. El periodo más extenso sin interrupciones de golpes cívico-ecleciásticos-empresariales-militares como sucedió desde 1930 a 1976. En el marco de este 24 de marzo, falleció impune uno de los empresarios personeros de la complicidad, el miedo y los crímenes
Por Diego Fiori
A 40 años de la recuperación de la democracia, la muerte no redime. Sólo podría hacerlo una sentencia de la Justicia. Poder que ha zigzagueado y buscado poco o nada la construcción de Memoria, Verdad y Justicia. Al pasar el tiempo hay total claridad que la agenda público-mediática estuvo obturada por las mismas variables instaladas en el período de facto. Todos los medios, excepto pequeñas distinciones, han optado por posturas grisáceas y así dar vía libre e instalar la versión e ideas de los comandantes de la dictadura.
Plantaron dudas cargando delitos sobre las víctimas, incriminando a todos los que participaron o participan del quehacer político, diciendo que las Madres, las Abuelas y los organismos de Derechos Humanos eran “células terroristas”, “que recibían dinero del exterior”, “que eran comunistas e iban a tomar el poder para rifar el país”, “que no tenían proyecto y ponían en riesgo la soberanía”, “que eran unos zurdos extremistas”, “que se hacían negocios con los DDHH” y todo lo que se pueda imaginar.
La frase “algo habrán hecho” se escuchó fuertemente argumentado por la ignorancia basándose en las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos. Todo eso avanzó, mirando los juicios a las juntas militares, pero en realidad, hasta la anulación de esas leyes en el año 2001, y que en 2006 fue la primera sentencia por delitos de lesa humanidad a militares, provocando un aluvión de investigaciones frenadas, imputaciones y sentencias a los responsables. Recién ahí, podemos hablar de juicios por la verdad, y pensar en Memoria, Verdad y Justicia. Los juicios continúan en todos los rincones del país. El inteligente paso del tiempo, y el amable ocultamiento de todo les dió un buen pasar a los responsables de los crímenes, la violencia y el miedo.
Fue con la hecatombe económica de 2001 que las estructuras de la República se vieron vibrar. Recordar que el presidente se fue en helicóptero de la Casa de Gobierno, que hubo decenas de muertos y heridos, que Fernando De La Rúa no denunció el ahogo de la deuda externa y corrupción heredada de los noventa, y que en ese contexto pasaron siete presidentes hasta las elecciones del 25 de mayo de 2003.
Por todo lo mencionado, hay que destacar el funcionamiento de las instituciones de la República garantizando el funcionamiento del país. Por ello, y con la distancia de los años, es saludable saber y conocer cómo puede o debe responder la estructura que nos contiene, incluso para generar debates que develan la historia oculta y distorsionada.
A partir de las sentencias por los juicios por la Verdad Histórica, el gesto político y simbólico del presidente de la Nación Néstor Kirchner de bajar los cuadros de los genocidas de una galería de honor en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) es que el pueblo argentino empezó a hacerse más preguntas y exigir respuestas sobre la ignominia padecida por más de 30.400 compatriotas, sus familias y compañeros de militancia.
Muchos interrogantes tienen como eje la búsqueda de las manos y cerebros cómplices de la última y todas las dictaduras. ¿Quiénes fueron los civiles, empresarios y religiosos que ocultaron, ayudaron, asesoraron, financiaron, se beneficiaron, filtraron información o denunciaron a militantes políticos, docentes, estudiantes, obreros, artistas para ser perseguidos y/o aniquilados?
Poco se sabe que desde 1973 en adelante se reunía en un petit hotel de Recoleta una caterva de empresarios e intelectuales para diseñar y asesorar sobre sus metas y objetivos sociales y económicos. Los detalles de los mítines no se conocen, pero sí conocemos muy bien los efectos y resultados de sus políticas implementadas.
Según investigaciones, se puede detectar y destacar que desde la década del ‘50 existen clubes y ateneos que emergieron con distintos nombres y casi los mismos integrantes con la misma finalidad. La historia de esas trayectorias fue reconstruida, entre otros, por Vicente Muleiro en su libro 1976: El golpe civil. Su hermano, el investigador y periodista Hugo Muleiro, autor de Los Garcas, Los Monstruos, entre otros títulos contó: “Daban charlas, conferencias y había reuniones semanales con debates. Pasaban unas 40 personas: abogados, militares, periodistas. A medida que el gobierno peronista, tras la muerte de su líder, entra en crisis y se debilita, la actividad del grupo se acelera. Uno de los contertulios era Jaime Perriaux, que saca de allí una ‘mesa chica’, que se reúne en Recoleta, donde sale la pata civil del videlismo con eje en José Alfredo Martínez de Hoz y la participación de Mario Cadenas Madariaga, Horacio García Belsunce (padre), Guillermo Zubarán, Enrique Loncan y Armando Braun”.
Objetivos muy bien cumplidos. Arremeter con la flexibilización de la clase trabajadora, multiplicar la deuda externa, recortar los presupuestos en las áreas de Salud y Desarrollo Social, destruir la industria nacional, docilizar a los trabajadores y sus sindicatos, crear todo tipo de injurias, y así aplicar a pie juntillas el Consenso de Washington.
Se llamaba Perriaux por la identificación con el personaje millonario amigo de Martínez de Hoz: Jaime Luis Enrique Perriaux. Y también Grupo Azcuénaga, por la calle donde estaba el petit hotel donde se reunían. El inmueble, se pudo confirmar muchísimos años después, pertenecía a la familia de Carlos Blaquier (Grupo Ledesma), quien murió impune hace pocos días.
Entre esos nombres pueden pensarse dos grupos: una parte fue “orgánica” del Ministerio de Economía de la dictadura y otra aparece entre los grupos de poder que antes del golpe actuaron en el desgaste del gobierno peronista y luego se beneficiaron con las políticas económicas.
Algunos de los personeros visibles de estas bandas colaboracionistas:
– Mario Cadenas Madariaga, secretario de Agricultura de Jorge Videla.
– Horacio García Belsunce (padre), abogado, había sido secretario de Hacienda en 1962 y 1963 y presidente, síndico y director de diversas empresas privadas, entre ellas, Acinplast, Maltería Quilmes, Philips, Santa Rosa, Coroplast y Fiat Argentina.
– Armando Braun, fue presidente de la Cámara Argentina de Comercio, es parte de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias, caracterizada por sus campañas de desgaste, y donde confluyeron los sectores agropecuarios y comerciales cuyos integrantes todavía resuenan en el presente: la Sociedad Rural, Carbap, CRA, Jorge Zorreguieta.
– Jorge Zorreguieta, fue secretario de Agricultura y Ganadería entre el ‘76 y el ‘81 (padre de Máxmia, actual reina consorte de los Países Bajos).
– Ricardo Zinn, fue un economista colaboracionista con cuanta dictadura pudo, es el autor del plan presentado y aplicado por Celestino Rodrigo (lo que terminó en el llamado Rodrigazo).
– Guillermo Zubarán, secretario de Energía de Jorge Videla.
– Enrique Loncan, abogado y economista, dictó clases en la Escuela Superior de Guerra, fue embajador de Onganía en Sudáfrica y luego asesor de la Cámara Argentina de Comercio, presidió empresas mineras, fundó la Barrick Gold Exploraciones Argentina, también La Alumbrera y fue director del Banco General de Negocios.
Los sótanos de la democracia siguen habitados.
Pasó medio siglo de las reuniones que hacían empresarios e intelectuales para pergeñar y tramar sus intereses económicos, ganancias e impunidad. Renuevan nombres de pila, pero no el apellido.
En 2014 el economista Alejandro Bercovich escribió en la Revista Crisis: “Son jóvenes, en general profesionales alejados del estereotipo rickyfortiano, y no necesitan símbolos de status ni carnets de clubes exclusivos porque sus apellidos bastan como pasaporte a la vida VIP”. Con detalles amplió: “La logia –jamás mentada en público y mucho menos citada en diarios y revistas– se llama “Grupo Argentina Mejor”, o “GAM” a secas. Entre sus habitués hay apellidos como Bulgheroni, Blaquier, Eurnekian, Urquía, Rocca y Elsztain, que cubren casi todos los sectores de la economía y se proyectan hacia lo que resta del siglo XXI con emprendimientos en los rubros más dinámicos del PBI. Sus futuras herencias, sumadas, sobrarían para pagar la deuda externa”.
El pueblo argentino muestra su construcción por más y mejor democracia en las calles. En cada marcha por los reclamos de los derechos laborales y sociales. Y por supuesto, cada 24 de marzo en la gran manifestación de argentinos, y tantos países que acompañan y se suman al grito: ¡Memoria, Verdad y Justicia! ¡Nunca Más!
– Más fuentes sobre el tema:
.. Acá podés escuchar las entrevistas que hicimos en el Noticiero Central de Radio UNR con Mariano Hamilton (autor del libro Nunca Más económico)
Y Ricardo Aredez (hijo del médico secuestrado y desaparecido por una patrulla militar que se trasladaba en una camioneta del ingenio Ledesma, Luis Aredez).
.. Los intelectuales liberal-conservadores argentinos y la última dictadura: El caso de Ricardo Zinn
.. Un petit hotel para la usina civil del golpe de Estado. Un certificado oficial revela que el dueño del Ingenio Ledesma, cuyo procesamiento por complicidad en delitos de lesa humanidad acaba de ser ratificado por la Cámara Federal de Salta (aunque murió impune), era propietario del inmueble donde se reunía en los ’70 el Grupo Azcuénaga (por Alejandra Dandan, Página/12).
.. Las “listas negras” de la dictadura: entrevista a Víctor Laplace sobre los archivos descubiertos en el edificio Cóndor.
.. Los dueños de la espada. La conspiración que llevó al golpe.
.. La sangre azul no será negociada. Los hijos de los más grandes empresarios de la Argentina se reúnen en secreto para ensanchar el horizonte de sus fortunas, sin que el 99 por ciento de los nativos advierta la mano invisible de un poder que hace de este país una eterna injusticia, a la que miran con cara de niños ricos con tristeza. ¿De qué hablan los hijos del poder cuando hablan de amor?