El investigador Tomás Castagnino analizó los datos del INDEC en diálogo con La Marca de la Almohada. Destacó que, aunque el índice se mantuvo bajo, los alimentos casi no subieron, reflejando una fuerte caída del consumo. También advirtió sobre el uso político de la cifra por parte del Gobierno

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó este viernes que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 1,6% en junio con respecto a mayo, lo que representa un leve aumento frente al 1,5% registrado el mes anterior. La inflación interanual se ubicó en 39,4%, mientras que en el primer semestre del año el acumulado ya alcanza el 15,1%.
En paralelo, el informe del organismo oficial dio a conocer que una familia tipo necesitó $1.128.398 para no caer bajo la línea de la pobreza y $506.008 para superar el umbral de indigencia.
En diálogo con La Marca de la Almohada, Tomás Castagnino, politólogo e investigador del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), analizó los números del INDEC y el contexto económico actual: “Se esperaba que haya un leve aumento respecto al 1,5% del mes anterior, hubo un leve aumento, pero lejano al 2% que se especulaba. Es una buena noticia para el Gobierno, que lo festeja porque lo único que le importa es el número en la tapa de los diarios”.
Castagnino remarcó el uso político que el oficialismo le da al índice: “La inflación es el caballito de batalla del Gobierno en el campo electoral. Se esfuerzan por lograr que se mantenga en torno al 1%, que es su único objetivo de cara a octubre”.
Aun así, el investigador recordó que “los precios siguen subiendo, al 1,6%. La diferencia es que ahora suben más lento. Desde junio de 2023 el acumulado da 39,4% y desde principio de año, 15,1%. El Gobierno lo que dice es: ‘que suban cada vez menos’, pero suben”.
Entre los rubros que más aumentaron en junio, Educación lideró con 3,7%, seguido por Vivienda, agua, electricidad y combustibles con 3,4%. Del otro lado, Alimentos y bebidas no alcohólicas subieron apenas un 0,6%, y Prendas de vestir y calzado un 0,5%, ambas por debajo del índice general.
Según Castagnino, este comportamiento se explica por la caída del poder adquisitivo: “Lo que menos creció en precios es lo de mayor consumo, por ende, se entiende una caída del consumo masivo. Es decir, la gente compra menos. En cambio, lo que más aumentó son servicios como educación, alquileres y tarifas. Existe una división muy grande”.
En este contexto, la disminución del consumo en productos esenciales como alimentos y ropa se combina con aumentos en sectores inelásticos, donde los usuarios tienen menos margen de ajuste, como los servicios o la educación privada.
Mientras tanto, el Gobierno nacional reaccionó a los datos con una celebración en redes sociales. Desde la cuenta oficial se publicó la frase “llora toda Madrilandia”, en una chicana directa a la oposición política.
Castagnino insistió en que este tipo de respuesta oficial “responde más a una estrategia de comunicación de campaña que a un análisis económico real. Lo que se festeja es el número, no lo que representa para la gente”.
En paralelo, la suba del dólar volvió a encender alarmas. En las últimas jornadas la divisa estadounidense alcanzó máximos históricos, superando los $1.300 en el mercado informal, lo que podría presionar nuevamente sobre los precios en las próximas semanas.
Para el investigador, el panorama continúa siendo complejo. “El Gobierno intenta instalar que hay una baja sostenida de la inflación. Pero esto no implica recuperación del salario, ni mejora del consumo ni del nivel de vida. La economía sigue estancada”.
En ese marco, distintos indicadores del mercado interno y del empleo muestran señales de alerta. La caída del consumo en supermercados y comercios de proximidad, el freno en la producción industrial y la baja en el poder adquisitivo del salario real marcan una desaceleración de la actividad.
Con todo, Castagnino concluyó: “El número de inflación bajo ayuda al Gobierno para su discurso, pero no modifica las condiciones de vida de la mayoría. Porque los precios siguen subiendo, el consumo se retrae y la recuperación no llega”.