Aumento de la desocupación, la pobreza y la deuda externa son las consecuencias de los experimentos liberales: el de la dictadura, el menemismo y el macrismo. Ahora, el Gobierno libertario pretende su radicalización apoyado en dogmas que atrasan un siglo. La visión de un referente del sector metalúrgico de Santa Fe
Mientras el Senado debate la llamada ley Bases, en su segunda versión ya con media sanción en la Cámara baja, el programa Apuntes y Resumen dialogó con el licenciado Roberto Cristiá, titular de Metalúrgicas Crivel y presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario. El proyecto del oficialismo, en particular con el capítulo de beneficios fiscales a las grandes inversiones sin una red de protección de las pymes locales, profundiza la agonía de las unidades productivas que explican más del 70% delñ empleo en el país.
El empresario rosarino cita al boxeador Ringo Bonavena: la experiencia es un peine que te dan cuando ya no te queda pelo. Lo menciona para recordar que la Argentina sufrió mucho en cada experiencia importadora irrestricta. La primera, repasó, fue durante la dictadura, y le siguieron las del menemismo y la del período macrista.
A la segunda la calificó como brutal, porque al comienzo del período, entre 1989 y 1990, había entre 370 y 390 mil obreros metalúrgicos y al final, en 2001, apenas quedaban 70 mil.
Cada una de las tres experimentos de apertura, agregó, coincidieron con precios internos caros en dólares y terminaron de la misma manera. Lo detalló: con aumento de la desocupación –duplicados y hasta triplicados los índices–, incremento de la deuda externa, multiplicada por seis en la dictadura y dejando como herencia, al cabo del macrismo, la mayor jamás tomada en el mundo con el FMI.
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A lo anterior, siguió Cristiá, problemas agudizados de hambre que debieron atajarse en los períodos siguientes con las Cajas Pan durante el primer gobierno de la vuelta de la democracia que encabezó Raúl Alfonsín, con los planes sociales que aún perduran tras la gestión de Carlos Menem y con la Tarjeta Alimentar tras la administración de Mauricio Macri.
Son las consecuencias de las políticas anti industriales, redondeó el empresario. Y explicó que la Argentina no puede dar trabajo pleno sólo con el sector agropecuario, el de comercio y el de servicios. Tampoco, siguió, mueven el amperímetro del empleo los nichos extractivistas como el de la minería, petróleo y gas. Ocupan poca mano de obra: en todo el país, menos que la industria metalúrgica en Santa Fe.
Respecto del Gobierno del presidente Javier Milei, lo describió como orientado por una filosofía en extremo dogmática que atrasa más de un siglo, que abreva en la llamada escuela austríaca anterior a la crisis de 1930. Una línea que casi desapareció, añadió, excepto ahora en la Argentina.
En ese panorama y con las actuales decisiones del Ejecutivo nacional, que se pretenden consolidar con la ley Bases, Cristiá acotó que en Santa Fe, las únicas pymes que aguantan el cimbronazo son las proveedores del sector hidorcarburífero. La industria de la maquinaria agrícola, por el contrario, no repuntó como era la expectativa. Y aclaró que los despidos que suelen acompañar esos parates todavía no se produjeron porque los empresarios sostienen a empleados del sector que cuesta años formar.