El médico, catedrático y farmacéutico argentino que fue Premio Nobel de Medicina, nació el 10 de abril de 1887 y por su natalicio se instauró el Día Nacional del Investigador Científico. En este 2024, la fecha adquiere dramatismo por las circunstancias. Una embestida simbólica y material que sintoniza con un cambio de época. Sandra Fernández, directora del Conicet Rosario, señala la obligación de reflexionar en ese paisaje hostil
En el estudio de Radio Universidad, Fernández conversó con los integrantes del programa Apuntes y Resumen en una efeméridas con mucho para celebrar en la historia pero nada en una coyuntura que obliga a repensar.
Además de los embates simbólicos en redes sociales o medios tradicionales contra el sistema de Ciencia y Técnica, y sus actores, dirigidos y con voluntad de fundar justificación y consenso para su desmantelamiento, la directora del Conicet Rosario llamó a observar que hubo un “cambio de época” en el que quedaron atrás los entramados de la educación y la ciencia, que antes estuvieron ligados a un proceso de movilidad social, no en términos individuales sino colectivos. El acceso a la educación estaba emparentado con la profesionalización, la mejora de las condiciones laborales y económicas, el futuro. Hoy, eso ya no está claro.
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Lo anterior, siguió Fernández, se da en un escenario más amplio. Hay conceptos fundamentales para la democracia como el de ciudadadno, dijo, que fueron transformándose. Los referentes políticos comenzaron a interpelar a los vecinos, y ahora una figura reiterada en la comunicación es la del consumidor, en una saga de degradación de lo colectivo. El otro no es alguien que integra la misma red social que uno, sino alguien que se relaciona con el mercado en términos aislados.
Lo colectivo también está erosionado por la fragmentación etaria respecto de los modos de comunicación y los intereses, abundó la directora del Conicet Rosario. Y con ese diagnóstico, consideró imprescindible trabajar para reinstalar lo colectivo, la capilaridad social, regenerar una sociabilidad en los territorios físicos relegados por los virtuales.
Esa fragmentación social, señaló Fernández, es funcional al capitalismo de rasgos feroces que avanza en todo el mundo. Dentro de este paisaje radicalmente distinto al de hace pocos años, permea a la ciencia moderna: la puesta en cuestión, en los últimos tiempos, de uno de sus elementos fundantes : la racionalidad y el método. Todo es presente y desdén por los datos, menosprecio del conocimiento acumulado en una dinámica de vértigo.