Después de tres años de sequía histórica, en los departamentos del norte santafesino San Cristóbal, 9 de Julio, Vera y General Obligado las continuas lluvias derivadas del fenómeno El Niño provocan una emergencia con pocos precedentes en ámbitos rurales y urbanos
Desde la ciudad cabecera del Departamento General Obligado, el tercer núcleo urbano provincial, con 160 mil habitantes, el ingeniero agrónomo e investigador del Inta Reconquista Diego Szwarc describió en el programa Apuntes y Resumen la magnitud de la crisis hídrica que se atraviesa como sonsecuencia de las recientes lluvias en este enero.
Se trata de un “evento extraordinario“, señaló y lo puso en cifras: desde el domingo 7 hasta el miércoles 10, llovieron 511 milímetros según los registros oficiales del Inta. La estación meteorológica del Instituto, recordó, acumula datos desde 1960, tanto de precipitaciones como de otras variables ambientales y climáticas.
Con esa información es que se construyen las estadísticas por las cuales se puede decir que el presente es el mes de enero más lluvioso de la historia en la zona. Pero, además, el segundo mes en el mismo sentido, sólo superado por el de abril de 1998, cuando llovieron casi 523 milímetros. Y lo anterior, cuando aún faltan 20 días para que termine enero.
En particular, añadió Szwarc, este miércoles se complicó el panorama por la intensidad de chaparrones muy copiosos en breves períodos de tiempo que se sucedieron al agua ya acumulada en los días previos. El resultado, un empeoramiento del panorama tanto en el ámbito rural como en el urbano.
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Se trata, enfatizó el agrónomo, de una “catástrofe” que incluye varios barrios de Reconquista con las viviendas anegadas. Agregó en ese sentido que el intendente Amadeo Enrique Vallejos y fuentes oficiales cifraron en más de 40 mil las personas afectadas. Si bien el jueves no llovió y el agua comenzó a descender, aún hay sectores de la ciudad complicados.
Otro de los elementos críticos, marcó el especialista del Inta, es el arroyo El Rey, afluente del Paraná que divide las ciudades de Reconquista y Avellaneda. Está en alerta por su alto nivel, y provoca algunos problemas en barrios ribereños. Allí hubo que disponer de bombas para desagotar las zonas bajas anegadas.
Szwarc aclaró que lo de la última semana no es un hecho aislado: desde diciembre se registran precipitaciones récord, con 450 milímetros a lo largo del último mes de 2023, que fue el segundo diciembre con más volumen de lluvias de la historia después del de 2014, donde se midieron 496 milímetros.
Con esa seguidilla de precipitaciones, completó el ingeniero, la capacidad de absorción del suelo ya estaba al límite. Y por eso el agua de las recientes lluvias no infiltró en los suelos. Agravado por la morfología de la región, que acota y lentifica el proceso. Por eso, dijo, una lluvia intensa mayormente escurre causando anegamientos.
El impacto de la actividad humana
Respecto de una historia más larga y cómo afecta la actividad del hombre, el investigador del Inta expuso que cualquier cambio de uso de la tierra genera un impacto ambiental. Eso ocurre con la intensificación de la agricultura, dependiendo del grado de conservacionismo de las prácticas adoptadas. El resultado puede ser un agravamiento de las condiciones naturales. No será tan intenso, ejemplificó, si se recurre a mètodos de siembra directa, si se aplican cultivos de cobertura y otras estrategias. De todos modos, aclaró que los procesos de alteración son anteriores.
“No es una historia reciente” la de la agricultura, recalcó. Y al cabo, se generaron horizontes de suelo compactados a unos 20 centímetros de la superficie que, además, dificultan la capacidad de exploración de las raíces de ciertos cultivos.
Las consecuencias de estos procesos se notan más en estos momentos por la ocurrencia de eventos extraordinarios más frecuentes y extremos. Se pasó de una sequía histórica de tres años a las lluvias intensas de los últimos meses, recordó Szwarc.
Ya fuera del ámbito urbano, explicó el ingeniero, en los campos las escorrentías producen erosión, el arrastre de restos de cosechas que son beneficiosos, y eso degrada los suelos. Las lluvias sucesivas, a la vez, ocasionan pérdidas productivas, como las de trigo, y retrasos y mermas en la siembra de algodón y de soja por los excesos hídricos, que en muchas circunstancias impiden el ingreso a los lotes.
Sobre otro de los factores que influyen en la capacidad de absorción de los suelos, el agrónomo celebró que con la ley vigente que clasifica las zonas para regular o prohibir los desmontes o deforestaciones, se continen las intervenciones humanas depredadoras. Es que el bosque, detacó, actúa cpomo una esponja, el suelo de esos paisajes tiene una capacidad de absorción muy superior a la de otros. En particular, más el bosque nativo que el implantado. Y además, hay una comunidad cultural entre los habitantes y el monte que debe preservarse.