El Gobierno de La Libertad Avanza propone en su mega proyecto de ley enviado al Congreso obstaculizar la formación superior a jóvenes de otras geografías bajo un paradigma estigmatizante. Las voces de quienes, además de beneficiarse con un sistema inclusivo que es ejemplo en todo el mundo, aportan y enriquecen las sociedades en las que se insertan
El proyecto de ley ómnibus del presidente Javier Milei propone, entre sus cientos de artículos, revertir uno de los principios de la educación pública argentina, su gratuidad, al establecer el arancelamiento de los estudios universitarios para los ciudadanos extranjeros no residentes, además de modificar los requisitos de ingreso y cambiar las pautas para el financiamiento de la formación superior.
Sobre esa propuesta “libertaria” excluyente y contraria a una tradición por la que la Argentina es reconocida en todo el mundo giró la Tertulia de Viernes del programa Apuntes y Resumen. De la misma participaron, precisamente, estudiantes de varios países que transitan su formación académica en la Universidad Nacional de ROsario.
Quienes estuvieron en el estudio de Radio Universidad son la cubana Cecilia Benitez, maestranda en Cooperación Internacional, la mexicana Kohay Ornellas, maestranda en Literatura Argentina, el haitiano Robinson Glésile, del Grupo de Estudios sobre Migraciones de la UNR, y los brasileños Guilherme Aguiar y Giovanne De Souza Cerione, estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas
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De Brasil
Guilherme Aguiar explicó que, en Brasil, la carrera de Medicina es “muy elitista”. Había hecho un curso de preingreso en la ciudad de Fortaleza para lo que allí se denomina el vestibular: el examen de ingreso. Pero es muy difícil, dijo, porque se anotan alrededor de 5 mil y apenas ingresan un centenar.
Ante ese panorama, continuó Aguiar, habló con su padre sobre las diferencias con el sistema universitario de la Argentina y se decidió a viajar. Ahora se siente en casa en la Argentina. Y acá, destacó, aprendió que la salud es una concepción integral atravesada por lo social. Un paradigma que consideró aún más relevante en medio de los avances de concepciones privatistas y retiro del Estado.
De Haití
Robinson Glésile se decidió a migrar después del terremoto que asoló a Haití en 2010. Hasta entonces, no había pasado por su cabeza. En su país, acotó, los que deciden intentar continuar su vida en otras geografías eligen mayoritariamente Estados Unidos. Èl buscó alternativas, y se decidió por la Argentina en un momento en que aquí no se pedía visa a los haitianos. Eso fue hasta 2018, acotó, durante el gobierno de Mauricio Macri.
Ahora, admitió, “ama” a Rosario y hasta se siente un embajador de la ciudad.
Glésile explicó que en Haití hay una sola universidad pública, que está en la capital, Puerto Príncipe, con algunos anexos en otras localidades. Pero además de una cuestión de número, lo es también, resaltó, de contexto. Una de las diferencias que le llamaron la atención fue el trato más igualitario entre docentes y alumnos, con libertad para cuestionar y una relación entre adultos.
Respecto de embestidas como las que ahora propone el Gobierno de La Libertad Avanza, Glésile señaló que es conciente de que en muchos países, cuando la situación socioeconómica se complica, ciertos sectores toman a los migrantes como chivos expiatorios. Y los acusan de aprovecharse de un sistema, como en la Argentina, de universidad gratuita e inclusiva. Una visión parcializada, sesgada, alimentada por los medios de comunicación, que niega el aporte de los extranjeros a la sociedad donde se insertan.
De Cuba
Cecilia Benitez contó que trabajaba en el Ministerio de Cultura de Cuba, en el área de cooperación internacional, quería perfeccionarse en ese campo pero en la isla no existen para la misma carreras de grado. Buscando, supo de la Maestría en la UNR.
Se encariñó con la ciudad y se llevó la sorpresa de que en un “país capitalista” existiera una educación de calidad, gratis y sin barreras excluyentes como sucede en la Argentina.
Benítez aclaró que en Cuba no hay educación diferenciada: desde los primeros niveles es la misma para todos, y eso genera una base de igualdad para el ingreso a los estudios superiores. Volviendo a su país de acogida, admitió que, si fuera argentina, estaría orgullosa de su educación universitaria gratuita que ahora, desde el Ejecutivo, se quiere cercenar.
De México
Kohay Ornellas también repasó su historia. Estudió Lengua y Literatura de Hispanoamérica en Tijuana. Su deseo era salir de la ciudad, ubicada cerca de la frontera con Estados Unidos y alejada de todos los centros de estudio, y crecer en lo que le apasiona.
Tiene familiares en Estados Unidos que le propusieron conseguir una beca para continuar la formación allí, con la ventaja de tener asegurado con ellos el alojamiento. Pero, aclaró, no es un país en el que le gustaría vivir. Por otro lado, le era difícil continuar sus estudios en México. Buscando, encontró una convocatoria recíproca entre su país y la Argentina. Y como había varias opciones, eligió Rosario. Todo, consultando por internet. Y a pesar de tener amistades en Buenos Aires.
Una circunstancia global fue el factor que comenzó a gestar una residencia permanente en Rosario, aún cuando, aseveró, ninguna persona debería descartar la posibilidad, y el derecho, de desplazarse. La beca de formación, contó, llegó a su fin justo en el inicio de la pandemia de covid-19, cuando ya tenía el pasaje de avión para volver a Tijuana. La situación la llevó a quedarse, y entre otros motivos, por las amistades construidas en la ciudad. Aquí, además, comenzó a materializar sus inquietudes narrativas, y publicó un libro de poesía, comenzó a completar su inserción académica con la personal, y por ahora se queda.