El ex funcionario, legislador y candidato a vicepresidente consideró que la forma y el contenido del DNU que anunció el presidente Javier Milei expresa el autoritarismo del actual Gobierno, y que se trata de un intento por reeditar las poíticas de la década del 90
Es una “barbaridad” que por decreto se quieran modificar o derogar un alto número de leyes, dejó Rossi sentada su postura en diálogo con el programa Apuntes y Resumen. Conbsideró que el “autoritarismo” de Milei quedó explicitado con la apropiación indebida de facultades que les son propias al Congreso Nacional, y que ese fue el motivo principal que desató e rechazo y la movilización espontánea de miles de personas en territorio porteño y otras ciudades del país.
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Rosis destacó que en ninguno de los artículos del DNU hay una referencia a la protección de la gente, en particular del trabajador. “Es todo desprotección y flexibilización laboral, retiro de las herramientas de defensa del consumidor (ley de abstecimiento y de góndolas), modificación del cálculo indemnizatorio, casi eliminación de las horas extras, un ataque fuerte a las organizaciones gremiales con trabas a las afiliaciones”, ejemplificó el tono del texto. Y agregó respecto del avance sobre la soberanía: “Pone en situación de privatización a todas las empresas públicas, incluyendo el Banco Nación”.
El paquete, siguió el santafesino, favorece a los ganadores de siempre cuando impera la llamada ley de mercado. Es el caso de lo que ocurrirá con los alquileres o las tarjetas de crédito y prepagas, cuyas relaciones contractuales quedan totalmente liberadas por el DNU.
“Es volver a la década de los 90”, resumió ROssi: permitirle a las prepagas, por ejemplo, triplicar las cuotas de los adultos mayores para “sacárselos de encima” por los mayores gastos de prestación.
Sobre los pasos a seguir una vez en vigencia del DNU, con su publicación en el Boletín Oficial, refirió conversaciones que tuvo con su compañero del espacio La Corriente y presidente del bloque de Unión por la Patria en Diputados, Germán Martínez. La bancada ya fijó posición, aclaró, con la sustentabilidad jurídica que se requiere para los debates parlamentarios y construir los consensos necesarios para rechazar el DNU en ek Congreso. Para eso, debe ser rechazado por mayoría simple en ambas Cámaras.
No obstante, hay un recorrido para eso, y se deben respetar esos tiempos. El Gobierno, dentro de los 10 días hábiles de la entrada en vigencia del DNU, debe girarlo al Parlamento. Allí lo analiza una vcomisión bilateral de seguimiento, que tiene otros 10 días para emitir un dictamen. Lo haga o no, recién después está en condiciones de ser debatido en los respectivos recintos.
Rossi rescató el “olfato” y la lucidez de los movilizados en la noche de este miércoles en la ciudad de Buenos Aires, porque precisamente y sin una conducción de la protesta, coincidieron en concentrarse frente al Congreso para interpelar a los legisladores.
Sobre la actitud de los bloques de Unión por la Patria, recordó que en octubre el electorado le adjudicó el lugar de la oposición legislativa mayoritaria, como al propio espacio le asignó ese papel en el balotaje. No es opción, completó, transformarse en una suerte de “oficialismo bis” que garantice una gobernabilidad entendida como seguimiento de las iniciativas del oficialismo.