Por Prof. Alejandro Vila, Decano de la Facultad de Humanidades y Artes -UNR
Como integrante de la comunidad de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario tuve la dicha de participar en una serie de reuniones y entrevistas con José Mujica impulsadas por la Cátedra Libre Jose Gervasio Artigas para la Integración de la Universidad Nacional de La Plata y que finalmente en 2025 tuvo su correlato plasmando un libro, con estos encuentros y vivencias, editado por nuestra HyAEdiciones, en momentos en que tengo el honor de ser el Decano de la institución.
Estas entrevistas se llevaron a cabo en la chacra del Pepe en Montevideo y constituyeron una experiencia imborrable para quienes participamos de ellas con un militante político que ocupó las más altas esferas en su país en los roles de ministro, senador y presidente; trayectoria política lo convirtió en un referente en Latinoamérica y el mundo.
Sin medias tintas podemos afirmar que fue una figura de escala global y su opinión fue requerida de manera permanente que temas diversos que desbordan el campo específico de la política , dando cuenta de lo que fue su popularidad, su capacidad de reflexión y cercanía con ciudadanos de diversas regiones, identidades y sectores sociales.
En un tiempo marcado por la velocidad de las redes sociales, sus reflexiones sobre la coyuntura política no quedaron atadas a los consensos lábiles, el conformismo o el oportunismo. Despojado del cinismo y la banalidad propios de la cultura contemporánea, sostuvo valores y la esperanza de construir un proyecto político colectivo y emancipador al tiempo que realizó el esfuerzo de brindar testimonio y ensayar autocríticas.
Su operación intelectual fue compleja y ambiciosa, su experiencia de farmer constituyó una referencia en su elaborado sistema de pensamiento que se anudó a la tradición republicana y al espacio heterogéneo y diverso de la izquierda latinoamericana. En esa línea reflexionó sobre la naturaleza y el futuro de un proyecto emancipador y su praxis, cuestionando el rol del Estado, destacando el valor del conocimiento científico, la educación pública, la autogestión de la sociedad y la integración económica.
El “Pepe”, personalmente, creo que fue de esas personas que lo transforman a uno. Cuando lo escuchaba, cuando lo leía, cuando lo observaba en esas largas reuniones compartidas por militantes de la universidad pública, tomabas dimensión del personaje histórico y conmovía desde su sencillez.
Dueño de un modo de hablar campechano y rioplatense, que pude disfrutar en cada una de estas charlas, y reconociendo su austeridad y honestidad puedo afirmar que fue un hombre ejemplar por su coherencia para sociedades cansadas de frustraciones y desilusiones.
El atractivo de su personaje también se debió a los modos de reflexionar muy cercanos a los de un filósofo al suspender los dogmas y estereotipos, propiciando el pensamiento crítico y afrontando con creatividad grandes temas como el tiempo, la historia, el amor, el trabajo, la felicidad, la libertad y las utopías.
Pepe Mujica fue valiente y arriesgado, no jugó a lo seguro y no fue condescendiente, transformándose de esta forma en una rara avis de nuestro tiempo.
Hoy nos toca despedirlo pensando en todo este legado y por esto, en particular, quienes formamos parte de comunidad de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario queremos expresar nuestro dolor por el fallecimiento de una persona que a lo largo su vida supo enaltecer los valores de la dignidad humana, y para quien la justicia social, la lucha por la equidad y la solidaridad con los más necesitados fueron principios rectores de todas y cada una de sus acciones.
Con la muerte de José “Pepe” Mujica, América latina y el mundo se han quedado un poco más solos, huérfanos de una presencia y una voz a todas luces necesaria.
Gracias Pepe por tus enseñanzas, gracias por el inmenso legado que nos has dejado en cada uno de los pasos que diste por este mundo. Gracias por haber encendido la llama de la política, la justicia, de los proyectos colectivos y mostrarnos que podemos construir un futuro mejor entre todos respetándonos y sobre todo ese mensaje que nos diste a los argentinos. Nos decía que nos tenemos que querer más porque el odio no nos lleva a ningún lado y solo el amor construye.