• Tiempo de lectura:5 minutos de lectura

Caputo anunció el monto del FMI: US$20.000 millones y persisten las dudas sobre su implementación

Tras el anuncio del Ministro de Economía de la nación, Luis Caputo, el Fondo aclaró que el monto aún no está aprobado, aunque sería “considerable”. Mientras el blue retrocedió a $1.300, desde el Mirador de la Actualidad la Economía y el Trabajo advierten que existe gran incertidumbre en los desembolsos y su impacto real en reservas

El ministro de Economía, Luis Caputo, puso fin a días de especulaciones al confirmar que la Argentina negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un nuevo acuerdo por US$20.000 millones, aunque el organismo rápidamente aclaró que el monto aún no está definido y que, de aprobarse, se desembolsaría en tramos. El vocero presidencial, Manuel Adorni, aseguró que los fondos serán de “libre disponibilidad”, pero analistas económicos cuestionan esa afirmación y señalan que gran parte se destinaría a refinanciar deuda existente.

La revelación se dio en un contexto de alta volatilidad financiera. El dólar blue interrumpió su racha alcista y cayó a $1.300, mientras los bonos en dólares frenaron su recuperación. A pesar de esto, el Banco Central continuó vendiendo reservas, en lo que fue su primera intervención en cuatro jornadas.

Cristina Fernández volvió a cruzar a Milei en redes sociales, mientras el Presidente insistió en que la exmandataria “sabe que va presa”. Por su parte, el diputado José Luis Espert generó más confusión al presentar números contradictorios sobre el acuerdo.

Natalia Pérez Barreda, economista del Mirador de la Actualidad de la Economía y el Trabajo, explicó que existe escepticismo en los mercados. En conversación con La Marca de la Almohada, desmenuzó los números detrás del anuncio. “Hay mucha confusión sobre el préstamo, venimos hace más de un mes con negociaciones. Sucedió que cada día es una nueva secuencia, con el anuncio del monto que hizo Luis Caputo y que esto iba a incrementar nuestras reservas a 50 mil millones de dólares”.

En ese sentido reafirmó: “El FMI dijo que no estaba determinado como iban a ser los desembolsos. Las reservas estan cerca de los 26 mil millones de dólares, situación similar a la del año pasado antes del blanqueo donde las reservas cayeron de 30 mil millones con corrida cambiaria a 26 mil millones”.

La experiencia histórica avala el escepticismo. Pérez Barreda recordó: “Caputo dice que van a ingresar a las reservas, pero esto no sucedió nunca, ni con Mauricio Macri con el mayor desembolso de la historia. El mercado lo tomó con dudas porque los desembolsos serán paulatinos. Hay que ver cuánto dinero es de libre disponibilidad y cuánto será para pagarle al propio fondo”.

El calendario de pagos agrava el panorama. Según los cálculos de Pérez Barreda, la economista graficó:  “Lo que se produce si prestan para refinanciar la deuda es incremento de intereses a futuro, si hacemos los cálculos para pagar de acá a diciembre quedan 2600 millones de dólares. Y al año 2029 quedan 14500 millones a pagar, quedan de libre disponibilidad de 5000. Hay que ver cuándo llegan y cómo, para evitar corrida cambiaria y devaluación”.

El mercado parece compartir esta visión cautelosa. “Si bien el dólar blue retrocedió a $1.300 tras el anuncio, otros indicadores muestran desconfianza: la liquidación agrícola se mantiene débil (apenas US$180 millones diarios frente a los US$300 millones necesarios) y los bonos en dólares frenaron su recuperación. Pérez Barreda atribuye esta reacción al conocimiento de que no habrá dólares frescos inmediatos. “El campo sigue sin liquidar porque percibe que la situación de fondo no cambió”, señaló.

Sobre la posibilidad de una maxidevaluación, la analista es contundente: “Sin entrada genuina de dólares a través de exportaciones o inversiones, el tipo de cambio seguirá bajo presión”. En su visión, el acuerdo con el FMI podría postergar pero no evitar el ajuste necesario, especialmente mientras persista el déficit comercial. La conclusión de Pérez Barreda es terminante: estamos ante otro capítulo de la eterna historia argentina de tomar deuda para pagar deuda, con el agravante de que esta vez las condiciones internacionales son menos favorables y el margen de maniobra, más reducido.