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Mempo Giardinelli: “El Paraná no es un negocio, es un factor cultural, económico y político”

En medio del proceso de licitación para privatizar la gestión de la Hidrovía Paraná-Paraguay, el escritor y periodista Mempo Giardinelli denunció corrupción y falta de visión estratégica en el manejo del río. Su crítica apunta a la desprotección del curso fluvial y al modelo económico impulsado por el gobierno nacional

La “Hidrovía Paraná-Paraguay”, principal vía navegable del comercio exterior argentino, está nuevamente en el centro del debate. El gobierno nacional avanza con la licitación para privatizar su gestión, un contrato de 30 años que incluye obras de infraestructura y mantenimiento con una facturación estimada de entre 10.000 y 12.000 millones de dólares. Este proceso, abierto en noviembre, ha despertado interés de empresas europeas y chinas, pero también fuertes críticas desde sectores sociales y ambientales.

En diálogo con La Marca de la Almohada, el escritor y periodista Mempo Giardinelli expresó su preocupación por el modelo de gestión planteado. “Existen 13 millones de argentinos entre ambas costas que viven sobre el Paraná, pero no vemos ese curso natural como una fuente de dinero. Nos hace falta una defensa sobre nuestro río, similar a la que hacen Estados Unidos o China”, señaló.

Para Giardinelli, los modelos de cuidado implementados en otras partes del mundo son ejemplos que Argentina debería seguir. “En esos países, el dragado es cuidadoso, los barcos deben ser construidos en su territorio y el control está a cargo de organismos nacionales, como la Guardia Costera o la Marina. Aquí, el Paraná está tomado como un negocio por organizaciones que se creen dueñas y corrompen el sistema de control”, explicó.

El impacto del proyecto en el ecosistema del río Paraná es otra de las preocupaciones planteadas por el autor chaqueño. Según Giardinelli, las obras proyectadas, como dragados a profundidades de hasta 50 metros, representan un daño significativo. “Un río natural con un dragado de esa magnitud es criminal. Esto genera un deterioro ambiental que sufriremos a futuro”, advirtió.

El escritor también apuntó contra la falta de visión estratégica en el manejo de esta vía fluvial. “Ningún gobierno ha entendido que el río no es un negocio, sino un factor cultural, económico y político. El Paraná es un orgullo que deberíamos defender con principios y valores básicos”, afirmó.

La licitación abierta para la Hidrovía Paraná-Paraguay no solo busca modernizar su infraestructura, sino también garantizar su navegabilidad y operatividad. Sin embargo, las críticas de Giardinelli reflejan un amplio malestar con el manejo histórico del río, agravado por el control que, según denunció, ejercen sectores empresarios sobre los más de 50 puertos situados en ambas márgenes del Paraná.

“Los sectores que se apoderaron de los puertos no paran de disponer cuestiones disparatadas. Hay mucha corrupción que hace difícil afrontar el problema. Si destruyen el río, Argentina lo sufrirá a largo plazo”, enfatizó.

El proceso de licitación dividió las aguas en el país. Mientras algunos sectores celebran las inversiones proyectadas y el impacto positivo que podrían tener en el comercio exterior, otros, como Giardinelli, alertan sobre el costo ambiental y la pérdida de soberanía que implica entregar el control de la hidrovía a manos extranjeras.

El escritor recordó que la Argentina no está exenta de modelos exitosos de gestión fluvial. “Hay buenos ejemplos en el mundo que aquí no se toman. Lo que estamos viendo es un grupo político importante que ha colocado ciudadanos cipayos generando un gran daño conceptual”, afirmó, subrayando que las decisiones tomadas sobre el Paraná reflejan un desconocimiento del valor estratégico y cultural del río.

La importancia de la hidrovía es incuestionable: alrededor del 80% de las exportaciones argentinas transitan por sus aguas, principalmente productos agroindustriales. Sin embargo, este corredor fluvial, uno de los más largos y biodiversos del mundo, enfrenta un futuro incierto bajo el modelo de privatización impulsado por el gobierno nacional.

Giardinelli concluyó con un mensaje de advertencia y esperanza. “Es necesario un cambio de rumbo. No podemos permitir que los intereses de unos pocos definan el futuro de un recurso tan vital para nuestra economía y cultura. El Paraná no es solo un río; es parte de nuestra identidad como país”.