Mientras los precios subieron un 117,8% durante el último año, los alquileres desregulados bajo el decreto 70/2023 incrementaron un 262,8%. Gervasio Muñoz, de la Federación de Inquilinos Nacional, advirtió sobre el impacto en las familias: “Muchos deben elegir entre comer o pagar el alquiler”

La situación habitacional en Argentina atraviesa una crisis crítica: mientras que la inflación del 2024 fue del 117,8%, los alquileres regulados bajo el decreto 70/2023 experimentaron un aumento de 262,8%. Esto genera un impacto devastador en miles de inquilinos que enfrentan dificultades para acceder a una vivienda digna y sostener el pago de contratos que, en muchos casos, tienen ajustes trimestrales.
Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos Nacional, dialogó con La Marca de la Almohada sobre la magnitud del problema. “Las perspectivas no son nada buenas, con el decreto 70/2023 es letal. Durante todo el 2024 se decía que los alquileres estaban por debajo de la inflación, hasta que salió el Indec y reveló que el aumento había sido del doble del IPC”, comentó.
El impacto de estos incrementos se agrava al considerar la disparidad entre el alza de precios y la estabilidad de los ingresos de los trabajadores. Según Muñoz, “los datos oficiales muestran una realidad gravísima, con salarios planchados que obligan a mucha gente a elegir entre comer o pagar el alquiler”. Esta situación afecta de manera especialmente crítica a sectores vulnerables como jubilados y trabajadores informales.
Uno de los factores que contribuyen a esta crisis es la modalidad de los nuevos contratos. Muñoz explicó que, tras la derogación de la Ley de Alquileres, se establecieron dos índices: el de Locación y el Casa Propia. “Ahora se publican de manera bimestral y trimestral, lo que genera contratos cortos con aumentos considerables en cada renovación”, detalló.
Los efectos de estas subas son alarmantes. “Al finalizar los contratos vigentes bajo la antigua ley, las actualizaciones superan el 500%. Esto produce endeudamiento, mudanzas forzadas para buscar opciones más económicas y un deterioro en la calidad de vida, ya que muchas familias se ven obligadas a recortar gastos esenciales como alimentos o servicios básicos”, puntualizó Muñoz.
La problemática también está generando una “crisis silenciosa”, como la describió el dirigente. “Mucha gente vive muy mal, sin exteriorizar lo que está sucediendo. Es un empobrecimiento generalizado del hogar debido a condiciones que no pueden ser ignoradas ni postergadas”, reflexionó.