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Eduardo Rinesi: faltan discursos y prácticas que interpelen el costado solidario de una sociedad escindida

Crítico de la separación entre disciplinas como la Sociología y la Ciencia Política, también cuestiona las simplificaciones en una etapa difícil marcada por la irrupción de la derecha extrema y el aparente acompañamiento colectivo con el que amenaza eternizarse

Hay que ser muy exigentes con la oposición política, con la cultural, con las universidades. Hay también que levantar la puntería de las discusiones. Reclamarle a la oposición política que esté a la altura del enorme desafío que enfrenta en la actualidad”, marca las urgencias del momento Rinesi en diálogo con Radio Universidad en medio de su trajín, en noviembre pasado, durante el Congreso sobre Democracia de la UNR.

Rinesi es rosarino, filósofo, politólogo, sociólogo y docente. Además, integró el Espacio Carta Abierta y el directorio de la AFSCA durante el gobierno de Cristina Fernández.​ Entre 2010 y 2014, fue rector en la Universidad Nacional de General Sarmiento. La licenciatura en Ciencia Política la obtuvo en la UNR. Tiene una maestría en Ciencias Sociales en Flacso y en 2002 se doctoró en Filosofía en la Universidade de São Paulo.

De lo que se trata es de construir discursos y prácticas capaces de interpelar los mejores lados de esas conciencias múltiples y escindidas que forman la sociedad argentina. Eso es lo que podemos reprocharle a la oposición

Crítico de la separación entre disciplinas como la Sociología y la Ciencia Política, que impide una comprensión más profunda de sus respectivos objetos de estudio, en un momento circunscriptos a la pobreza y la ciudadanía, respectivamente, también cuestiona las simplificaciones en una etapa difícil por la irrupción de la derecha extrema y el aparente acompañamiento colectivo con el que amenaza eternizarse.

“La sociedad, la población, o como se designe al sujeto colectivo que surge de las encuestas, en un porcentaje amplio parece estar acompañando un discurso violento, antidemocrático, hecho de estigmas y exclusiones, que invita poco a la conversación”, concede. Pero complejiza: “Es cierto que hay una enorme cantidad que acompaña, pero una sociedad es algo muy complejo, compuesto por individuos que también lo son. Cada uno es un haz complejo de sentimientos, pasiones, pulsiones y razones enfrentadas en sus corazones y mentes torturados”, señala para evitar reduccionismos.

Todos tenemos algo de individualistas posesivos, de egoístas, porque la sociedad nos hizo así, porque esta es una sociedad con esas características, que forma ciudadanos para los que el vecino es un obstáculo, o en el mejor de los casos un depósito circunstancial de órganos que el día de mañana se pueden comprar por un precio justo según las leyes de la oferta y la demanda”, señala. Y completa la contracara de ese entramado: “También es cierto que todos tienen un conjunto de principios solidarios, de valores de reconocimiento del otro, compasión por el que sufre“. Porque, resume, “nadie es un malo o un santo de una sola pieza“.

De esa concepción matizada de la sociedad, surge entonces lo que considera el déficit de la contraposición al modelo libertario que parece instalarse como hegemónico: “De lo que se trata es de construir discursos y prácticas capaces de interpelar los mejores lados de esas conciencias múltiples y escindidas que forman la sociedad argentina. Eso es lo que podemos reprocharle a la oposición“.

Así y todo, concede que “hay que reclamarle a la oposición política que esté a la altura del enorme desafío que enfrenta en la actualidad“.


Los libertarios y la Universidad como enemigo

El Gobierno lleva adelante un ataque brutal sobre dos ejes” contra las instituciones universitarias y sus actores, describe Rinesi para luego precisar ese movimiento de pinzas.

Un primer eje, dice, es “la asfixia presupuestaria, que comprende la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y las partidas para becas“, entre otros aspectos. Y eso “atenta contra el derecho humano a la educación superior, que está garantizado por ley de la Nación”. Va, destaca, contra lo que califica como “un orgullo del país, y que los Estados están obligados a garantizar”.

Es una novedad en la vida política argentina, una inhabilitación del diálogo, con un presidente que directamente insulta a los potenciales interlocutores

Claro, contra esa tradición y legalidad, está el hecho de que “la derecha tiene un escaso respeto por la ley” que es más brutal con la gestión Milei pero reconoce su antecedente reciente con la de Mauricio Macri, señala Rinesi y en ese sentido recuerda las críticas por “las universidades por todos lados, y los pobres que no llegaban” a ellas. Una inconsistencia para la gestión, porque “no se trata de describir, sino de gestionar para hacer cumplir lo que mandan las leyes”.

Pero hay voluntad de ir por otro camino, señala. “Tampoco el actual Gobierno desconoce esas reglas, pero manifiestamente declama estar en contra y milita esa posición. Con la insistencia de que los derechos cuestan plata, lo que es verdad”. Pero se trata de que “el Estado debe financiarlos mediante el cobro de impuestos con esquemas progresivos, y lo que se hace es lo contrario”. Un discurso montado, dice, en el “cinismo de recortar derechos argumentando que los pobres pagan los privilegios, como la educación superior, a los ricos”.

La otra pata, completa, “es la estigmatización del sistema universitario y de sus actores”. Y ello “en contra, incluso, de la democracia en el sentido más liberal, minimalista, que exige un espacio de debates que el Gobierno clausura antes de iniciar el diálogo”.

Es más brutal que el intento del macrismo, advierte Rinesi, “una novedad en la vida política argentina” asentada en “una inhabilitación del diálogo, con un presidente que directamente insulta a los potenciales interlocutores“.