El fin del pago a cuenta del 95% del Impuesto PAIS para importaciones afecta de manera directa a las pequeñas y medianas empresas. Según Juan José Sisca, de APYME, la apertura de las importaciones podría ser un “golpe final” para el sector, que ya enfrenta una crisis por la pérdida del poder adquisitivo y el modelo económico vigente
La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) eliminó desde este lunes el pago a cuenta del 95% del Impuesto PAIS para las importaciones, marcando el inicio del fin de este tributo que ha estado vigente durante cinco años. Según informó el organismo, los importadores solo deberán abonar el 5% restante del impuesto sobre las operaciones previamente declaradas y anticipadas.
El cambio se oficializará este martes en el Boletín Oficial, con la resolución general que establece la vigencia de esta medida. La decisión responde a la finalización del Impuesto PAIS, que caducará el próximo 23 de diciembre. A partir de ahora, los despachos de importación oficializados ya no requerirán el pago a cuenta del tributo, lo que reduce los costos de los productos que ingresan al país.
Sin embargo, para las pequeñas y medianas empresas (pymes), esta medida representa una seria amenaza. Juan José Sisca, secretario general de la Asamblea de la Pequeña y Mediana Empresa (APYME), expresó en diálogo con La Marca de la Almohada su preocupación por el impacto que tendrá la apertura de las importaciones en un sector ya debilitado.
“Para las pymes va a ser un golpe más duro. Estamos demasiado golpeadas; la caída del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones repercute en nuestro mercado fuertemente”, aseguró Sisca. Agregó que el sector, que genera el 75% del trabajo registrado y casi el 50% del Producto Bruto Interno (PBI), se encuentra en una situación crítica: “Si el mercado interno no tiene dinero para comprar, nos irá mal como nos está yendo”.
La apertura de las importaciones, en este contexto, podría ser devastadora para las pymes. “Será el golpe final para la pequeña y mediana empresa”, advirtió Sisca, quien también señaló que Argentina está en desventaja frente a otros países que protegen sus industrias y fomentan las exportaciones. “Nosotros vamos a contramano, facilitando las importaciones extranjeras. Vamos contra la corriente económica del mundo y nos hace muchísimo daño”.
El impacto en los rubros locales
Entre los sectores más afectados, el representante de las Pymes destacó a la industria de los electrodomésticos, particularmente concentrada en Rosario y la región. “La apertura de importaciones afectará a todos los sectores, pero industrias como la de electrodomésticos, que tienen un foco importante de fabricación local, serán muy perjudicadas”.
El dirigente también recordó el modelo económico de los años 90, comparándolo con la actual situación. “Es muy parecido al modelo menemista, donde empresas emblemáticas de Rosario y la región desaparecieron. Firmas que empleaban a 3.000 personas quedaron en el olvido”, señaló.
Una crisis persistente
La crisis económica ya ha provocado el cierre de más de 10.000 pymes en el país, con la consecuente pérdida de casi 200.000 puestos de trabajo. Según Sisca, este fenómeno contribuye directamente al aumento de la pobreza y la indigencia, debilitando aún más la capacidad de consumo y afectando a la industria nacional.
“Hemos soportado y lo seguimos haciendo, tarifazos destructivos que nos golpean tanto en los costos como en el poder adquisitivo de nuestros clientes. Estamos inmersos en un modelo económico que no nos contempla ni a las pymes ni a la industria nacional. Es realmente un desastre”, afirmó.
En este escenario, los únicos sectores que muestran resiliencia son las industrias extractivistas y agrícolas, que dependen menos del mercado interno. Sin embargo, para las pymes, que dependen de la economía local y la demanda interna, la eliminación del Impuesto PAIS y la liberalización de las importaciones representan un nuevo desafío en una situación ya compleja.