El segundo caso de viruela del mono en Rosario, el noveno en Argentina, fue confirmado recientemente. El paciente, un viajero que regresó de España el 10 de agosto, presentó síntomas dos días después de su llegada. Damián Lerman, médico infectólogo y Vicedecano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, afirmó que la enfermedad “no es de alta contagiosidad como el Covid” y detalló las medidas necesarias para evitar su propagación
Un viajero que retornó a Rosario desde España fue diagnosticado como el segundo caso de viruela del mono en la ciudad de Rosario y el noveno en Argentina en lo que va del año. La confirmación del diagnóstico se dio 24 horas después de que se le tomaran muestras tras presentar síntomas compatibles con la enfermedad. Damián Lerman, infectólogo y autoridad en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), brindó detalles sobre la viruela símica, sus formas de transmisión y las medidas preventivas necesarias para evitar nuevos contagios, en diálogo con La Marca de la Almohada.
Lerman explicó que el paciente “probablemente contrajo la enfermedad en España”, debido al período de incubación que varía entre 5 y 21 días. Según detalló, la persona comenzó a manifestar síntomas como fiebre, dolor de cabeza, malestar general y una erupción cutánea dos días después de regresar al país. “El nexo epidemiológico ocurrió seguramente en España”, subrayó, y dejo en claro que este caso no está relacionado con los posibles contagios que podrían surgir del barco cerealero con bandera de Liberia, anclado en el puerto de San Lorenzo, donde parte de la tripulación presenta síntomas similares.
Al referirse a la viruela del mono, Lerman señaló que “preocupa y ocupa por la cantidad de nuevos enfermos en el mundo”. Destacó que la enfermedad se presenta con un brote significativo en la piel, acompañado de fiebre, dolor de cabeza y ganglios inflamados. “Se deriva en un sarpullido con manchas y vesículas llenas de pus”, añadió, describiendo la manifestación clínica más común de la enfermedad.
Respecto a la transmisión, el infectólogo puntualizó que “el contacto para infectarse tiene que ser del tipo más íntimo y cercano”. Esto incluye el contacto directo de piel con piel, a través de mucosas, o por medio de objetos como toallas y sábanas que hayan estado en contacto con cuerpos con lesiones visibles. “No es de alta contagiosidad como el Covid”, aclaró, indicando que esta viruela requiere un contacto más directo y prolongado para propagarse.
Lerman también abordó la importancia del aislamiento en los casos confirmados. “Siempre se prefiere el aislamiento, hasta tanto la piel vuelva a la normalidad”, afirmó. En tanto señaló que el proceso de recuperación dura entre 3 y 4 semanas. Aunque subrayó que la enfermedad cursa generalmente sin gravedad, advirtió que “un malestar peor se puede llegar a dar de forma particular con la afección de la bacteria sobre algún órgano”. No obstante, destacó que la mortalidad asociada a la viruela del mono es baja, especialmente en nuestra región.
En cuanto a los pacientes con enfermedades preexistentes, Lerman comentó que estos casos “no son un muy buen indicador para enfrentar una enfermedad infecciosa”. Sin embargo, aclaró que, aunque el cuidado debe ser más intenso en estos pacientes, la viruela del mono “no es una enfermedad que lleve un riesgo de muerte en un gran número”, y la mortalidad apenas alcanza el 1 por ciento.
Para prevenir la propagación de la enfermedad, el especialista instó a la población a estar alerta ante los síntomas y a consultar a un médico ante cualquier duda. “Se debe prevenir con las alertas que están emitiendo en todo el mundo”, expresó, subrayando la importancia de un diagnóstico temprano y el aislamiento correspondiente para controlar el contagio.
Finalmente, Lerman se refirió a la posibilidad de una vacunación contra la viruela del mono. “Existen dos tipos de vacunas en el mundo, son muy específicas y se utilizan únicamente en casos puntuales con brotes de gran magnitud en ciertas regiones afectadas”, explicó. En cuanto a Rosario, comentó que, dado que el virus no mutó ni se instaló en la región, “es lejano que se produzca una epidemia”.