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Todas y todos aportamos al sistema jubilatorio


Jorge Hernán Simón

Docente de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales – UNR

Se debate  nuevamente los jubiladas y jubilados que aportaron y lo que no, pero en este breve artículo me voy a permitir diferenciar entre aportantes directos y los aportantes indirectos.

Comencemos por definir a la seguridad social: consiste en un conjunto de regulaciones legislativas que aseguran al individuo o grupos sociales un derecho a determinadas prestaciones que cubren los riesgos derivados de contingencias sociales varias. Obviamente, las consecuencias de dichas contingencias no pueden ser afrontadas por los propios afectados.

Las contingencias pueden ser, de origen patológico: salud, riesgos del trabajo; contingencias de origen biológico: maternidad, vejez, muerte; y contingencias de origen económico y social: desempleo, cargas de familia y vivienda.

Luego, podemos puntualizar a la previsión social, que es uno de los subsistemas componentes de la seguridad social y se fundamenta en la protección ante la vejez, la incapacidad o la muerte del principal sustento familiar; todas situaciones que limitan la capacidad de una persona de ofrecer sus servicios en el mercado laboral, sufriendo así una pérdida o importante caída de sus ingresos.

Ahora bien, ¿cómo se financia en el mundo? Tenemos el régimen de capitalización y el de reparto. Brevemente, el primero implica que cada trabajador ahorra mientras se encuentra activo para poder disfrutar de cierto nivel de consumo en su período laboralmente pasivo, que dependerá directamente de los frutos del ahorro por él mismo conseguido.

En cambio, el segundo radica en un contrato intergeneracional donde los aportes de los trabajadores activos son utilizados en el mismo período para financiar las prestaciones a los pasivos, siendo el Estado, que conoce las preferencias de los beneficiarios, quien toma la decisión de distribución de los recursos entre ellos.

Es decir, que en el régimen de capitalización tanto los empleados como los empleadores conocen el monto de los aportes, pero la pensión que recibirá cada trabajador es incierta, pues depende de la rentabilidad de la inversión de esos aportes. En el régimen de reparto, en cambio, las transferencias de las contribuciones y aportes realizadas por las personas jóvenes son dirigidas directamente para financiar a los ancianos de ese mismo período.

Desde el comienzo de las primeras cajas previsionales, Argentina optó por el régimen de reparto, con un breve intervalo desde 1994 hasta 2008 en el que coexistieron ambos sistemas. A su vez, históricamente, los aportes y contribuciones no resultaron suficientes para sostener el conjunto de las prestaciones del sistema por diversos motivos.

El Estado ha recurrido de manera sostenida a los recursos tributarios para hacer frente a las jubilaciones y pensiones. En 1980 se institucionalizó esta situación por medio de la ley 22.293, que modificó la ley 20.221 de coparticipación federal de recursos vigente en dicho momento.

Esta modificación suprimió las contribuciones a cargo de los empleadores y las correspondientes Fonavi, que se compensaban, en principio, con la generalización y aumento de la alícuota del IVA. Es decir que se recurrió a la federalización de la cuestión previsional. A esta situación se la puede denominar “la provincia de la previsión social”, porque disminuye recursos tributarios de las provincias.

En el gráfico siguiente se muestra la estructura porcentual de los tributos del sector nacional correspondiente al periodo 2023. Ahí se detalla por grandes rubros, entre ellos Seguridad Social, que comprende Aportes patronales y Contribuciones de los empleados, que equivalen al 5 puntos del PBI.

 

A su vez, se necesita recurrir a buena parte  de la recaudación de tributos nacionales a la seguridad social, por ejemplo:

  • 11% IVA, de los cuales 6.27% se destina a las 13 cajas provinciales no transferidas, mientras que el 93.73% restante a ANSES,
  • 28.69% impuestos a los combustibles  atención obligaciones previsionales
  • 100% del impuesto adicional de cigarrillos
  • 70% monotributo componente impositivo
  • 6.27% de la recaudación del impuesto a los bienes personales a las 13 cajas provinciales no transferidas

Entonces pregunto: una trabajadora o trabajador informal, o que trabajo en blanco pero la empresa no realizó los aportes en tiempo y forma aportó al sistema? Para mi si aporta y aportó. Porque el IVA los pagamos todas y todos desde el instante que nos levantamos a la mañana y prendemos la luz, encendemos el gas de la cocina, luego el transporte etc estamos pagando. Por cada 100 pesos de carga nafta más de 28 pesos van a ANSES. Con lo cual afirmo enfáticamente todas y todos aportamos vía aportes y contribuciones de la seguridad social y vía tributos.