Diferentes versiones comenzaron a circular respecto del objetivo del movimiento encabezado por el general Juan José Zúñiga, ya detenido. Ponen en duda la gravedad del suceso, y ante ello una investigadora de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, advierte que están en juego los derechos conquistados con sangre por campesinos, indígenas y obreros
Maya Neyrot, integrante del Instituto de Investigaciones Antropológicas-Arqueológicas, alertó sobre los intentos de quitarle dramatismo al intento de Golpe de Estado perpetrado el miércoles por militares comandados por Zúñiga. Soldados y vehículos blindados irrumpieron en la céntrica Plaza Murillo, frente al palacio presidencial en La Paz, en lo que el presidente Luis Arce calificó como como una asonada para destituirlo.
En diálogo con el programa Apuntes y Resumen, Neyrot explicó que lo que se consiguió controlar por parte de las fuerzas leales al Gobierno y movilizaciones populares no fue un golpe a punto de consumarse sino sobre todo un primer aviso de que es posible en el actual contexto del país.
El riesgo persiste, dijo la antropóloga, porque las Fuerzas Armadas demostraron que pueden tomar el poder si quieren. Y eso, señaló, obliga a mantener un estado de alerta en defensa de la democracia, más allá de las posiciones personales respecto del partido del oficialismo, el MAS, y de sus disputas internas entre el sector que responde al presidente y el que sigue el liderazgo de Evo Morales.
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Lo que está en riesgo, enfatizó Neyrot, es el proyecto político que se fue construyendo con indígenas, campesinos y obreros y se condensa en la noción de Estado Plurinacional. No es retórica, aclaró sobre la distinción echada a correr entre golpe y autogolpe o interna oficialista: es la disputa por el tipo de Estado que se desea.
No es pertinente la discusión de si fue golpe o autogolpe, insistió, porque los golpes de Estado los paga siembre la población con la pérdida de los derechos conquistados con sangre a lo largo de los años.
Para la académica de la Universidad de San Andrés, hay un interés de la derecha por bajarle el dramatismo a la asonada militar en el camino ya hace rato recorrido de la deslegitimación de las luchas populares. Lo anterior, sin negar que hay una interna muy fuerte en el oficialismo, y un fraccionamiento político extendido en el país.
Sobre los hechos, dijo, el panorama es aún confuso. Sin embargo, señaló que si fue un movimiento derivado de la interna del MAS por el cual Arce digitó una puesta en escena para mejorar su imagen, no tiene sentido que el mismo general que encabezó esa supuesta farsa salga a contarla públicamente. Cómo está todo en una nebulosa, concluyó Neyrot, el escenario da pie a todas las especulaciones.