Una escalada cualitativa puesta en evidencia en los últimos días que obliga a políticas públicas serias, consensuadas, que comprometan a todos los espacios políticos y actores sociales. Es lo que está ausente, coincidieron los invitados a la Tertulia de Viernes bajo la consigna “Las violencias y sus impactos”
Del programa Apuntes y Resumen participaron, en el estudio de Radio Universidad, la abogada Matilde Bruera, especialista en derechos humanos, profesora titular de Derecho Penal en la UNR, ex Defensora Pública y ex diputada provincial, la concejala del partido Iniciativa Popular Fernanda Gigliani, su par socialista Verónica Irízar y el representante del Sindicato de Trabajadores de Estaciones de Servicio de Rosario Ismael Marcon.
Matilde Bruera puso en foco las sobreactuaciones en materia de seguridad que, a su juicio, agravaron el escenario de violencia que, como los demás interlocutores, admitió que no es nuevo en la ciudad. Lo que hay, reprochó, es un “jugar para la tribuna” sin tomar decisiones serias, tanto desde la Provincia como desde Nación. Puso como ejemplo las imágenes de los detenidos en penales provinciales “a lo Bukele”.
Bruera evaluó que lo que sucede en Rosario es un salto cualitativo de relevancia en materia de violencia. Porque los asesinatos de cuatro trabajadores de las últimos días dieron por tierra con la sensación de que la violencia estaba restringida a los barrios periféricos. El miedo, ahora, se extendió a todos los rosarinos, que sienten que cualquiera puede ser víctima.
la abogada agregó, respecto de la gravedad del cuadro, que los ataques fueron pensados: a trabajadores de servicios, lo que amplifica la repercusión por las reacciones de los respectivos gremios. Fueron planificados, insistió, y ante eso las autoridades responsables no pueden jugar con anuncios que son “puro ruido”.
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La concejala Gigliani preguntó cómo el sistema político, en un momento de gran apatía ciudadana y una situación compleja de la ciudad, puede estar a la altura de las circunstancias. EN ese sentido, señaló la puesta en escena de los gendarmes que ya estaban instalados en Rosario y simularon que llegaban para al foto con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. Esas actitudes, enfatizó, alimentan la desconfianza generalizada en tornmo a las acciones públicas.
Respecto a las sobreactuaciones, recordó que el propio ministro de Seguridad del presidente Nayib Bukele, Gustavo Villatoro, le escribió a Bullrich para expresarle el “error muy grave” de la foto de los detenidos en Santa Fe. “Están equivocados, eso solo lo podes hacer cuando las bandas ya están neutralizadas y tenes el control total de la calle”, le expresó sobre la emulación del método carcelario de El Salvador. El planteo fue, reprochó la concejala, “copian mal”.
Sobre las polìticas públicas y la toma de decisiones, agregó que es preocupante que no se haya convocado en Santa Fe a una reunión interpartidaria. “No hay lugar para el caranchismo político”, estimó sobre la necesidad de un aporte de todos los espacios sin mezquindades. La salida es colectiva, reforzó, no llegará por iluminación de un “mesías”. La convocatoria cuya ausencia lamentó, juzgó que debe ser extensiva a otros actores como los sindicatos, las organizaciones sociales y las instituciones.
La concejala Irízar puso en contexto la situación de Rosario respecto del país. La Argentina, describió, ingresó a una nueva época con la asunción de un presidente “dedicado a tirar bombas de humo que nublan más a una sociedad” ya obnubilada. Un jefe dle Estado nacional que en vez de preocuparse por los problemas, señaló respecto a Javier Milei, se dedica a confrontar, a buscar enemigos y descargar culpas, cuando su responsabilidad es construir las soluciones. Así, continuó, se hace un “show” con la crisis de seguridad que asola a Rosario.
Respecto de las nada novedosas medidas anunciadas, Irizar recordó que en 2013 fue el primer desembarco de fuerzas federales en la ciudad, y como las siguientes fue transitoria, espasmódica al compàs de los picos de violencia, sin un plan integral que permitiera modificar el escenario.
Aún así, el anuncio de efectivos que repitió Bullrich es también cuestionable en números: por la extensión y la población de la provincia, contrastó la concejala socialista, son necesarios 7 mil agentes, no los poco más de 400 prometidos. Pero más allá del número, señaló que lo que es imprescindible es un plan de actuación, definir su control y la coordinación. Hace falta investigación e inteligencia criminal y apuntar a los escalones más altos del negocio del narcotráfico, crear por ejemplo una sede –prometida por la anterior gestión nacional– de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) para atacar el lavado y circulación de dinero ilegal, que se realiza en escenarios opuestos a los barrios en los que se muestra el escalón más bajo del circuito, marcado por la violencia.
Hay que construir un proyecto de futuro, abundó para apostar a miradas integrales, y sobre eso consideró que las medidas decididas por el Ejecutivo nacional van en sentido contrario.
EL gremialista Ismael Marcón aportó la perspectiva de uno de los sectores afectados directamente por la situación: el asesinato de Bruno Bussanich, el joven playero de 25 años perpetrado en la noche del pasado sábado, mientras cumplía su turno en una estación Puma de zona oeste, por un muchacho que le disparó tres veces a quemarropa en el cuarto asesinato de un trabajador durante la misma semana.
El gremio está preocupado, dijo Marcón, los trabajadores están muy asustados y lo mismo sucede con los propietarios de las estaciones de servicio y los clientes. En ciertos horarios, recalcó, los surtidores parecen fantasmas, y en términos territoriales pasa lo mismo en los expendedores de algunas zonas de la ciudad. Agregó que muchos empleados, aún a riesgo de perder el puesto laboral, le plantean a los dueños de los comercios no trabajar de noche.