Rosario atraviesa una creciente ola de violencia que marcó la última semana con cuatro crímenes de gran impacto. En entrevista con La Marca de la Almohada, Esteban Rodríguez Alzueta, investigador y docente de la Universidad de Quilmes, analizó la realidad que vive la ciudad
En diálogo con La Marca de la Almohada, Esteban Rodríguez Alzueta, investigador y docente de la Universidad de Quilmes, analizó la compleja realidad que atraviesa Rosario. El investigador destacó la necesidad de diferenciar las diversas manifestaciones de violencia, y recalcó que no toda la violencia en la ciudad está vinculada al narcotráfico. Señaló que existen distintos tipos de violencia, como la expresiva, emotiva e instrumental, que convergen en la cárcel como punto focal.
En ese sentido, Rodríguez Alzueta destacó la necesidad de comprender y diferenciar los diversos tipos de violencia que afectan a la ciudad. “Venimos de una escalada de violencia de hace años, no es reciente”. E insistió en que “no se puede encasillar toda la violencia bajo la etiqueta del narcotráfico”, subrayando la existencia de otras formas de violencia que deben tenerse en cuenta.
En su análisis, el investigador desgranó la violencia interpersonal que caracteriza a Rosario, destacó la presencia de grupos en disputa que generan una ola de violencia expresiva. Robos violentos, extorsiones, ocupación de espacios para búnkeres, balaceras y sicariatos se entrelazan en un tejido social marcado por la confrontación constante.
La cárcel, según Rodríguez Alzueta, se erige como un punto de convergencia donde estas distintas formas de violencia se entrelazan. “Todas estas violencias, las expresivas, emotivas e instrumentales confluyen en la cárcel. Lugar de posta ineludible para un montón de gente y jóvenes que se sienten con más chances de pasar una temporada encerrados que conseguir un trabajo o ir a la universidad”, apuntó.
El investigador abordó también la problemática estructural en la cárcel, donde presos con penas extensas y vínculos a bandas comparten espacio con aquellos que llegaron por juicios abreviados. “Uno de los grandes problemas que tiene Santa Fe es que presos con penas muy largas, vinculados a bandas, conviven con presos comunes, que llegaron ahí por un juicio abreviado”, denunció Rodríguez Alzueta.
En su análisis más profundo, el investigador destacó cómo la cárcel se convierte en un caldo de cultivo para la violencia expresiva, generando condiciones propicias para que los jóvenes encuentren en ella una oportunidad de valor en sus comunidades. “La cárcel crea condiciones donde la violencia expresiva se referencia y se conduce a un recurso productivo. Muchos pibes llegan a la cárcel con la expectativa de poner en valor el cartel que necesitan para estar en el barrio”, expuso.
En el cierre de sus declaraciones, Rodríguez Alzueta planteó cuestionamientos sobre la política criminal actual. “En Santa Fe hay cada vez más pibes presos por el famoso juicio abreviado. El sistema penal no es la respuesta al problema, forma parte del problema porque crea condiciones para que la violencia en los barrios se reproduzca”.
Por último subrayó la urgencia de replantear las estrategias para abordar la raíz del problema y no solo sus manifestaciones más visibles. La violencia en Rosario, según Rodríguez Alzueta, es “un reflejo de desigualdades más profundas que exigen una mirada crítica y soluciones integrales”.