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Campañas políticas: por qué y para qué los escarpines en la punta de un arma, explicados por su creador

Un símbolo de paz, como el tema de Charly García, para sortear el discurso de mano dura en torno al eje de la inseguridad y la violencia y abrir el debate hacia otro rumbo. Así argumentó el consultor y docente de la UNR Lucio Guberman la idea con la que se lanzó el senador nacional Dionisio Scarpin en Santa Fe

¿Cómo se construyen las campañas políticas en este año electoral? Hay algunas con alto impacto, osadas, otras que se acercan al abismo de lo desagradable, como la del diputado nacional Martín Tetaz en su intento de llegar a la Gobernación bonaerense: una caminata sobre charcos de sangre (artificial, aclaró) y la promesa de más policía y cárceles. Porque el tema de la seguridad es un eje de la disputa proselitista. En Santa Fe, la que llamó la atención es la del tres veces intendente de la ciudad de Avellaneda y actual senador nacional Dionisio Scarpin, en la que se hace jugar el apellido para construir la metáfora del escarpín de bebé en la punta de un arma de fuego. Mentor de la idea es Lucio Guberman, consultor político y docente de la UNR, donde dirige el Posgrado en Comunicación Política. En diálogo con Apuntes y Resumen, explicó los argumentos puestos sobre la mesa, el contexto de diálogo que se pretende y el objetivo de impulsar debates que desembocaron en la propuesta publicitaria. Al menos, dio que hablar.

Guberman recalcó que el intento fue, en un escenario de aumento de violencia urbana presente en particular en Rosario, diferenciarse de los discursos englobados en lo que se denomina “mano dura”. Para el profesional, “hay un exceso de persistencia en el error, con todos los candidatos planteando que la solución para la narcocriminalidad en la ciudad, y en la provincia, es continuar aumentando la presencia de fuerzas federales, y crear más juzgados”.

Contra ello, dijo, fue la gráfica del escarpín en el cañón de un revólver o, ya como una suerte de instalación, un ramillete de flores en el extremo de uno de los cañones instalados en el Monumento a la Bandera. Son parte de una estrategia de campaña más amplia, incluso con algunas faltas de coordinación en su secuencia que, paradójicamente, le hizo ganar impacto

“Lo que discutimos en el equipo de campaña es qué queremos: el discurso que las encuestas señalan como el más efectivo o el que genere una discusión para que la cosa vaya para algún lado”, sintetizó Guberman el armado de la propuesta. “Decidimos lo segundo. Plantear algo diferente a lo que se viene haciendo desde hace 15 años, que es persistir en la respuesta represiva a una situación estructural”.

La referencia histórica de los escarpines: la Revolución de los Claveles de Portugal.

El profesional admitió que toda campaña publicitaria se encuentra ante la tensión impacto-riesgo. Es una relación proporcionalmente directa: si es grande el primer término, también lo es el segundo.

Con las diferentes interpretaciones y asociaciones posibles en la balanza, siguió Guberman, junto con su equipo terminaron por decantar a favor del concepto por una referencia histórica: la de la llamada Revolución de los Claveles de Portugal, que en 1974 puso fin al prolongado régimen dictatorial del Estado Novo, liderado hasta poco antes de su caída por António de Oliveira Salazar. Es que el ícono de ese movimiento cívico militar fue la colocación de claveles en las bocas de los caños de las armas.

Para Guberman, es fuerte la metáfora de un consenso social amplio, como el de Portugal en la década de los 70, alrededor de un “símbolo de paz” –alusión al tema de Charly García– para poner fin a una etapa violenta.

El docente de la UNR reconoció que la campaña tendrá detractores, pero es la lógica del debate electoral. Recordó que todo discurso político es adversativo, es decir que garantiza un adversario con quien debatir. Por el contrario, dijo, los que intentan contentar a todo el mundo son tan lavados que finalmente no surten efecto. Algunos, enfatizó como ejemplo de extremos, se basan apenas en el nombre del candidato y el año de la elección. “Y eso no genera conversación”, remató. En cambio, señaló que el “MenosBalasMásEscarpines” pretende un diálogo a varias puntas. Tanto con otros espacios políticos como dentro del propio conglomerado opositor provincial que intenta consolidar un todavía difuso Frente de Frentes.

El contexto para el lanzamiento de ese debate mediante la campaña, siguió el profesional de la comunicación, es el de otras fuerzas políticas que prometieron seguridad y no la consiguieron, las que gestionaron en su momento el tema con magros resultados, las que propnen mano dura y, hacia dentro en particular, el espacio del precandidado y ex ministro de Seguridad provincial Maximiliano Pullaro. Se pretende, abundó Guberman, un contraste frontal y explícito con esas posturas que pueden simplificarse, graficó, con el mensaje de “somos más guapos”.

Más allá de la teoría sobre la campaña de Scarpin, el dirigente radical que aún no explicitó a qué instancia se postulara aunque una hipótesis plausible es la Casa Gris, lo cierto es que la idea consiguió efectos positivos para el precandidato: ahora su apellido resuena en toda Santa Fe, mientras que antes era conocido sobre todo en el norte provincial, donde fogoneó la defensa del conglomerado Vicentin ante los intentos del gobierno nacional de intervenirlo tras la debacle de la interrupción de pagos, el pedido de quiebra y los juicios por fraudes millonarios.