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El dilema: quién conduce los diversos sectores “unidos por el espanto” que mostró el paro

Las marchas de este miércoles pusieron en evidencia un amplio descontento con el Gobierno de Javier Milei. Pero es una conjunción de demandas heterogéneas que no se traducen por sí mismas en fuerza política. El Ejecutivo, además de ese partido en la calle que por ahora no teme, juega en otros tableros. Y también lo hacen los factores de poder que le dieron letra al DNU y a la mega ley, los gobernadores y otros actores. El balance de fuerzas está abierto, y el rumbo más aun

El programa Apuntes y Resumen convocó a Juan Bautista Lucca, doctor en Ciencias Sociales (Flacso) y máster en Estudios Latinoamericanos (Salamanca), además de director del Centro de Estudios Comparados de la Facultad de Ciencia Política de la UNR, para analizar las características del enojo social hecho visible en las masivas movilizaciones que interpelaron las políticas del presidente libertario Javier Milei y sus socios.

Lucca resumió la descripción de los actores individuales y colectivos que marcharon en las grandes ciudades de todo el país con una remisión al poema Buenos Aires, de Jorge Luis Borges: “No nos une el amor sino el espanto”.  Es lo que, dijo, aglutinó a una gran cantidad de afectados directos por el DNU vigente, el proyecto de mega ley y las medidas ya tomadas por el Ejecutivo.

Lo que no se atisba por el momento, completó el cuadro, es quién pueda expresar y canalizar esa demanda heterogénea. Es una tarea difícil, estimó. Nada es automático. Lucca recordó la polémica referencia de Carlos Marx a que los “campesinos”, por más que estén juntos como un saco de papas, se quedan como un saco de papas, no se movilizan ni forman comunidad por esa sola circunstancia. La gran incógnita es, entonces, quién canaliza esas fuerzas opositoras, quién les da voz y las motoriza políticamente.

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No obstante, el cientista social de la UNR destacó que concretar una movilización como la de este miércoles, en enero, a poco de la asunción de un nuevo Gobierno, tiene una centralidad relevante por lo inédito y su magnitud. Con todo, propuso ampliar el escenario: hay que mirar dónde se juega hoy el partido urgente. Y es, juzgó, en el Congreso. Si bien el pulso de la calle puede influir en las decisiones, aclaró, en realidad tercian los lobbies y los intereses que ya permearon a los legisladores y a los gobernadores, quienes a la vez intentan sus juegos con los partidos a los que adscriben o sus facciones provinciales, con demandas propias. Eso, insistió Lucca, es lo que define lo trascendente en los próximos días.

Incluso es más complejo. Lo explicó: el Gobierno está jugando partidos simultáneos en muchos tableros, y sabe que el de la calle lo tiene perdido aún cuando la derecha aprendió, en los últimos años, a estar presente y entender sus lógicas. Otro escenario es el de la “lapicera” del Ejecutivo, agregó. Y en ese punto puso como ejemplo el anuncio del vocero Manuel Adorni, este jueves, de que el ministro de Justicia, Cuneo Libarona, propondrá la creación de una Fiscalía Anticorrupción (en realidad, hay una Procuraduría de Investigaciones Administrativas dedicada a eso, creada por ley). La mirada, en este caso, está puesta en el votante del actual oficialismo, movido por el enojo hacia el kirchnerismo que “robó durante 150 años”. Si no le puede dar pan, resumió la jugada, le dará circo.

Es que, abundó Lucca, no hay que menospreciar la capacidad de juego que tiene el Ejecutivo encabezado por Javier Milei para direccionar la agenda pública, como en este caso para amalgamar la furia “anticorrupción” que forma parte del ADN de su electorado.

A diferencia de otros Gobiernos no peronistas, sumó, al del autodefinido anarco capitalista “no le mueve el amperímetro” la calle, o al menos todavía no le teme. Incluso cuando la teoría política prescriba que con una calle y un anclaje legislativo débiles, la fecha de vencimiento de una administración nacional apenas alcance la mitad del mandato.

El problema va a estar cuando al votante porteño o del Amba le toque vivir lo mismo que a muchos del interior, como por ejemplo con el aumento del precio del transporte. En un contexto de inflación mensual superior al 20%, se van a poner en tensión las adhesiones, señaló sobre el futuro a corto plazo de la suerte oficial.

De regreso a las características singulares de las marchas de este miércoles, apuntó Lucca, un dato destacable es el rápido aprendizaje de los heterogéneos sectores que se manifestaron para sortear el esquema de gestión represiva de la protesta que pretende imponer el Gobierno, con el llamado protocolo antipiquete pergeññado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como estandarte. No dieron lugar a enfrentamientos ni ofrecieron excusas para un choque con las fuerzas de seguridad.

Otro dato a destacar, sumó, es el hecho de que la CGT haya decidido la medida y la haya protagonizado, en medio de la multiplicidad de participantes individuales y colectivos. Asumió, contra su tradición, el temprano impulso opositor y con eso el papel contenedor de un peronismo “estallado” y sin conducción a la vista. De todos modos, ádvirtió de nuevo, la calle es uno de los varios campos donde se juega la coyuntura. Si es el más visible, no necesariamente es el más condicionante. Y sobre el mismo, está pendiente la construcción de un espacio que cobije ese descontento heterogéneo y le permita transformarse en una dirección política efectiva.