El ex secretario de Comunicaciones entre 2003 y 2006 (gobierno de Néstor Kirchner) y de Comercio Interior desde 2006 hasta 2013 (gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner) opinó que el libertario no tiene un plan macro económico porque es anarquista y, en el fondo, no cree en la gestión pública: para él, todo se reduce a dejar fluir las relaciones entre privados
Moreno, en diálogo con el programa Apuntes y Resumen, señaló que recién el domingo, durante la asucnción presidencial de Javier Milei, se van a resolver varios de los “intríngulis” que siguen sin desatarse sobre el libertario: si asume el que se presentó como revolucionario anarco capitalista, o el pragmático.
Como anarquista, aunque a diferencia de otros defensor de la propiedad privada, no cree en el Estado y por eso no hablará ante la Asamblea Legislativa, enfatizó el dirigente peronista sobre lo que el propio presidente electo dijo: discurso corto para diputados y senadores, y largo para los seguidores que convocó frente al Congreso. Es que, reforzó, no le interesan las instituciones.
En base a esa caracterización del fundador de La Libertad Avanza, Moreno insistió en que el Gobierno saliente cometió el último de sus errores cuando homologó al libertario con, por ejemplo, el ex ministro de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz. “Sin siquiera leer las estadísticas”, reprochó, porque el funcionario del gobierno de facto agrandó el Estado y achicó el sector privado. Y por eso, afirmó, fue que el peronismo lo salió a combatir.
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De vuelta sobre el posible rumbo de la gestión que inicia el 10 de diciembre, admitió que con las designaciones completas en el elenco del Ejecutivo algo se puede atisbar, pero con la salvedad de que el libertario no tiene gente propia para completar los casilleros. Es una rara avis, remarcó: en la Argentina, hay sólo otro anarco capitalista: el economista Diego Giacomini. “Ni la hermana, Karina, lo es”. Eso es un gran problema para el futuro presidente, acotó Moreno, porque no tiene con quien hablar.
Las disyuntivas, siguió el ex secretario de Comercio, son grandes para Milei. Recordó que en pocos días cambió el pensamiento que prgonaba desde hacía una década. Y ahora tiene que salir a cobrar impuestos, algo que para él era “robar”. Y, ya en el cargo, “tendrá que salir a «robar» para pagarle a los policías, los médicos, los educadores, las fuerzas de seguridad, que no son la casta política”.
Si, en definitiva, deja de lado el costado “revolucionario” para asumirse pragmático, agregó Moreno, eligió al peor en el Ministerio de Economía: Luis “Toto” Caputo. Porque vuelve con un esquema de endeudamiento que empezó en 2008, dijo, con el entonces ministro de Economía Axel Kicilloff, siguió con Alfonso Prat Gay y Martín Guzmán. “Ya no hay más posibilidad de endeudarse. El último que lo hizo fue el presidente Alberto Fernández cuando no le pagó a los proveedores”, completó el peronista.
“El primer problema de Milei es que no tiene un modelo macroeconómico, porque no cree en los gobiernos, es anarquista. Su economía es la relación entre personas físicas y jurídicas que establecen su relación en un marco de absoluta libertad. Por eso, en su concepción, ni siquiera debe existir el monopolio del Estado sobre la violencia”, abundó Moreno sobre los augurios de un fracaso de su gestión en poco tiempo. “Por eso no presentó un plan en campaña, porque no lo tiene, sólo medidas aisladas, como la dolarización o la detonación del Banco Central”, argumentó.
En el dogma de Milei, siguió Moreno, no importan ni la recaudación, ni los gastos, ni los precios, ni siquiera la paridad cambiaria, variables que debe ajustar el mercado. Y entonces, cuando tiene que empezar a definir medidas de gobierno, macroeconómicas, está en problemas porque no estudió eso, que es innecesario para su ideario. No tiene metas de planificación.
Con ese diagnóstico, Moreno dedujo que “Milei tiene que fracasar en paz”. Es un presidente legal, porque cumplió con la ley, y legítimo porque cosechó muchos votos. No hay que resistirlo porque a los que fracasan no se los resiste, aleccionó, se los deja que fracasen. Y cuanto más pronto, evaluó, menor será el daño que produzca.
“Milei, igual que Mauricio Macri y Alberto Fernández, no tienen la verdad, y por eso no hay ninguna posibilidad de que su gobierno sea exitoso”, repitió Moreno. Y propuso: “No hay que hacer nada para que sea breve (la gestión). Lo será por su propia doctrina”.
Lo que pasará, evaluó como necesario y con el andar de la nueva administración nacional, y sus consecuencias, la toma de conciencia de todos: “de los que ejercieron el dedo y los que acompañaron a Milei”.
Respecto del peronismo, añadió en base a ese escenario, “ni siquiera habrá tiempo de ser oposición”. En cambio, señaló, su tarea será “utilizar el tiempo para reorganizar el movimiento”. Lo que juzgó un trabajo arduo que debe hacerse de abajo hacia arriba, “porque se terminó el dedo”.
Sobre la ascensión del libertario, la cifró en el fracaso del gobierno del Frente de Todos-Unión por la Patria, que adjudicó a Alberto Fernández porque el Poder Ejecutivo es unipersonal, pero enfatizando que la responsable política es Cristina Fernández porque lo eligió como candidato. Y anunció un nuevo tiempo, en realidad una vuelta a lo que consideró son los principios del movimiento peronista: construye la verdad entre todos, no por decisión de una persona. Es lo que hay que recuparar, opinó.