En el editorial que hizo en su programa, Radioactividad, puso de manifiesto las preocupaciones que embargan al 45 por ciento de la población que no votó como presidente a Javier Milei
Empieza una época en el que según el propio presidente electo de los argentinos, Javier Milei, “no hay espacio para la tibieza”, con cambios profundos y con determinaciones que fijó en su plan de gobierno y que ratificó en el discurso ante sus seguidores la noche del domingo en la Ciudad de Buenos Aires a la hora del festejo. En términos de resultados ya sabemos qué es lo que ha pasado: fue un triunfo apabullante, con una diferencia mayoritaria desusada en los balotajes que es de unos 3 millones de votos y que si se observa detenidamente es más o menos la suma de lo que sacaron el propio Javier Milei y Patricia Bullrcih en la primera vuelta contra un Sergio Massa que incrementó sólo en unos 2 millones de votos su caudal electoral.
Ahora hay que esperar que baje la espuma electoral para saber cómo actuaron algunos sectores políticos del país en cuanto a la perspectiva de elegir o no elegir, de participar o no participar. Lo que queda claro es que no hubo neutrales y en eso la colega Sandra Russo, en una columna que escribió en Página 12 es clara al sostener eso: fue la elección con menos votos en blanco desde la recuperación de la democracia, la elección con la menor cantidad de votos impugnados o anulados, la elección en donde los votos positivos suman la mayor proporción y la elección donde los militantes radicales, los del PRO, los seguidores de Schiaretti y hasta ciertos sectores de la izquierda que apoyaron a la fórmula Bregman-Del Caño inclinaron ahora sus votos hacia Milei.
No hubo un incremento sustancial en la cantidad de votantes desde la primaria al balotaje. Sí se notó una mudanza de electores de distintos sectores hacia Milei y a partir de eso se configura un nuevo mapa político en la Argentina, establecer nuevas reglas de juego, como se sigue adelante, quienes son los nuevos protagonistas de la historia del país, y saber que estamos parados en una Argentina en la que la mayoría votó a un hombre que dijo lo que dijo en el comienzo de su campaña política, se desdijo en medio del camino y es probable que ahora vuelva a su discurso del comienzo y empiece a ejercer un gobierno sin la forma exaltada y descomedida que mostró hasta ahora aunque profundamente y en lo ideológico es el mismo Milei que era rechazado por más del 40 por ciento de la sociedad.
Hoy el país amaneció pintado de violeta. Sólo en la provincia de Buenos Aires con poco más del 2% de los votos, en Formosa y en Santiago del Estero con porcentajes similares se impuso Massa. El resto fue un triunfo apabullante del candidato de La Libertad Avanza con diferencias avasallantes como en Córdoba y Mendoza, y en Santa Fe en particular, donde se esperaba que el socialismo dijo que apoyaría a Massa, donde el radicalismo navegaba a dos aguas y en su discurso casi alfonsinista se presumía apoyaría a Massa, no fueron. Y encima quienes andaban por el medio también lo hicieron masivamente hacia Milei. Si nos vimos extrañados cuando Maximiliano Pullaro le sacó casi 30 puntos a Marcelo Lewandowski en la carrera a la gobernación, ahora Milei le sacó 25 puntos de ventaja a Massa y en Rosario, donde había ganado en octubre Unión por la Patria, se quedó estancado y fue derrotado por la suma de los votos de La Libertad Avanza, el PRO y otras fuerzas por 15 puntos.
Todo esto hay que empezar a metabolizarlo y lo que se espera es un comentario, una reacción que en un primer momento parece extrema. Pero queda claro que hay una mayoría conformada por el odio, el malestar, un sentimiento de rechazo a la gestión de este gobierno, de lo que representa y de lo que supone un futuro incierto tomando el riesgo de que quien asuma la primera magistratura sea Milei en cualquiera de sus dos versiones: el que dijo todo lo que dijo en su primera parte de la campaña, el que luego se desdijo y el que ahora vuelve a ese tono de barricada; junto a Victoria Villarruel que ya sabemos todos quien es; y el sector que los rodea con apellidos como Sturzeneger, Mondino, Roque Fernández, Campos y otros tantos que hicieron lo que sólo saben hacer a lo largo de su vida.
Nosotros presumimos que seguiremos aquí junto a la gente que hoy como cualquier día se ha levantado a laburar a pesar del feriado nacional esperando que lo que viene no sea tan malo como se prevé. Es más, hay gente que está esperanzada en que las cosas mejoren mucho más de lo que están en la actualidad, que no se llegue a situaciones extremas, que no se retroceda en los derechos adquiridos y las conquistas sociales que tantao han costado, que se enderece la economía. Pero particularmente, a pesar de no creer en eso hay que replantearse, congregarse, abroquelarse, preguntarse por qué después de gobiernos populares se suceden expriencias de estas características, preguntarse qué se ha hecho mal y qué no se ha hecho.
Yo me imagino en una transición difícil, con un discurso de Milei pidiendo que el gobierno se haga cargo de todo hasta el 10 del 12 en un discurso que seguramente no escribió él . Y cuando hablo de transición hablo de lo que pasará en los supermercados, en los surtidores, en la continuidad de las clases, la liquidación de sueldos y aguinaldos. Pero después del 10 de diciembre la responsabilidad irreductible será del nuevo gobierno y de Javier Milei. De ahí en más habrá cuatro años con una elección de medio término y cada uno de nosotros, desde nuestros lugares, defendiendo derechos y conquistas día a día.
No es nuestra idea dramatizar ni sembrar miedo sobre el futuro, si una profunda preocupación que es la misma que teníamos antes de las elecciones cuando comentamos que al hablar con los chicos y jóvenes ellos votaban a Milei, pero no sólo ellos sino también los de edad media y los viejos. En mi caso particular, de 10 elecciones presidenciales de las que participé sólo cuento cuatro triunfos, pero esta derrota es la que más me preocupa y es por eso que seguiré aquí levantando la voz para defender los derechos y las conquistas populares, incluso para defender los atropellos de aquellos que este domingo consagraron a Milei presidente de la República.