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A dos semanas del balotaje: tomar posiciones y no esquivar los debates planteados

Una segunda vuelta presidencial inédita que obliga al análisis no sólo de la coyuntura sino de cómo se llegó a ella. Eso fue lo que se puso sobre la mesa de Radio Universidad en la Tertulia de Viernes del programa Apuntes y Resumen

Los invitados fueron Lucía Polola, de la agrupación Mujeres Canayas, la economista Sol González Di Cap, además integrante de Fisfe (Federación Industrial de Santa Fe), el doctor en Comunicación Social de la UNR Sebastián Castro Rojas, Héctor Nene Molina, director de Unicanal (UNR) y el abogado Pablo Cerra, que entre otras actividades se desempeña como asesor de la UOM.

Para Di Cap, el 19 de noviembre se dirime una especie de plebiscito, con la economía en el centro de la escena y dos modelos claros en pugna. Uno, describió, que proclama el inicio de un gobierno de unidad nacional con un plan de estabilización. Con uno de sus ejes el de recuperación de la capacidad de la moneda argentina tras años en los que la inflación tuvo un gran efecto adverso sobre los ingresos. La otra opción, siguió, implica un proceso de dolarización que significa renunciar a la soberanía de la política monetaria y con ello en buena medida de la económica. Y que tiene como pre requisito un dramático ajuste de la mano de una fuerte devaluación con alto impacto en la economía de las familias.

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El Nene Molina se presentó desde su historia personal recordando que votó por primera vez en el regreso de la democracia, en 1983. Aclaró que los vaivenes ocurridos en estas últimas cuatro décadas –en especial resaltó lo que considera la “ruptura trágica” de 2001– hacen que ya nada lo escandalice, aunque sí siente angustia en este proceso electoral por entender que es un escenario inédito.

Agregó que no comparte, como otros, la premisa de votar al menos malo, y que no quiere tener que dar explicaciones sobre su identidad peronista. A su entender, aunque el sistema democrático no satisface del todo a ningún sector social, es lo que existe. Una democracia liberal que sabe a poco para algunos, pero que según su visión, por momentos se estuvo cerca de alcanzar ideales de justicia social y movilidad ascendente dentro de una lista más extensa.

“Es el modelo en que se puede jugar”, reafirmó, en medio de los conflictos de intereses. Y consideró que por primera vez este sistema imperfecto está amenazado.

Polola explicó que “como canayas” ella y sus compañeros están obligados a definirse políticamente porque sus orígenes son populares. Y su posicionamiento es en el lugar opuesto al que representan el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, y sus recientes socios: la postulante perdedora de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, y el ex presidente artífice del pacto entre esos espacios, Mauricio Macri. Están, reforzó Polola, del lado de los desaparecidos, de los trabajadores.

La postura es por toda la sociedad y también por lño que representa el club. Porque, como otros, dijo, es un símbolo público, y con las propuestas expresadas por LLA y sus nuevos aliados también está amenazado de privatización, un modelo que ya hace años Macri propone.

La dirigente canaya destacó que el posicionamiento, explicitado mediante las redes sociales, es fruto de una trayectoria que incluye la participación en Memoria Central, el involucramiento en los temas de derechos humanos, en las movilizaciones de los 24 de marzo. Recordó que pudieron recuperar de los libros de socios del club a los socios desaparecidos, y recuperar sus carnets para la memoria y la verdad. También integra, sumó, el espacio Pueblo Canalla, enfocado en las disidencias dentro del contexto de su incorporación a la institución deportiva. Hoy es por (el ministro y candidato Sergio) Massa, resumió. Y cerró: “Uno tiene que saber decir: yo estoy acá”.

Para Castro Rojas, lo que está en juego se relaciona con los derechos adquiridos, con debates que parecían saldados, con la necesidad de volver a argumentar. Y eso, señaló, es preocupante. Tener que insistir en la explicación del valor de tener una universidad pública, instancias de formación para todos, equidad social en la educación. O volver a tener que debatir sobre los desaparecidos, la ILE, la elección libre de las identidades. Ante eso, coincidió, no cabe no tomar posición.

En ese punto, señaló que entre las dos opciones se decanta una como antidemocrática, refractaria al diálogo con la persistencia en las mentiras, descalificaciones y falacias. “Expresa el odio”, añadió. E insistió en que no se trata de mera violencia simbólica sino material: el deseo de que el otro desaparezca. Castro Rojas estimó que durante las dos semanas que quedan hasta el balotaje esas características se van a profundizar. Y que el riesgo es que ese escenario será de capitalización para los sectores concentrados del poder que se colaron en el balotaje con su representante Macri.

Cerra puso en discusión algunas de las coincidencias precedentes. Primero, quiso aclarar su variada pertinencia para el debate desde una trayectoria que no está circunscripta a la de representante legal del gremio metalúrgico de Rosario. Aclarò, respecto de su pertenencia política, que fue presidente de la primera peña peronista del país, la “17 de Octubre”, y en Newell’s, club del que es hincha. Que escribió el libro Lealtad leprosa, y que es docente en la Facultad de Ciencia Política. Pero, sobre todo, es abogado.

A partir de esas múltiples pertenencias, puso en el tapete la necesidad de “dudar de todo” para evitar caer en escenarios como el actual. “Hay que entender por qué un alto porcentaje de la sociedad reclama lo que reclama”, pidió. Porque si no se entiende eso, se transformará en un estado endémico que permita el surgimiento de expresiones como las que hoy preocupan, pero que no se dan en el vacío. Por qué una franja social, la de los más jóvenes, está cuestionando lo que pasa, y por qué ocurre lo mismo con gran parte de los trabajadores, consideró que es imprescindible analizar. Y preguntarse qué se hizo en estos cuarenta años de democracia para llegar a tal situación.

Recordó que Milei es, en todo caso, brutalmente sincero respecto de lo que propone, y que aún así, acumula seguidores. No es un Carlos Menem, contrastó con el ex presidente que luego admitió que en campaña esquivó sus planes para el Gobierno porque de lo contrario no lo hubieran votado.

Cerra llamó a tener una mirada más compleja. Por ejemplo, entendiendo que el problema no es la puesta en cuestión del número de desaparecidos sino que con eso se produce la ruptura de la frontera que separa un delito común de un delito de Estado. Y que en ello va la puesta en entredicho de las garantías. Esa es la base del discurso libertario, interpretó.

Pero rechazó que haya cosas en las que no se pueda retomar la discución, porque además negar eso es acercarse al fascismo que se expresa en el emergente espacio político. Debatrir todo, insistió, es la base de la democracia. Discutir incluso los derechos adquiridos. Pero hacerlo parándose desde la voluntad aceptar las revisiones para mejorarlo, no para retroceder.

En esa línea, propuso que se trata de ir por delante en las discusiones que, ya està visto, se abren o retoman, para que las reglas de esos debates y las premisas no las pongan los de siempre. No regalar esas confrontaciones ni las palabras que las enmarcan. No tener miedo a dar la discusión, por ejemplo, de las reformas laborales, o de ciertas cuestiones constitucionales. Lo que hay que tener claro, es desde qué lugar se dan y con qué objetivos.