Pablo Feldman sostuvo en su editorial post electoral que la Argentina empezó a escribir este domingo el primer capítulo de un futuro que quiere con ampliación de sus derechos.
La victoria de Sergio Massa, sin prejuicios de las condiciones del candidato, ha modificado el panorama político nacional y demuestra que la sociedad argentina tiene reflejos y posee mecanismos de autodefensa. Porque los resultados en todo el país son iguales. En la provincia de Santa Fe y en Rosario en particular se revirtieron los números de las PASO de una manera sin precedentes. Massa estuvo muy cerca de ganar en la provincia pero ganó con margen la ciudad de Rosario después de tres elecciones en las que no hizo pie ningún candidato que no fuera de la derecha o la extrema derecha. El reparto de bancas para la Cámara de Diputados de la Nación lo demuestra así en la provincia: tres para Milei, tres para Massa, tres para Bullrich y una para Schiaretti, que será representado por Esteban Paulón, que es una buena incorporación al Congreso. Dicho sea de paso, Massa va a contar mayoría en el Senado de la Nación porque logró revertir el resultado en 11 de las 13 provincias que había perdido en las PASO. Digo Massa porque creo que será el próximo presidente argentino.
Y aquí hay que resaltar lo épico de la victoria. Porque después del millón de votos que sacó Maximiliano Pullaro en la provincia para convertirse en el gobernador electo de Santa Fe y que se despegó de la matriz autoritaria de Milei cuando éste agravió a Leandro Santoro (quien forzó un balotaje en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el cual tiene casi nulas chances), es probable que si le piden una opinión sobre los dos candidatos diga que Massa es lo menos malo. Otro tanto seguro pasaría con el intendente reelecto Pablo Javkin, quien al ser consultado en esta radio dijo que ahora se iba a la primera vuelta y que cuando sea el momento pregúntenme y yo les diré si es Massa o MIlei, y creo que a esta altura ya será una decisión tomada. Y no será una respuesta de conveniencia la que lo llevará a elegir a Massa sino su lógica política, su lógica democrática.
El peronismo santafesino, sin participación orgánica por parte de la Casa Gris, con un gobernador Omar Perotti totalmente ausente, sin proporcionar ni las viandas para los fiscales o los autos para el traslado de los mismos, absolutamente desentendido de la jornada electoral, puede f estejar igual. No Perotti, el peronismo digo. Pero sería un error gastar a cuenta como lo hicieron otros tantos y mucho menos sería serio apropiarse de este triunfo que será triunfo si el 19 de noviembre Sergio Massa llega a la Casa Rosada.
El voto de ayer fue mucho más allá de las banderas partidarias pero estaba claro que alguien tenía que tomar esas banderas y fue el ministro de Economía del 120% de inflación anual, del 50% de pobreza en el país y del dólar a una luca en nombre de Unión por la Patria. Y fue al frente, jugando de visitante y se puso el equipo al hombro. En homenaje a eso habría que dejarlo que siga liderando la campaña. Y así lo entienden las mentes más lúcidas de su sector, como Cristina Kirchner que se quedó en El Calafate. Y en el escenario del festejo estuvo sólo él. Después se sumaron su familia y su compañero de fórmula Agustín Rossi junto a su esposa y sus hijos. El mensaje fue claro: que nadie intente ocupar un lugar que no debe ocupar y le permita a Massa seguir en este camino.
Por primera vez en 40 años de democracia yo me quedé en mi casa un domingo de elecciones. Por decisión propia. Sólo hice algunas colaboraciones con esta radio de la Universidad que me alberga, con algunos colegas y amigos de radios de Buenos Aires intercambié opinión e información y ya a las 6 de la tarde todos teníamos, datos más o menos, que la disputa era Massa versus Milei. Y alguno se atrevió a preguntar, ¿y si gana Massa en primera vuelta? Y mi respuesta fue apelar a una frase de Víctor Hugo: “No quieras saber, no le preguntes a nadie”. Y quedó a sólo 3 puntos de hacerlo.
Cuando Massa subió al escenario hizo un discurso claro de unidad nacional, de humildad, marcando bien la cancha para saber con quién hay que confrontar y por qué hay que hacerlo pero sin ofender a nadie, sin molestar y abriendo sus brazos no a cualquiera pero si a todos que no es lo mismo que cualquiera. Mientras desde el otro lado Patricia Bullrich, quien ahora se va a su casa con 23 puntos, dijo barbaridades del kirchnerismo, que hay que seguir luchando contra el populismo y que no iba a saludar a los que forman parte del peor gobierno argentino. O Patricia Villarruel, la candidata a vicepresidenta de Milei, que dijo en un canal porteño que aprecia a Bullrich y que la necesita para destruir el populismo.
De cara al futuro, si Massa no comete errores, y creo que es un hombre no acostumbrado a cometer errores, tendrá por lo menos la mitad de los votos que sacó Bullrich este domingo y a sus 37 sumará unos 12 puntos llegando a 49 y entonces sí…game over. Porque los 6 puntos que sacó el cordobés Schiaretti o los 2 puntos que sacó la izquierda con Bregman doy por descontado que irán a Massa y a eso sumemos los nuevos votantes que no fueron en esta ocasión. Además hay que tener en cuenta que en un cara a cara no se gana 60 a 40, como ocurrió en Rosario con Pablo Javkin Y Juan Monteverde, que el intendente fue reelecto con un 52 a 48, sólo 4 puntos de diferencia.
Tengo la sensación de que en la elección que viene veremos la diferencia más abultada que se haya visto en un balotage en la Argentina, de los pocos que hubo. Hace un mes y pico, cuando fueron las primarias, dije que los 30 puntos de MIlei de las PASO se parecían más al techo que al piso y eso se repitió este domingo. No perdió ni ganó votos. Y si bien ahora sumará un importante número de votos de los irreductibles antiperonistas, de odiadores bien vestidos y perfumados, la bronca no pasó y la defensa propia se impuso ante un sentimiento expresado en un momento pero que no puede convertirse en leit motiv para la continuidad de la vida política.
Massa además tendrá mayoría en el Senado, y en Diputados habrá una configuración nueva con 40 representantes de Milei, bancas que ha perdido Juntos por el Cambio, habrá más representación de partidos provinciales con los cuales los peronistas que han quedado podrán ir a dialogar para buscar consensos y mayorías de cara a lo que Massa presentó como un gobierno de unidad nacional. Por eso es importante no saltar etapas, armar equipos, ir por la elección, armar gabinete convocando a los mejores de cada casa según sus propias palabras y esta vez sí cumplir con lo que el gobierno popular ha prometido. Hay menos de un mes por delante y lo importante es que sean más los que quieren ampliación de derechos, defender la educación pública, de la salud pública, de la memoria, la verdad y la Justicia que aquellos que la rechacen o quieran volver al pasado. A 40 años de la recuperación de la democracia estamos recorriendo el camino hacia adelante, con paradas, con algunos retrocesos, con muchos obstáculos pero para adelante y convencidos de que el futuro se seguirá escribiendo.