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Primer debate: preparación profesional, acartonamiento y moderación de los candidatos

El tema más álgido, el transversal que estuvo casi ausente, las diferencias entre los participantes y el buen rating de la televisación analizados por dos especialistas en el estudio de Radio Universidad

Para conversar sobre lo que dejó el primero de los dos cruces obligatorios de los que estàn en carrera hacia la Casa Rosada, el programa Apuntes y Resumen invitó a Julián Crucella, director de la consultora Inmediata Argentina, y a María Florencia Bottazzi, politóloga y magíster en Derechos Humanos y Democratización.

Este domingo 1° de octubre se realizó en el Centro de Convenciones Fórum, en la ciudad de Santiago del Estero, con la organización a cargo de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE). Con rígidas pautas, y una asistencia reducida a 400 personas. La sensación generalizada es que no hubo marcados ganadores y perdedores.

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Los feminismos o las cuestiones ligadas a las desigualdades de género no están en la agenda, más allá de la inclusión por parte de la candidata de la izquierda Myriam Bregman. Y la presunción de los equipos de campaña es que el tema es piantavotos, señaló Botazzi. Es significativo, destacó la politóloga, porque el feminismo es el movimiento que viene planteando con más fuerza y a escala global la ampliación de derechos frente a la avanzada de la derecha en todo el mundo.

Crucella acotó que no hubo sopresas significativas en el debate, aunque sobresalió, dijo, la naturalidad de Bregman. Y el libertario Javier Milei, centro de especulaciones sobre el tono que usaría, “no se sacó”. Es que, explicó, todos los postulantes cumplieron en una buena preparación para esa instancia en la que el principal objetivo es no perder caudal de votos.

Para el director de Inmediata, el ministro de Economía y candidato del oficialismo, Sergio Massa, lució muy acartonado y moderado, con alguna propuesta que se verá si fue para la ocasión o tendrá desarrollo, como la de una moneda argentina electrónica. Llegó en una posición desfavorable por el contexto económico y por la explosión del affaire de Martín Insaurralde, que no fue aprovechado salvo por un par de referencias breves, por los opositores. La apuesta del fundador del Frente Renovador, siguió el análisis sobre la campaña en general, es “que la economía no vuele por los aires”. Sus posibilidades de acción, desde el Gobierno, están enfocadas  que las cosas no empeoren.

Crucella estimó que el desempeño de la referente de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, fue marcado por sus ya conocidas dificultades oratorias y su déficit de conocimiento de la materia económica. Para él, los más claros en sus exposiciones y en direccionar la intervención hacia lo que querían fueron los “extremos”: Bregman y Milei.

Se trata, más allá de lo ocurrido en Santiago del Estero, de una elección atípica: un mal gobierno, un mal gobierno anterior y algo desconocido que irrumpió, y es imposible saber cómo un debate como el del domingo impacta en el ciudadano común al que le preocupa el bolsillo y poder salir a la calle tranquilo. Es decir, la economía y la seguridad.

Botazzi destacó el buen nivel de audiencia, y lo interpretó como desmentida de la imagen instalada de una sociedad apática respecto de la política. Por el contrario, agregó, mostró que hay un buen número de argentinos interesados. La gran duda es, en ese escenario, es si el enojo con los gobiernos y por la situación económica se canalizará hacia opciones más o menos democráticas.

La politóloga resaltó el profesionalismo en la preparación de los candidatos, aunque aclaró que, pese a los ensayos y el estudio al que se sometieron, finalmente quedan ellos en soledad al momento del intercambio de opiniones. Coincidió con Crucella en que las falencias de Bullrich quedaron expuestas, por ejemplo, ante su incapacidad de formular una pregunta en 15 segundos en un tramo del debate. Otro fuera de guión lo protagonizó Milei cuando Massa lo interpeló sobre sus declaraciones virulentas contra el Papa Francisco.

A Massa, Botazzi lo vio muy contenido, al contrario de lo que venía mostrando en las entrevistas, en las que se maneja con soltura y hasta picardía pese a que carga con la mochila del contexto económico y la función de gobierno que le toca.

Botazzi destacó que el eje que propuso la ciudadanía, tal como definió la autoridad electoral que así sería, fuera precisamente en el los Derechos Humanos (para el segundo debate, es el de Ambiente). En ese tema, quedó explicitada la visión de Bullrich, que hizo una defensa sin tapujos de las fuerzas de seguridad ante la pregunta sobre su papel en la muerte de Santiago Maldonado.

El negacionismo está en todas las sociedades, acotó la politóloga, y también en la mayoría de las geografías hay políticas de memoria que regulan esas opiniones. Pero aclaró: una apología del terrorismo de Estado o los delitos de lesa humanidad sí es grave, y hubo algo de eso en el debate por parte de la candidata de Juntos por el Cambio y su par libertario.

Para Crucella, Bullrich lució un tanto desesperada, “como pastor al que se le escapan las ovejas”. De todos modos, opinó que es muy difícil discernir cuánto mueven los debates el amerímetro de las intenciones de voto. Incluso, el post debate en los medios tradicionales o, como viene sucediendo desde hace unos años, en las redes sociales para las que los asesores de los candidatos acercan frases de impacto. En ese sentido, Bregman fue hábil con su “gatito mimoso” de los poderosos con los que azuzó a Milei.

Como síntesis de posible balance, el director Inmediata recordó que a los debates como el reciente “se va para no perder”. Los que más riesgo portaban eran Milei y Massa, dijo, y para él ambos salieron bien parados.

 

 

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