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El crimen del candidato presidencial de Ecuador es político, pero sus motivos son opacos

El postulante a la presidencia Fernando Villavicencio fue asesinado este miércoles de varios disparos al término de un acto electoral en una escuela céntrica de Quito. El grupo criminal Los Lobos se adjudicó el hecho. Anahí Macaroff analizó el contexto de violencia extrema que sacude al país, agudizado desde hace dos años

Antropóloga por la UNR y magister en Comunicación por Flacso Ecuador e investigadora asociada del Instituto de Estudios Ecuatorianos, la especialista describió los puntos oscuros del asesinato. Un escalón más, aunque muy grave, en el ascenso del sicariato en el país y a sólo 12 días de las elecciones anticipadas, con las fuerzas de seguridad bajo sospecha y la llamativa desprotección del político que ya había sufrido amenazas.

Horas después del asesinato, encapuchados portando armas de guerra que se presentaron como miembros de la banda criminal Los Lobos reivindicaron el hecho en un video en el que leyeron un comunicado. “Nosotros, la organización Los Lobos, asumimos la responsabilidad de los hechos suscitados la tarde de hoy”, se escucha a uno de los protagonistas de la filmaciòn. Tras eso, hubo nuevas amenazas: “Se volverá a repetir cuando los corruptos no cumplan su palabra”.

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Hace menos de un mes mataron a un alcalde en funciones, a un candidato a concejal y a otro asambleísta. Hay un incremento muy fuerte del sicariato que hace recordar a la Colombia de la década de 1990. No es el primer asesinato político, y los crímenes son diarios”, describió Macaroff en diálogo con el programa Apuntes y Resumen. Agregó que este martes, además, secuestraron a la decana de una facultad de la ciudad de Guayaquil. Y completó el panorama con la mención de una nueva crisis carcelaria, que sucede a otras varias, en general cifradas en las luchas entre Los Lobos y el grupo del que se desprendió, Los Choneros. Ambos, vinculados con carteles mexicanos: el primero con el de Jalisco Nueva Generación y el otro con el de Sinaloa.

Respecto de la autoría del asesinato de Villavicencio, aclaró la antropóloga, “no hay certezas”. El escenario, agregó, se complejiza porque en un comunicado, presuntos integrantes del grupo lanzaron amenazas contra otros candidatos a los que, dijo, les financia las campañas con cifras millonarias en dólares. Y horas después, comenzó a circular otro video donde hombres de blanco y a cara descubierta afirman ser los verdaderos integrantes de Los Lobos y desmienten que la banda esté involucrada en el asesinato.

Macaroff recordó que cuatro binomios presidenciales suspendieron sus campañas, y otro aprovechó para responsabilizar por el crimen al espacio político del ex presidente Rafael Correa. Del clima enrarecido, siguió, da cuenta el dictado por decreto de un nuevo estado de excepción por parte del presidente Guillermo Lasso. Es, recordó, el número 19 en lo que va del mandato.

Si bien la experta se inclinó por la calificación del crimen de Villavicencio como político –lo mismo hizo Lasso–, aclaró que “es complejo, porque la violencia atraviesa a todos los espacios políticos” y a todos los ámbitos públicos. La tasa de homicidios por casa 100 mil habitantes es, en el país, superior a 25. En esa línea, destacó que hay una segunda ola migratoria explicada por ese fenómeno, diferente a la de 2000, que fue por motivos económicos. Añadió a la complejidad el “muy turbio accionar de las fuerzas de seguridad“. Y ejemplificó con la información policial sobre el hallazgo de un presunto sicario del crimen del candidato, que de acuerdo a esa versión murió en un intercambio de disparos cuando estaban por atraparlo. Macaroff señaló que circularon videos tomados con celulares en los que aparentemente se ve a los agentes asesinar al sospechoso sin que medie enfrentamiento. Eso pasó en pleno centro de la capital, Quito.

Un precedente que alimenta las sospechas de connivencia entre los grupos criminales y las fuerzas legales fue, dijo la especialista, el hallazgo de armas y drogas al cabo del allanamiento a dependencias penitenciarias tras el motín de mediados de abril último, que dejó 12 muertos.

Sobre la reacción social ante la violencia, Macaroff repasó que según los últimos sondeos es la principal preocupación ciudadana, aunque ello acompañado de una suerte de naturalización de los crímenes, secuestros, ataques explosivos y las “vacunas”, como llaman a las cuotas extorsivas exigidas a empresas y comercios para no atentar contra los locales o sus propietarios.