Andrea Ocampo analizó en La Marca de la Almohada “Ladrilleros”, una de las obras más destacadas de la autora donde logra “un salto de calidad en la literatura de este momento”
El miércoles próximo comenzará en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa la Feria Internacional del Libro de Rosario. La nueva edición se extenderá hasta el 12 de agosto, será con entrada libre y gratuita y cuenta con un programa que incluye numerosos presentaciones, talleres y charlas. La escritora Selva Almada estará a cargo del discurso de apertura, el miércoles, a las 18.
Almada se trata de una de las autoras argentinas más importantes de la actualidad, con libros traducidos en distintos idiomas. Nació en 1973, en Entre Ríos, y tiene además una destacada labor como gestora cultural, dando espacio a encuentros con colegas del interior del país.
Andrea Ocampo abordó, en La Marca de la Almohada, una de las novelas más destacadas de la autora, “Ladrilleros”, de la que destacó una forma de narración particular, desacostumbrada, “con la construcción de un mundo que hasta estos momentos no había estado presente en las propuestas literarias”.
En “Ladrilleros” Almada aborda el mundo de los obreros de la construcción, personajes que en las viejas estructuras de la literatura no hubiesen tenido lugar como protagonistas de una novela.
“Son vidas marcadas por la pobreza. Incluso heredadas. En parajes desamparados, donde a veces no hay posibilidad ni de terminar la escuela. Almada delimita en su novela ese territorio para narrar. Si se ve desde la óptica tradicional hubiera podido ser una novela ejemplar de lo que no hay que hacer o una radiografía de lo sucios, feos y malos que son los pobres”, describió en su columna Ocampo, quien comparó ese material con los elaborados por Horacio Quiroga.
“Se mete en las realidades de personajes que son muy ajenos a lo que uno está acostumbrado a ver en las noticias o en determinada literatura de consumo masivo donde estos personajes son juzgados desde un lugar de una pretendida superioridad que los aplasta. En este caso todo lo contario: los escuchamos, están las voces de estos personajes enmarcadas en sus vidas y esto es muy innovador, como un salto de calidad de la literatura de este momento. Ver cómo construye Almada la voz narradora. No sólo tiene esta oralidad en los personajes. Aparece un relato de los hechos donde no aparece la balancita de la justicia burguesa, sino una pretensión de hacernos entrar en ese mundo”, describió Ocampo.
Almada, en la obra, permite “ser compañeros de todo esto, que es muy cruel, muy duro, donde está en todo tiempo presente la muerte, el peligro de muerte, los enfrentamientos, una violencia constante que tiene que ver con una violencia social que se va a traducir en todas las relaciones”.
“Hay muchas escenas que tienen que ver con los vínculos humanos más básicos, y siempre marcadas por esta cuestión del desamparo y la violencia, que va impregnando todo el relato. Es interesante cómo construye escenas de sexo explícito, con maestría en la prosa, que son casi imposibles de hacer sin caer en lo erótico tipo catálogo de ropa interior o lo pornográfico, salvaje y horrible. Ella se para en una línea que no pierde el tono, la claridad y no pierde el ritmo a pesar de estar contando cosas terribles”, concluyó Ocampo sobre uno de los materiales que destacan el trabajo de quien tendrá a su cargo la apertura de una nueva edición de la Feria del Libro.