El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz releva la plaza inmobiliaria cada mes. En la actualidad, un jubilado que cobra 86 mil pesos destina el 75 por ciento de sus ingresos por una vivienda, que representa el 68 por ciento del salario mínimo, vital y móvil
Un jubilado que cobra 86 mil pesos debe destinar el 75 por ciento de su ingreso para alquilar un monoambiente en Rosario. La relación, respecto del salario mínimo, vital y móvil va en aumento, al ritmo de la inflación: en 2021 pagar una vivienda representaba el 50 por ciento del ingreso mensual y en 2022 ya era el 68 por ciento.
Los datos corresponden a un relevamiento del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso). Esos valores no incluyen las expensas, que rondan entre un 10 y un 12 por ciento del valor del alquiler. Asociaciones de inquilinos plantean que el pago de una vivienda no debería representar más del 33 por ciento de los ingresos, aunque en la actualidad duplica ese porcentaje.
Respecto de los aumentos que aplican el mercado inmobiliario, Alejo Muratti, licenciado en comunicación social y analista del Ceso, aseguró La Marca de la Almohada en los dos primeros años después de implementada la nueva ley de alquileres se observaron incrementos “muy grandes, por encima del nivel de la inflación”, pero que transitando el tercero ya comenzó a revertirse esa tendencia alcista.
“Transitando el tercer año vemos que están un poco por debajo esos aumentos. Hay una estabilización, aunque el nivel es muy alto, como el aumento de precios de toda la economía”, explicó.
El Ceso relevó el precio de monoambientes, que tuvieron aumentos interanuales del 91 por ciento, hasta alcanzar un valor medio de 65 mil pesos. En el caso de las unidades de dos ambientes, exhibieron alzas de un 89 por ciento –85 mil pesos el valor medio– y en el de tres un cien por ciento, situándose en 110 mil pesos mensuales.
El 40 por ciento de la oferta en plaza se compone de monoambientes, un 25 son departamentos de dos ambientes. El resto se reparte entre unidades de tres, cuatro, cinco o más ambientes.
“Uno de las cosas que se mencionaron sobre la ley de alquileres eran los aumentos de precios provocada por la reducción de oferta. En parte porque para el oferente de una vivienda, frente a la inestabilidad económica, no le era rentable poner en alquiler una vivienda pactando un precio a un año. En ese sentido se retiraron muchos alquileres de oferta, lo que podría haber incidido en el precio”, evaluó Muratti.
El analista del mercado inmobiliario defendió la implementación de la nueva ley de alquileres, aun cuando demandó tiempo empezar a vislumbrar sus beneficios.
“Más allá de las cosas que pueden no ser correctas, tiene aspectos positivos que quizás en los primeros dos años no se pudieron visualizar. El mercado de la vivienda se estaba acomodando a la ley, pero en el tercero año vemos que los aumentos están viniendo por debajo de la inflación. Antes estaba muy por encima. En el período del último año el índice de contrato de locación subió un 104 por ciento, el dólar un 105 y la inflación un 115. De alguna manera no es uno de los productos que te tira para arriba la inflación, sino que te lo tira para abajo”, ponderó. Por último, sugirió que se implementen políticas de incentivo que permitan poner en plaza viviendas ociosas, lo que permitirá aumentar la oferta y bajar los valores.