Un informe de Apuntes y Resumen repasó la parábola entre la solución con salvataje financiero propuesta por de la Rúa en 2001, que terminó en crisis y tragedia, y la promesa de la actual precandidata presidencial del PRO de recurrir a la misma receta. Del pago de Kirchner al endeudamiento de Macri
Luego de que la precandidata presidencial del PRO, Patricia Bullrich, lanzara esta semana la idea de recurrir a un nuevo salvataje financiero por parte del Fondo Monetario Internacional en caso de ser electa, una medida a la que definió como una suerte de “blindaje”, Apuntes y Resumen repasó la historia del anuncio de Fernando De La Rúa para recibir 40 mil millones de dólares, un plan al que denominó de la misma manera que lo hace ahora la ex ministra de seguridad y que derivó en 2001 en una crisis social sin precedentes. De la cancelación concretada por Néstor Kirchner de la deuda contraída con el organismo internacional al anuncio de Mauricio Macri de solicitar ante un nuevo préstamo de 57 mil millones de dólares.
Tras escucharse en el informe las voces de los que protagonizaron la historia, quedó abierto el debate sobre cuál sería el resultado de utilizar la misma receta del pasado, ¿Resuelve los problemas de la crisis actual o encamina hacia un nuevo abismo?
El economista Daniel Guida alertó frente al anuncio de Bullrich y opinó que la propuesta de la dirigente del PRO significa, viendo los antecedentes de 2001, “más de lo mismo, pero más agravado”.
Su mirada resumió un informe presentado en el programa Apuntes y Resumen donde se repasan el anuncio lanzado por De La Rúa para recibir 40 mil millones de dólares, lo que tiempo después derivó en una crisis social sin precedentes; la cancelación concretada por Néstor Kirchner de la deuda contraída con el Fondo Monetario; el anuncio de Mauricio Macri ante un nuevo préstamo de 57 mil millones de dólares tomado en 2019 y la propuesta de Bullrich lanzada esta semana que propone pedir otro crédito internacional para “blindar” a la economía local.
“Las recetas son las mismas, los intereses espurios son los mismos. Hasta los mismos son los personajes, aunque con algunas caras nuevas. Acá no hay que pensar mucho en lo que significaría. Mirando el 2001, mirando la crisis, mirando la pobreza, los muertos, el endeudamiento y la soberanía nos resulta fácil a los economistas que somos nacionales, argentinos, que nos envuelve el único interés que es el de la patria y el pueblo, explicarlo. Se explica solo. Mirando lo que pasó, damos por hecho que ya está explicado”, aseguró.
El economista advirtió que “no existe la economía sin conducción política”, y que lo intereses que expresaban en 2001 “el presidente, sus ministros y figuras y personajes que hoy pululan de nuevo, pensando que son política nueva”, llevaron adelante decisiones que en diciembre de aquel año finalmente “se transformaron en tragedia”.
“Larreta y Bullrich, aunque parezcan diferentes, son los mismos. Son el PRO, son Macri, los mismos empresarios, los mismos financistas internacionales. Los mismos economistas. Le están haciendo poner un poquito la carita a (el economista Luciano) Laspina, pero atrás están todos. Uno agarra la historia, recorre la historia y están todos. Hasta vuelve a aparecer (Ricardo) López Murphy, que es penosa la participación que tiene. O la candidata a presidenta, que tiene todo el derecho a presentarse”, repasó Guida.
“Cuando me preguntan qué significaría hoy, digo más de lo mismo, pero más agravado. Mucho más. Me dicen ‘bueno, pero la crisis de 2001 fue única’. No, no. Esta es peor. La diferencia es la crisis social. En 2001, si bien es cierto que de la doctrina nacional del justicialismo habían pasado muchos años, ahí se había llegado con una desprotección social absoluta. Quince monedas en el país. La gente no tenía un centavo para comprar un litro de leche. Estuvo al borde de una guerra civil. No había protección social de ninguna naturaleza. Rosario lo sabe muy bien. El primer muerto fue Pocho Lepratti. Rosario conoce bien, los empresarios de Rosario, el pueblo de Rosario lo conocen muy bien”, recordó.