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Alberto Kornblihtt: hay que volver al pensamiento lento, crítico y reflexivo

No hay que creer en todo lo que está escrito, ni aceptar como verdad lo que diga alguien por más prestigio y premios que tenga. Menos, en el ámbito científico, donde no caben las autoridades incontrastables. El margen de razonable duda también debe estar presente en la relación docente-alumno. Quien propone tal espíritu crítico es precisamente un investigador con reconocimiento internacional, científico y profesor universitario

Nacido en Buenos Aires hace 69 años, Alberto Rodolfo Kornblihtt es doctor en Ciencias Químicas y licenciado en Ciencias Biológicas, investigador y miembro del directorio del Conicet. Participó en Rosario del “II Congreso Internacional Las Humanidades por venir. Diálogos / Resistencias / Praxis” y en la misma Facultad de Humanidades y Artes el viernes 9 de junio dialogó con el programa ABC.

En momentos de proliferación de sentencias replicadas sin matices, de polarizaciones desde lugares radicalizados, de intercambio de posturas inamovibles que no dialogan entre sí, Kornblihtt insistió en la necesidad de sacar el pie de ese acelerador para recuperar el espesor perdido de las comunicaciones. Frente a la matriz de inmediatez que promueven las redes sociales, con la preeminencia de lo visual sobre lo escrito y hablado, propuso “rescatar el valor humano del pensamiento y también del pensamiento lento, el que no concluye rápidamente frente al dilema sino que se plantea dudas”. Un escenario que, lamentó, “no es moneda corriente hoy en esta sociedad”.

El riesgo cierto, agregó el investigador y docente, es que muchas aseveraciones “se expanden como si fueran verdad sin serlo”. Una dinámica que juzgó “grave, porque condiciona el voto, las elecciones individuales”.

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La enseñanza como pasión y generadora de futuro

Kornblihtt recordó que durante 35 años estuvo a cargo de una materia de primer año de Licenciatura en Ciencias Biológicas y recreó su experiencia personal: “La docencia es un momento de placer para docentes y alumnos, porque se pueden compartir conceptos con pasión y deslumbramiento. Eso nos mantiene vivos. No concibo la investigación científica que no esté asociada a la docencia”. A la par, como ilustración de lo que se pone en cuestión, recordó una frase que, aclaró, no le pertenece pero representa cómo entiende la docencia: “Uno no enseña lo que sabe sino lo que es”.

Más allá de lo individual, destacó la trascendencia colectiva de esos procesos: “Es la manera en que las generaciones se van formando y aprendiendo a pensar, no importa en qué disciplina”.

Reivindicación de la ciencia básica que permite la aplicada

La pandemia, con lo trágica que fue en términos sanitarios a escala global, permitió rescatar el valor de la investigación no solo para enfrentar las necesidades cotidianas y alimentar avances constantes en todas las áreas de la vida sobre el planeta. También, para entender y sortear fenómenos singulares y extremos como el virus sars-cov-2. “Se demostró que los científicos argentinos en particular, y en general los de Latinoamérica, que venían desarrollando trabajos específicos, ante la necesidad por ejemplo de test de diagnósticos, la efectividad de las vacunas, la producción de barbijos y otras demandas a propósito de la crisis sanitaria, se pudieron reciclar para hacer lo que había que hacer”, enfatizó el biólogo.

Y rescató áreas que no suelen estar en agenda por su distancia con las experiencias directas: “Eso fue posible porque existe una práctica y formación en ciencias básicas, que pudieron aplicarse en base a la buena formación”.

Ciencia es también posibilidad de democracia y desarrollo

Sin conocimiento fundado y difundido de los temas de la agenda política, señaló el investigador, se obtura la capacidad ciudadana de discernir entre propuestas y proyectos, de intervenir en el debate público. Y para que se den esas condiciones, es necesaria la voluntad en los ámbitos de decisión y la asignación de presupuestos. En ese sentido, Kornblihtt elogió la puesta en valor del Conicet y del antes degradado Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación por parte de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Mencionó la apertura de convocatorias a proyectos de investigación, y su carácter federal.
El temor es que venga un gobierno que plantee que el Estado está hipertrofiado y hay que reducirlo. Se corre el riesgo de una nueva degradación del Ministerio a Secretaría, la quita de recursos, y que eso afecte el presente y el futuro de todos, porque la tecnología es esencial para dejar de ser un productor de materia prima”, resumió el investigador en su charla con ABC.